4. Que comience el juego

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—Te acostaste con Evan.

—¿Qué? ¿Cómo que Evan? ¿Evan, Evan? ¿Colorado de anteojos, más flaco que yo, Evan? —Pregunté con desesperación.

—Ese mismo...

¿Es qué estaba tan oscuro que no vi su cara cuando me acosté con él? ¿Yo acepté eso?

—Soy un asco... —Dije para mí misma.

Evan es muy feo... O sea, no sé... gustos son gustos, pero claramente no se acerca al mío.

—Eso mismo...

Ni siquiera podía mirarla de la vergüenza... mis ojos se encontraban en mi escritorio, intentando de algún modo recordar lo que ocurrió ¿Cómo pudo ocurrir eso?

—Dame mi tarjeta... Vamos a olvidar esto. Esto nunca pasó...

—Si usted dice, jefa...

Se fue y yo tenía que distraerme, así que fui a la reunión de producción y me la aguanté toda, porque no quería pensar en mi error del fin de semana...

Y así me pasé toda la semana, ocupada o haciéndome la ocupada para ignorar a Evan cada vez que venía a verme. Al menos Ariadna se ocupó de tratar con él todo lo relacionado al trabajo, para que no tenga que entrar a mi oficina. Hasta que hubo un inconveniente de los pasantes y lo tuvo que hacer entrar.

Escuché su suave toque en mi puerta y le dije que podía pasar.

—Hola, Vaiana. —Me saludó.

—Hola, ¿qué es lo que ocurre con mis pasantes?

Vino a sentarse delante de mí y sonrió antes de comenzar.

—Una de las chicas va a dejar la pasantía, por problemas personales y creo que hay una que no sirve para seguir.

¿Y por qué sonrió entonces? Esto no es nada bueno, ni alegre...

—¿Qué hace mal?

—Tarda mucho en entender y se la pasa con el celular.

Si... Hay varios de esos... Creo que algunos todavía no comprender que acá tienen que trabajar y esto no es un secundario...

—Reprendela y dale una semana más. Si no mejora, decile que su pasantía termina este fin de mes ¿Eso es todo?

—No... ¿Quería saber si hoy quisieras ir a almorzar conmigo? —Preguntó con una sonrisa.

—No, lo siento. ¿Algo más? —Contesté cortante y su sonrisa desapareció tan rápido como llegó.

—¿Vas a aparentar que lo nuestro no ocurrió?

—Evan, estaba completamente alcoholizada, ni sé lo que ocurrió. Si hubieras sido otro ya estarías de patitas en la calle por tocarme borracha, así que olvidalo y seguí con tu vida, no va a volver a pasar.

—... No creí que estabas tan mal... Cuando te pregunté si estabas segura, me dijiste que sí.

—Te creo, pero igual no va a volver a pasar. No hay nada entre nosotros.

—Está bien. Entiendo. Me encargo de la pasante. Nos vemos. —Dijo decaído y salió de mi oficina, cerrando la puerta detrás de él.

Tal vez fui un poco perra, pero era verdad y tenía que dejárselo en claro. No es mi tipo y menos estoy buscando algo después de Dario. Ya no.

...

Ya al fin de mes, Evelyn, la chica que Evan reprendió, terminó la pasantía y confío en el criterio de él, así que solo me despedí de ella y le agradecí por su tiempo. Era una pena igualmente... Veintitrés años, su promedio en la universidad es siete con diez y era carismática... Esperemos que los otros sigan. Volví a revisar los currículums y todos tenían entre veintidós y veinticinco... Son jóvenes todavía... No importa igual si no llegan, todavía tienen tiempo de conseguir empleo.

Entre juegos y engaños✔Where stories live. Discover now