Capítulo 19

170K 12.6K 1.2K
                                    

No escuchaba nada, ni el más remoto sonido que llegara del exterior, ni siquiera el suave batir del viento, o al menos un suave susurro de algún insecto.

Estaba sola, eso era seguro. Sola y sin saber en dónde. El olor de las sábanas me era indiferente, hasta la textura del colchón se sentía distinta, irreconocible para mí; no me encontraba en el castillo, ya no más.

Despacio abrí los ojos, no hubo luz natural que molestara en mis ojos, sólo la escasa luz mortecina que desprendía aquella lampara a un lado de la cama donde me hallaba recostada y aprisionada, puesto que, alrededor de mi muñeca izquierda se cerraban unas esposas que, del extremo contrario, se asían a los barrotes de la cama sin darme la menor posibilidad de escapar.

Me enderecé y tiré de las esposas, sólo logré que el metal me lastimara la muñeca. Quien me dejó aquí se encargó de que no pudiera escapar.

—Buenos tardes, Gabrielle.

Casi pego un grito al oír su voz, me volví hacia un rincón de la habitación y ahí mismo me encontré con Anthony, quien tranquilo, caminaba despacio haciendo crujir la madera debajo de sus pies en un sonido espeluznante parecido al que suele aparecer en las películas de terror.

Caí en cuenta de que cometí un error, de que él no quería ayudarme y que estaba metida en graves problemas con Hadrien.

—¿Qué es esto, Anthony? ¿Por qué me tienes aquí y así? —Cuestioné confundida.

—Así permanecerás. No fue muy listo de tu parte dejar a Hadrien.

Al mencionarlo sentí un vacío enorme en el pecho, una desesperación que hace poco no estaba ahí. Sin embargo, no era lo que más me preocupaba, sino la furia que crecía estrepitosamente en mi interior y que para nada tenía que ver conmigo. Comprendí entonces que era a causa de Hadrien que me sentía así, ambos compartíamos un vínculo y me convencí de que podíamos sentir lo del otro. Después de todo éramos una sola alma, aunque seguía dudando sobre si él poseía una.

—Déjame ir —pedí estúpidamente, era obvio que no lo haría.

—Eso no será posible hasta que Hadrien venga por ti quedarás libre, o muerta.

—Necesito que me des una maldita explicación —exigí. No entendía ni un carajo—. ¿Por qué haces esto? Pensé que me ayudarías.

—Gabrielle... Gabrielle —sonrió y se sentó frente a mí—, no imaginé que sería tan fácil sacarte del castillo, pensé que no podrías separarte de Hadrien, pero, en fin, funcionó —añadió y yo seguían sin entender—. Tu confianza en él es tan nula, que pude jurar que cuando supieras la verdad sobre la muerte de tus padres, querrías escapar de él.

—Todo lo planeaste —susurré cayendo en cuenta de sus intenciones.

—Así es. Hadrien asesinó a tus padres, pero lo hizo por salvarte —explicó.

Parpadeé un par de veces, desconcertada y más confundida que al principio, mientras una voz me reprochaba en mi cabeza con un: Te lo dije.

—¿Qué? —Murmuré incrédula. Anthony suspiró con dramatismo. En estos momentos ya no me resultaba atractivo en lo absoluto.

—Ellos iban a asesinarte, eran un par de locos. Hadrien intervino y los asesinó antes de que ellos te asesinaran a ti.

"Él no te dirá nunca sus razones, porque no quiere quedar expuesto ante ti"

Era una estúpida. A esto se refería Marco. Maldita sea, Hadrien.

—No puede ser...

—Hadrien es un imbécil que no te diría por qué los asesinó, y no me equivoqué —continuó hablando.

A tu lado ©Where stories live. Discover now