|S2| CHAPTERs THREE & FOUR

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The Pollywog

Tessa fue la primera en despertar aquella madrugada, cuando el sol comenzaba a colarse por las ventanas mal cerradas de la habitación de Steve. Lo miró por un momento, cuestionándose qué hacer.

Hundió el dedo índice en su mejilla. Una, dos, tres, varias veces. Él se quejó, pero no abría los ojos.

— Steve... —llamó— Es de día.

— Hum —gruñó y giró.

— Steve, hay escuela —insistió, tirando de una de sus orejas.

Volvió a gruñir, esta vez, levantando la cabeza de la almohada.

— ¿Qué haces?

— Me voy a casa.

— Bien.

— Steve... —la miró con un solo ojo abierto y totalmente despeinado— No diremos que me quedé aquí. A nadie —él negó—. Pero te robaré un suéter.

— Hablas mucho, Henderson —se quejó, mirándola levantarse de la cama y la siguió hasta verla revolver la ropa que había sobre una silla.

A Steve le costó entender, de momento, lo que pasaba a su alrededor. Por un instante, incluso se preguntó si algo había pasado entre ellos y por eso debía callarse. Estaba muy dormido para pensar en algo más que en el traje de Pussycat que ella llevaba puesto y que lo estaba distrayendo bastante. Llevaba el disfraz puesto y él estaba completamente vestido, observó. Todo indicaba que nada había pasado.

Los recuerdos aclarecían en su mente.

De pronto, ella ya no estaba en su habitación. Él rezongó, apurándose para alcanzarla. No iba a dejar que se fuera sola a las seis y media de la mañana. Corrió escaleras abajo, sin zapatillas (pero con un par en las manos) y terminando de ponerse una campera abrigada.

— No puedes irte caminando —le dijo—. Menos así vestida.

Tessa subió una ceja, un poco ofendida, pero sabía que él tenía un poco de razón.

— Vamos —la apuró, saliendo delante de ella.

Fue un viaje silencioso, helado e incómodo. Antes de bajar, Tessa apoyó una de sus manos en el brazo de Steve.

— No. No diré nada...

— Lo siento —soltó, y apretó sus labios—. Yo solo estaba defendiendo a Nancy ante tu gran estupidez, que sé fue incitada por Tommy H, nadie debe decírmelo.

Steve se había sorprendido. Definitivamente no se esperaba nada de eso.

— No es que estuviera bien lo que hice. Creo que no tiene ninguna justificación, pues yo también te estaba humillando en un espacio público (no tan público como la cartelera), pero creí que así ibas a reflexionar, que se yo es...

— Henderson —rio, interrumpiéndola—. Está bien.

El sol pegaba en los ojos marrones de Steve, haciéndolos ver más claros, más brillantes y dejando a la vista que seguía con sueño. Tessa le sonrió, asintiendo con un poco de vergüenza.

— Me lo merecía —admitió, también mirando el efecto que producía el sol en los ojos de Theresa; eran muy azules, notó.

— Gracias por dejar que me quede, y por traerme, no eres tan patán —viró los ojos, odiándolo un poco por hacerla admitirlo.

Al admitirlo, ya no podía decir que era muy lindo, pero.

Ya no tenía excusas para con Steve Harrington.

𝐌𝐢𝐫𝐫𝐨𝐫𝐛𝐚𝐥𝐥; Steve Harrington ❥︎ Stranger ThingsWhere stories live. Discover now