6. Voy por tu reina

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¡Maldito déjà vu!

Al menos este lo recuerdo... Creo que se confundieron de animal... No soy una perra... Soy una maldita zorra. Que básicamente se tiró encima de su empleado y le dijo que si no me co*gía, el lunes no vaya a trabajar, porque lo despedía... Si... Soy una persona encantadora. A veces me sorprendo de mi misma.

¿Es que estaba tan desesperada ayer?

Con cuidado me moví de entre los brazos de Eric, pero hizo un ruido ronco, y abrió los ojos confundido. Si, esta vez dormí cara a cara con un ceniciento... Solo que esta vez no se olvidó un reloj... se olvidó su cuerpo desnudo en mi colchón.

—Buen día... ¿Es muy tarde? —Preguntó con voz ronca y grave.

—Ahora me fijo. —Afirmé y quise salir de la cama, pero no tenía nada puesto y no quería que me vea caminar desnuda.

En mi intentó de ver con que me tapo, no encontré nada, a mano, así que me enrollé en la sabana que nos tapaba, y me fui... dejándolo a él todo desnudo, todavía acostado...

Miré el reloj que se encontraba en la cocina y eran las siete... Él todavía tiene una hora para llegar, pero yo ya debería estar ahí... y mi celular lo tiene Ariadna...

Lo escuché detrás de mí y me quedé quieta.

—No quiero que pienses mal de mí, enserio vos dijiste que sí y estuviste arriba todo el tiempo...

—Ya sé, lo recuerdo. —Lo corté. Y también recuerdo que se cuidó, así que no hay pastilla del día después para mí.

—¿No me vas a despedir entonces?

—No. —Contesté y fui para el baño, para darme una ducha.

Necesitaba mucha agua hirviendo sobre mi cuerpo y shampoo con olor a miel...

Después de calmarme bien salí en toalla y lo encontré todavía desnudo sentado sobre mi cama.

Se hubiera tapado el pe*ne al menos...

—¿Por qué no te fuiste? —Pregunté.

—... Quiero ir al baño y te quería preguntar si podría usar tu ducha y tomarme un café acá.

—Hace lo que quieras, pero salí de mi habitación.

Lo hizo y yo cerré la puerta, para vestirme tranquila.

Me puse un vestido color azul, tacos aguja del mismo tono, y labial rojo, que nunca falla. Y después de peinarme, salí, para encontrar a Eric, en la puerta, con una toalla en su cintura, esperando a que yo salga. Lo ignoré, para que entre a vestirse y me di cuenta de que ya preparó el café, así que me serví mi taza y me senté en la mesa a tomar.

Lo vi saliendo, ya vestido mientras se terminaba de secar el pelo y corrí mi vista, para mirar el café.

—Admito que anoche me caías mejor. —Comentó de la nada y se sentó frente a mí, a terminar de secarse el pelo.

—No vivo para complacer a nadie.

—Se nota. —Afirmó y me miró tomar el café por unos segundos. —¿Sos alérgica al maní?

—¿Qué?

—¿Sos alérgica al maní, al igual que sos alérgica a cualquier tipo de emoción humana?

—No sé de qué hablas.

¿Se tomó el alcohol etílico del baño, antes de salir?

—¿No te viste esa película de Sandra Bullock y Ryan Reynolds?

Entre juegos y engaños✔Where stories live. Discover now