11

1.6K 268 70
                                    

Olimpia

Después de unas cuantas semanas sin demasiado cariño por parte de Michael salvo algunas noches en las que los dos habíamos estado de buen humor, el sábado cuando se fue, se despidió de mí en la puerta de casa con un beso en los labios como pocos me había dado antes. Un mes y medio atrás, probablemente hubiese saltado contenta por esa muestra de cariño, pero ese día... Fue extraño.

Sentí más cosas con el beso en la mejilla de Damien que con un muy buen beso en los labios de mi novio.

Entonces supe que tenía problemas.

Olimpia: Tengo una emergencia.

Lo escribí en el grupo que tenía con Poppy y Mei. Mientras esperaba a que respondieran, pues una dormiría y la otra estaría abriendo la cafetería, me puse a hacer el desayuno tanto para mí como para Damien. Siempre me pedía que no se lo hiciera, pero yo hacía oídos sordos. Él muchas veces me traía almuerzo o hacía la cena, así que tenía que aguantarse.

Me senté encima de la barra de la cocina con mi taza de café en una mano y mi móvil en la otra, pues mis amigas ya estaban hablando por allí.

Poppy: ¿Qué tipo de emergencia?🤔

Mei: Adivinemos: yo creo que es referente a Michael.

Poppy: Como estés embarazada, me va a dar algo muy fuerte, Olimpia...

Mei: Joder, joder, joder. ¿Estás embarazada?😨

Poppy: A lo mejor solo se ha quedado sin tampones y quiere que le llevemos una caja.

Olimpia: Ni estoy embarazada, ni me he quedado sin tampones.

Poopy: ¡¿ENTONCES?! No puedes decirnos eso e irte durante quince minutos, Olimpia Walsh.😡

Olimpia: ¿Qué se hace cuando un beso de tu novio no te remueve nada? ¿Y qué se hace cuando el beso de tu compañero de piso sí lo hace?

Mei: Espera, espera, espera

Poppy: ¿HAS BESADO A DAMIEN?

Mei: Espera, espera, espera

Olimpia: No he besado a Damien, ¡por Dios!

Olimpia: Ayer hablé un rato con Damien y me dijo cosas muy bonitas que, sinceramente, hacía mucho que no escuchaba hacia mí salvo de vuestra parte o la de mi madre (y, bueno, en el contrato de amigas y de madre pone que tenéis que halagarme de vez en cuando). Cuando acabamos de comer, se lo agradecí y él me dijo más cosas bonitas y luego me dio un beso en la mejilla.

Olimpia: Y hace media hora que me he despedido de Michael, me ha dado un beso en los labios como los que nos dábamos al principio, con los que me sentía flotar, y me he dado cuenta de que estoy jodida, porque he sentido mil cosas con un beso en la mejilla de Damien y absolutamente nada con uno en los labios de Michael. De hecho, con el de Mich me he sentido algo extraña; como si fuera algo desconocido para mí.

Dejé el móvil a un lado rápidamente cuando acabé de escribir, pues escuché a Damien bajar por las escaleras. Inmediatamente, mi pulso se aceleró considerablemente. Al escucharlo más cerca, me giré aún sentada en la barra para verle.

Él se sorprendió al verme allí, pero yo también lo hice.

Apareció sin camiseta, solo con un pantalón largo de pijama.

―Perdona, no pensé que estuvieras aquí ―murmuró llevándose las manos al abdomen, como si se cubriera.

«Qué chico...», pensé sin poder evitarlo.

Lo bueno de lo prohibido ©Where stories live. Discover now