Can I Be Him

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Perrie.

Conozco a Jade desde que éramos niñas. Le encanta dibujar y pintar, ama la música antigua y tiene una obsesión por el té. No muchas personas lo saben, pero también tiene un corazón enorme.

Hemos sido mejores amigas por años y se ha convertido en mi persona favorita en el mundo. Pasamos un montón de mierda juntas, por lo que somos muy cercanas y siempre recurrimos a la otra cuando algo se está saliendo de control en nuestras vidas.

Sinceramente la consideraba mi lugar seguro, hasta que empezó a salir con un chico, su primer novio.

Todo lo que hacía era hablar de este tipo, diciendo lo guapo y genial que era. Por alguna razón, eso no me agradaba. Sentía una extraña presión en el pecho cada vez que la oía hablar de él.

Luego de unos meses entendí el por qué, y entonces se puso peor.

Ahora que era consiente de lo que sentía por mi mejor amiga, me dolía aún más verla con alguien que no era yo, alguien que no la merecía.

Era una tortura estar cerca de ella, me hacía mucho daño y ni siquiera estaba al tanto de ello. Se supone que nos contábamos todo, pero no podía hablarle de esto. Me aterraba arruinar nuestra amistad.

- Hey Pezz, ¿qué haces? - escuché una voz familiar y de inmediato me tensé. Cerré bruscamente la libreta en la que estaba escribiendo y la lancé lejos.

- Hola Jade - la saludé con una sonrisa nerviosa - Solo estaba haciendo mi tarea - mentí, sintiendo el corazón en la garganta. Antes era genial que apareciera repentinamente en mi casa, pero ahora me asustaba.

Ella me miró confundida.

- ¿Segura? ¿Entonces por qué hiciste eso? - cuestionó con una ceja alzada. Se acercó a levantar mi libreta pero la detuve.

- ¡No la tomes! - grité, más fuerte de lo que pretendía.

Pude ver que se espantó un poco, pues dio un pequeño saltito hacia atrás. Me sentí culpable por eso. Odiaba que le levantaran la voz, la ponía tensa.

- Lo lamento - dije acercándome a ella y pateando la estúpida libreta lejos de nosotras.

- Está bien - me sonrió con dulzura - ¿Tú estás bien? - preguntó preocupada.

Me rasqué la nuca sin saber cómo responder a esa pregunta. La verdad es que no me encontraba bien y necesitaba decírselo a alguien, pero Jade no era una opción.

- S-sí, sí, estoy bien - respondí torpemente - Solo ando un poco distraída - admití avergonzada.

- Entiendo - me sonrió comprensiva.

Empezó a caminar por mi habitación mirando cada pequeño detalle. Actuaba como si nunca hubiese estado ahí, lo cual me hizo gracia y sin querer solté una risita.

- ¿Y tú de qué te ries? - preguntó entrecerrando sus ojos.

- De ti - dije con burla.

Su ceño se frunció y de inmediato se comenzó a acercar con una mirada amenazante. Me hice para atrás pues sabía que me iba a hacer cosquillas, siempre lo hacía cuando quería vengarse o simplemente torturarme.

En un abrir y cerrar de ojos ambas estabamos en mi cama forcejeando y riendo. Ella intentaba acercarse, pero yo la empujaba sin dejar de reír.

No sé cómo sucedió, pero en un momento ella se sentó a horcajadas sobre mí y simplemente me abrazó.

Quedé paralizada por unos segundos, pero luego correspondí esa muestra de afecto. Me gustaba tenerla cerca.

Es gracioso que todo el mundo vea a Jade como una chica seria y hasta un poco intimidante. Si tan solo vieran como es ella conmigo, quedarían pasmados.

Jerrie Thirlwards//One shotsWhere stories live. Discover now