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—No me gusta cuando hablas de esta forma, Azat—susurro sobre sus labios, Azat acaricio su cabello y la observo a los ojos.

¿Qué tenia aquella mujer que hacia que perdiera la cordura? Si así ella lo quisiera, quemaría a cualquiera por liberar su camino, le daría un camino de rosas y espinas y eso no podía evitarlo ¿Qué mas daba? El camino ya lo tenia listo desde el momento que ella bailo para él.

Los cuestionamientos y la intervención de su jefe eran un problema para su relación.

—Creí que estabas acostumbrada a escucharme hablar de esta forma.

—Aun no.

—Un día llegara el momento en que no este en esta vida, Sheker. —Expreso en tono serio —. Pero aun falta mucho para que se desasgan de mí.

—No quiero que eso suceda...no podría soportarlo —dijo, sus ojos se cristalizaron.

Azat guardo silencio y solo la llevo a sus brazos, estrechándola entre ellos. Ambos sabían que su trabajo era peligroso, no solo era un sicario que se podía vender por millones para solo matar, era la mano derecha de un capo, podía dejar de ser sicario, pero nunca se libraría de los peligros que corría al estar cerca de su jefe y amigo.

—Es mejor que descanses—argumento, separándose de ella y con delicadeza acostándola.

Sheker se quedó observándolo mientras que su mente aún estaba en las palabras de su ex esposo, ¿Podía un día perderlo? Imposible, él era Azat Asinov, pensarían dos veces antes de tocarlo, su hombre se había convertido en una leyenda en el mundo oscuro que los rodeaban, podía traicionar por dinero sin importarle los sentimientos, así que sí; su vida estaba en sus manos si ella lo quisiera, Azat nunca decía no a un trabajo sin importar lo dificultoso que sea. Podía perderlo si este no concentrara su objetivo. Así como lo habían hecho con Serik, su mente estaba en proteger a su jefe, era su mayor prioridad ante cualquier cosa, podía ser ella incluso, pero no lo fue; la vida de su pequeño había tenido que ser sacrificada por un hombre miserable y egocéntrico como lo era Aslam.

Era su deber como padre, debía cuidar y ante poner la vida de su primogénito y no la de Aslam. Sin embargo, ¿Qué más podía hacer? Aslam le pagaba para cuidar su espalda. Mientras que el dinero estuviera en medio, Azat iría en contra de sus principios, no era mas que un sicario.

(...)

Azat observo las fotografías y las líneas que detallaban en su próximo trabajo, no era difícil para él.

—Es el, sabemos que viajo a un lugar llamado Argentina, dicen que reabrió su negocio y no es mas que un traficante de drogas, por su poder que está ganando, pronto llegaría a la mafia, y no quiero que expanda su negocio—alego, Aslam, soltando el humo por su nariz.

Azat detallo cada punto escrito, sus horarios, familias y contactos. Tenía todo lo necesario para destruir a toda su familia si así se lo pidieran, pero solo tenia ordenes de matarlo a el solo.

—El emigro hace tiempo, Aslam, su negocio cayo con todo su cargamento. No esta en nuestros territorios, ¿Por qué matarlo? Esta en Argentina, no en Kazajistán.

—No. No lo está, estas en lo cierto, pero su familia aun sigue aquí; ganara poder en aquel país, y el regresara, ¿Qué haremos luego? No dejare que regrese ahora cuando estamos dentro del país. Debes viajar hasta ese lugar.

Azat tiro los documentos sobre la mesa y observo a su amigo.

—Bien, pero debes saber que esto corre por tu cuenta.

—Lo sé, el pago se te depositara en cuanto regreses. Pero hay algo más, ¿Qué sucede con Sheker?

—¿Por qué preguntas?

DespiadadosWhere stories live. Discover now