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Subasta terminada.

La voz robótica fue suficiente para dar terminado la puja, observó a su mujer ser tomada del brazo y retirada del podio.

—Esta todo listo señor.

Azat sin perder tiempo, salió de la sala siendo seguido por sus guardias. Observó como los demás iban saliendo de sus salas, como uno de los compradores, se dirigió hacia un lugar específico. El mismo encargado que lo recibió, sonrió al verlo allí.

—Felicidades, señor Azat. Se llevó la mejor apuesta de la noche, la joven no habló desde que llego, pero creemos que es argentina como lo dijeron en la sala. Fue nuestro mejor comprador de la noche, esta joven es la clara muestra de su fertilidad, sabe que podemos tratar el otro asunto si lo quiere como su dueño.

Azat observó a su costado en silencio.

—¿Dónde esta ella?

—En la parte trasera puede retirar su compra, el pago debemos efectuarlo, pero como es un cliente especial, yo mismo me encargare de hacerlo—dijo con una sonrisa, dándole la espalda y caminando hacia una oficina, Azat asintió a uno de sus trabajadores y este cerró la puerta, mientras que otro de ellos resguardaba la oficina. —¿Qué lo trajo por aquí, señor Azat? Muchas veces hemos querido tener su presencia en Polonia, de hecho, fue algo nuevo que Aslam dijera que usted estaría aquí en su representación, supongo que su jefe esta en busca de su pronto sucesor.

—Los hechos hablan por sí solos, pero iría hasta el mismísimo infierno si se trata de mi mujer.

El encargado levantó la mirada sin comprender, quedo en silencio al ver un arma apuntando su rostro.

—¿Qué...que hace?

—¿Quién envió a Sheker aquí? La ultima mujer del podio.

—No... no lo se. —Respondió, mostrando el deje de miedo en su voz.

—Si lo sabes, última vez ¿Quién ha traído a la mujer? Si me conoces, sabes que puedo deshacerme de todo esto. —Expreso con desprecio, retirando el seguro.

El encargado comenzó a buscar en sus cajones hasta poder dar con un documento.

—No me mates, por favor —suplicó, entregando la carpeta, uno de los guardias se la arrebato —. Allí esta todo, eso es lo único que se sobre la joven, no se su nombre nada, lo juro. No me mates, por favor....

—Soy Azat Asinov y yo no doy segundas oportunidades —dijo antes de apretar el gatillo y dispararle en su frente—. ¿Se llevaron a Sheker?

—Si, ya esta en el yate. Un medico esta con ella. Los explosivos están colocados.

El sicario asintió y guardo su arma, el grupo de hombres de inmediato salieron de aquella oficina y se dirigieron hacia el yate. Azat observó como los compradores llevaban jóvenes en contra de su voluntad. Polonia no solo era reconocida por su belleza turística, mas bien en el bajo mundo por su gran influencia y explotación de mujeres, a lo largo del tiempo se había convertido en la sede principal de todo capo del mundo, el lugar ideal para hacer reunir dos bandos y llegar acuerdos, el mismo lugar que solo Asinov era capaz de hacer explotar con cientos de hombres, capos y encargados, estaba mas que dispuesto a enfrentarse al mundo por su mujer.

(...)

Azat contemplo el frágil cuerpo cubierto por una blanca sabana, mientras que una intravenosa y un gotero estaban a su lado, su rostro no era el mismo que meses atrás. Si creía que el mismo la había dañado, se equivocaba, aquel daño era mayor a cualquiera. La tormenta que se fomentaba en su cabeza y las miles de manera que hubiera querido matar a todos aquellos era su inspiración.

—¿Por qué aun no despierta? Ha pasado un día—inquirió, de brazos cruzados y sin dejar de observar a la fémina.

—El nivel de toxinas en su cuerpo era muy alta, aun no entiendo como pudo sobrevivir sin un aborto.

Aun era sin creer, eran cosas nuevas que se negaba a creer en la verdad. Sheker estaba embarazada, su tiempo era mas que claro de quien era hijo, sin llegar a contar el hecho del daño sufrido en ella.

—¿Cómo esta su gestación? ¿Esta seguro de su fecha? ¿La doctora?

—El embarazo esta bien, pero su estado no tanto, no podemos realizarle una prueba de paternidad hasta que ella salga del peligro y despierte. He traído los instrumentos necesarios para ver el feto.

—¿Qué hay de la doctora?

—Señor...

—No lo repetiré—aseguro en tono serio.

—Ella afirma lo que usted quería saber. La mujer tiene restos de semen en sus paredes vaginales, su vagina se encuentra irritada. Lo mejor es poder hacerle un tipo de análisis para recobrar el hecho de no tener una enfermedad sexual que pueda afectar su embarazo.

La mandíbula de Azat se tensó ante sus palabras, no daba créditos a que todo aquello estaba sucediendo, tiempo atrás había perdido a su hijo, a quien estaba seguro que era su sangre y primogénito, ¿Cómo podía estar seguro ahora? ¿Cómo podía vivir con el hecho que su mujer fue violada y no estar allí? Sheker podía vivir con la posibilidad de una enfermedad.

—No me interesa su embarazo —afirmó con seguridad—. Si debe hacer algo para que ella este bien, hágalo.

—Ella debe estar despierta y poder decidir si desea interrumpir su embarazo...

—Soy el padre del niño y doy mi autorización para la interrupción. La quiero despierta y bien. Es solo un embarazo —dijo susceptible, obligándose a creer sus palabras.

La habitación se torno en un tenso silencio, la disputa interna de ambos hombres eran un motivo para que Azat pudiera mover su mano y matar al medico si no estaba complacido con su respuesta.

—No—afirmo en especialista, captando la mirada de Azat. Con su cuerpo temblando de los nervios, siguió —. Soy un medico que trabaje duro por mi título, no puedo matar una vida sin el consentimiento de la madre, no solo estaré poniendo en riesgo su embarazo, si ella no despierta y procedo, ambos morirán. No esta pensando con racionalismo, solo se empeña en que la mujer despierte y no piensa en ella. Ella fue violada, sin la autorización de la mujer, usted no puede decidir, no me asegura que sea el padre.

Azat airado, rio con incredulidad por lo bajo y negó, camino hasta estar frente al medico y habló.

—¿Sabes a quien tienes en frente? Tienes mucho potencial y huevos para hablarme de esa forma. —Dijo cabreado por su osades.

—Lo sé, señor. Puede matarme y buscar otro médico, pero mi prioridad es la vida de la señora.

Azat preso de la colera, apretó sus puños, conteniéndose de no regalarle una bala a su frente. Nadie se atrevía a desafiarlo, y mucho menos un médico. Frente a él estaba el mismísimo diablo, el hombre mas macabro que un capo podía tener como amigo o enemigo, en su vida de verdugo, ningún hombre había sido capaz de hablarle de aquella forma.

Inevitablemente recordó a Serik, la combinación perfecta de su carácter y belleza de su madre, su sonrisa inocente que podía cautivar y calmar la fiera dentro de él, entonces se preguntó que tan bien estaba decidiendo, por primera vez se veía en disputa sobre sus palabras. Sheker estaría abatida cuando despertara, podía decirle que había sufrido un aborto espontaneo. ¿Y si no era su padre? ¿Seria capaz de cuidar con su vida el hijo de un violador? De una persona despreciable que de seguro su mujer le pedía clemencia y que parara. ¿Cómo seria vivir con ese recuerdo y observarlo siempre? ¡No! Definitivamente no, no se lo permitiría, no lo haría. 

DespiadadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora