𝐌𝐢𝐫𝐫𝐨𝐫𝐛𝐚𝐥𝐥; Steve Harrington ❥︎ Stranger Things

|S2| CHAPTER TWO - parte 2

Steve abrió la puerta de su casa con fatiga, encontrándose con la rubia melena de Tessa Henderson, y sus orejas de gato sobre esta. La observó por un segundo por debajo de las gafas oscuras que llevaba puestas, esperando que ella dijera algo. No lo hizo, solo lo miraba ahí parada, encogida de hombros.

— La fiesta se acabó, Henderson —dijo, intentando que no se notara su voz. Carraspeó.
Tessa ladeó su cabeza. Nervioso, imaginó que ya lo había descubierto.

— No... Lo sé. Es que... ¿Puedo usar tu teléfono? —se rascó la nuca, parecía nerviosa— Es que Byers... Jonathan me dejó aquí varada. Él tenía todas mis cosas en su coche; mis llaves, mi campera, todo.

— ¿Estabas aquí con Jonathan Byers? —levantó una ceja, pensativo y algo molesto. Tessa asintió, confundida e inquieta— ¿Y te dejó así como así?

— ¿Me dejas usar tu teléfono? —insistió, y Steve se hizo a un lado para dejarla pasar.
La siguió con la mirada, sin poder evitar mirarla de arriba abajo, la larga cola de gato se movía en contoneo junto a sus caderas. Jonathan no debería haberla dejado así. <<¿Por qué estaba con Byers?>> Se preguntó. <<¿Qué tiene Byers?>>.

— Está en la sala —le señaló volviendo a la realidad. Tessa asintió, caminando con los brazos cruzados sobre su pecho.
Steve la siguió, sentándose en uno de los sillones, seguía observándola. Tenía que hacer algo para distraerse, no podía mantener la fachada por mucho tiempo más. ''Steve, el maricón'', le llamarían al día siguiente por los pasillos, teniendo a una de las más chismosas del colegio en frente. Sorbió su nariz, llamando la atención de Tessa, que sostenía el teléfono con un hombro mientras marcaba el número.

Primero marcó a la casa de Jonathan, pues sabía que en la suya no habría nadie; su mamá trabajaba y Dustin seguiría de Mike. Sonó, sonó, hasta que Joyce contestó.
Tessa maldijo para sí.
— Joyce, hola. ¿Jonathan ya llegó? —preguntó algo nerviosa por la reacción de Joyce. Podría hasta haber rezado porque él estuviera ahí, pero no lo hizo, no le dio tiempo. Joyce comenzó con un interrogatorio eufórico.
Pensativa, pero escuchándola, viró sus ojos a Steve. Él miraba a sus manos, se tocaba los dedos y Tessa pudo notar como el labio le había temblado por un momento.
— Sí. Sí. Aquí estoy... No, no. Lo que pasa es que yo decidí ir a una fiesta, él se quedó con los chicos, pero quería asegurarme de que Will lo hubiera tomado bien... Que Jonathan... Ya sabes —se rio nerviosa. Steve de nuevo estaba mirándola, aunque esta vez con curiosidad, o eso pensó ella, ya que no podía verle los ojos—. Quería preguntar cómo estaba. Pero... Si, no. No hay de qué. Cuando llegue, ¿le dirías que me llame? A... A casa de Steve. Por favor. Adiós. Sí, sí todo bien. No te preocupes. Adiós.
Soltó aire, colgando.
— ¿No estaba? —preguntó él, y una vez más, carraspeó luego de hablar.
— ¿Puedo...? ¿Puedo hacer otra llamada? —Steve asintió, señalando el teléfono con la cabeza.
— Llama a quien quieras —murmuró mirando hacia otro lado, soltando aire con algo de penumbra.
Marcó a su casa. Quizás su mamá habría vuelto antes, o Dustin. Sabía que no. No. Fue en vano. Sonó, sonó y sonó pero nadie atendió. Apretó sus labios colgándolo una vez más. Incómoda, se rascó un brazo.

— Puedes quedarte hasta que Byers te devuelva la llamada —dijo Steve, tranquilo, restándole importancia—. No me molesta.

Tessa asintió.

— ¿Y tus padres?

— No volverán. No hasta la semana que viene. Están en un viaje negocios —de nuevo, la voz de Steve era temblorosa y fallida. Tessa se levantó y se sentó en un sillón más próximo al suyo, casi pegada a Steve. Lo miró fijo, él se puso mucho más nervioso.

— ¿Todo bien?

Asintió. Mintió. Lo notó, pero no dijo nada.

— ¿Quieres beber algo? —preguntó cambiando de tema, poniéndose de pie rápidamente.