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Maratón 2/3

Cassian y Morgana estaban degustando su sopa con arroz cuando una flecha impactó contra el cuando de la chica y lo rompió

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Cassian y Morgana estaban degustando su sopa con arroz cuando una flecha impactó contra el cuando de la chica y lo rompió. La joven, del susto, dejó ir todo el plato al suelo. Rápidamente, su mirada se dirigió al origen de la flecha mientras cogía su báculo.

-¡Cuidado! -el hechizo salió de la nada desde el otro lado de la mirada de la hechicera. Ésta, no dudó cuando paso su báculo a su mano derecha e hizo un movimiento diagonal a la vez que el báculo absorbía aquel conjuro de oscuridad.

-Gracias. -respondió la Barroca mientras invocaba la Niebla y Cassian materializaba sus cuchillas de maná. Justo al acabar su invocación, Morgana tuvo que esquivar un hechizo paralizante y agacharse para que dos flechas no le alcanzasen. A medida que la Niebla iba formándose y solidificándose, Morgana creó unos cuchillos de luz y los lanzó al hechicero que la había atacado. Por el rabillo del ojo notó que el albino ya se había deshecho de los arqueros. Sonrió y se centró en esquivar un hechizo de petrificación y otro electrocutante. Con qué dos oponentes... Morgana sonrió salvajemente, algo que no hacía a menudo. La habían motivado. Tras convocar un escudo de luz, la joven lanzó dos hechizos de corte a la vez. La muchacha no se desconcentró al ver tambalear al primer mago y lanzó un conjuro congelador a la zona de sus oponentes. Mientras, su escudo se rompió tars recibir tres hechizos de veneno consecutivamente. En aquel momento, la Niebla ya le llegaba a la cintura. Sonrió y, diciendo solo tres palabras, desapareció en la bruma. Con espada en mano, Morgana se movió hasta llegar al lado de los hechiceros. Grácilmente, la joven les hizo dos cortes suaves pero profundos, por el gran filo de su espada, que los mató en segundos. Al cerrar los ojos, notó como solo quedaban siete respirando, sin incluir a Cassian. La noble sonrió, el chico era rápido y certero. No por nada era soldado personal de los Paxley. Aunque le seguía sorprendiendo que se hubiese podido orientar en la Niebla. Era sumamente interesante ya que era la segunda persona que lograba evadir el poder de su Niebla. Incluso sus maestros en la Academia lo habían intentado y habían fracasado. Diciéndole que era imposible orientarse. Pero he aquí la refutación. Morgana jamás cayó en que Cassian también era un prodigio.

La muchacha estuvo entretenida en pensamientos similares por lo que solo acabó con otro hombre antes de que estos estuviesen muertos. Cuando deshizo la Niebla, descubrieron que los asaltantes eran el grupo del poblado y los ladrones de la flor carmesí. Encogiéndose de hombros, Morgana observó con pena la comida desperdiciada en el suelo. 

-No me gusta que me interrumpan en mis comidas. -declaró Cassian al llegar a su lado mirando los mismo que al fémina.

-Ya somos dos. ¿Por qué siempre nos emboscan al comer? ¿no puede ser en otro momento del día menos ese y el de dormir?

Recibió un suspiro como respuesta . Con eso, se dirigieron a los caballos, ignorando a la casi dos docenas de cadáveres.

Por la noche; llegaron a otro poblado, pidieron una sola habitación matrimonial y se acostaron juntos. Morgana admiro el rostro de Cassian bajo la luz que había creado con su magia. Aquellos marcados pómulos, la piel suave suave y tersa, los ojos como dos pozos estrellados, los labios carnosos, el cabello blanco desordenado... la ponían con el corazón a mil. Sonriendo suavemente, la joven cerró los ojos disfrutando del momento. El chico aprovechó el momento para posar sus labios sobre los suyos. El beso era suave, lento, gentil. Sin prisas, sus lenguas juguetear on hasta que se quedaron sin oxígeno y tuvieron que separarse.  Con eso, Morgana apagó la luz roja como un tomate y con Cassian riendo suavemente. Cuando miro el techo cerrando los ojos, sintió como sus manos se entrelazaban y se acomodaban como si hubiesen sido creadas para complementarse. La chica durmió con una sonrisa en el rostro, algo que no ocurría casi nunca. Lo último que supo ante sede caer en la inconsciencia fue el beso en la frente y las respiraciones de Cassian en su cabello.

 Lo último que supo ante sede caer en la inconsciencia fue el beso en la frente y las respiraciones de Cassian en su cabello

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El día siguiente fue el último de su travesía. Según los cálculos de Morgana, llegarían a Saion al atardecer, dormirían y se separarían. La chica intentó no pensar en eso pero su mente no quería cooperar. 

Aquel viaje estuvo plagado de miradas cargadas de intención. Morgana se esforzó en memorizar el rostro de Cassian. Sabía que probablemente nos e volvería a  ver pronto por lo que deseaba recordar su rostro. Parecía que Cassian pensaba lo mismo  ya que estaba  haciendo lo mismo que ella (analizarla detenidamente).

Con el sol a punto de desaparecer, llegaron a Saion. Ésta vez no els costo cogerse de la mano y entrar a la posada tres dejar los caballos Tampoco dudaron en pedir una habitación con cama matrimonial. Después de pagar los 45 óbolos, dejaron sus pertenencias a los lados de la cama y Morgana se fue a duchar. Cassian se quedó en la habitación. Cuando estuvo seguro de que la joven se estaba duchando y que no le prestaba atención, salió al balcón.

El muchacho no dudó cuando sacó un puñal de su cintura y lo clavó en la oscuridad de la noche, a su derecha. Un cuerpo se desplomó, muerto. Frunciendo el ceño molesto, Cassian desintegró el cuerpo con un simple hechizo.

Morgana estaba en la tina de madera calmada cuando notó el sueva vaho acumulado en la puerta. La joven tuvo un mal presentimiento pero se mantuvo impasible. Como si fuese a frotar su cabello, sacó su mano derecha y lanzó un hechizo desilusionados a la velocidad del rayo. El cuerpo de una mujer apareció. Ésta no puedo ni moverse antes de convertirse en polvo gracias al conjuro de Morgana. Suspirando, la joven se preparó mentalmente para explicar el polvo. Luego se dio cuenta de que era una poderosa bruja y simplemente teletransportó el polvo a la entrada de la posada.

La Barroca salió del baño impasible. Con sus cabellos rubios recogidos en una trenza,se e dirigió a donde Cassian observaba las estrellas. Morgana se apoyó en la barandilla al lado del muchacho. Sintió una mirada que segundos después desapareció.

-Las estrellas son hermosas. -murmuró observándolas en aquella despejada noche.

-Los son. Mas no se pueden comparar a la tuya. -aquellas palabras fueron las causantes de ambos sonrojos. El de Morgana por el piropo y el de Cassian por su atrevimiento al decirlas. 

-Gracias... Pero creo que no deberías comparar la hermosura de las estrellas conmigo, sino contigo. -recibió una risa. Morgana no supo si era melancólica o amarga.

-No soy bello, y deberías saberlo Morgan. He hecho cosas que no podrías ni imaginas. Soy cruel y peligroso.

-No creo que todos tus pecados sean voluntarios. Y tal vez puedas ser cruel pero en el fondo eres una buena persona. Sino, me habrías dejado viajar sola y no te habrías preocupado por el bienestar de una desconocida. Estoy segura de que tus acciones solo fueron para sobrevivir. -afirmó ella. Tras su discurso, el silencio se instaló durante unos minutos. La suave risa deñ albino hizo que la rubia le prestase atención. 

-Gracias. No sabía cuánto necesitaba oír esas palabras. -habló suavemente con una dulce sonrisa mirándola. Morgana giro la cabeza y sonrió de vuelta.

-Para lo que necesites, Cas. -ni se dio cuenta cuando el diminutivo salió de sus labios. El mencionado sintió su corazón dar un vuelco ante el cariño que las palabras transmitían. Sintió las lágrimas acumularse y tuvo que utilizar todos sus años de autocontrol para no derrumbarse allí. Simulando una sonrisa, asintió y entró a la habitación para coger sus cosas y darse una ducha. Cuando cerró la puerta, Morgana soltó un suspiro.

-¿Que voy a hacer con estos sentimientos? -la pregunto a la luna. Soltó otro suspiró y se adentró a la habitación para sentarse en el borde de la cama, secarse el pelo con magia y acostarse. Con el suave sonido del agua caer, se durmió. Nunca supo de las caricias en su cabello por parte de su compañero no las cuatro lágrimas que se le escaparon. Tampoco del beso en la frente y mucho menos del que le dio en los labios. 

𝕯𝖆𝖓𝖟𝖆 𝖉𝖊 𝖈𝖚𝖈𝖍𝖎𝖑𝖑𝖆𝖘 [MLBB] ᵃᵃᵐᵒⁿ ᵖᵃˣˡᵉʸМесто, где живут истории. Откройте их для себя