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¿Cómo podía ser la amante de un hombre peligroso? La misma pregunta que muchas veces Sheker se había cuestionado, y la misma que regresaba al estar del brazo del mismo sicario del comienzo.

—Ya sabes cómo es esto, Sheker. No puedes hablarme, mantente detrás de mi todo el tiempo—alego el hombre en tono serio y dominante. Era clave que la mujer se mantuviera detrás del hombre, era una muestra de respeto y poco valor que tenían en aquel mundo. No había una mujer que supiera enfrentar todas las dificultades, las traiciones y sobre todo la muerte de alguien cercano, para Azat y todo hombre. Se necesitaba tener mucha valentía y ovarios para enfrentar la muerte, algo que Sheker comprendió en el mismo momento que decidió dedicarle su vida a la mafia de Aslam y a su esposo, por la misma que tuvieron la osadía de cobrársela con la vida de un inocente.

Sheker retiro la mano del brazo de Azat y dio dos pasos hacia atrás, quedando a la vista la musculosa espalda trajeada. Observo todo a su alrededor, lamentándose regresar, el mismo entorno que siempre, un salón en penumbras con diferentes habitaciones que podía asegurar que una prostituta o alguien en contra de su voluntad estaban allí. Era lamentable, lamentable saber que en algún momento ella hubiera llegado hasta el mismo lugar si no fuera por Azat.

Desvió la vista hacia el frente al ver que Azat caminaba hacia una puerta, a punto de seguirlo, uno de los guardias la detuvo.

—No puedes entrar allí, detrás de esa puerta comienza el trabajo del jefe.

—¿Qué debo hacer ahora? —pregunto fastidiada, era una perdida de tiempo, solo fueron minutos en los que estuvo.

—Podemos regresar al hotel, el trabajo se adelantó, no pensamos que resultaría tan fácil localizar al hombre. No es buena idea que este aquí.

La fémina asintió y salió por donde ya conocía el camino, para su sorpresa, no espero encontrar a un desconocido caminar hasta ella y detenerse.

—Una belleza de mujer por aquí, ¿Puedo preguntar si vienes acompañada? —su tonada de voz resultaba agradable para la mujer aun sin lograr entender su lengua. Este sonrió y la apunto con su dedo —. No eres de por estos lados, ¿Verdad?

Sheker observo el guardia en espera de alguna señal sobre el desconocido.

—Pregunta si es de por aquí —omitió la primera parte por temor, mientras que en su oído tenía un audífono con la traducción de su lengua, un pequeño micrófono estaba en la solapa de su chaqueta con conexión a Azat.

—Dile que no —ordeno, este hizo lo pedido.

Eso es bueno, acá las cosas pueden ser un poco peligras para una mujer como vos, pero estoy viendo que estas acompañada y eres una figura importante, estoy observando que tienes muchas vistas —señalo hacia los otros tres guardias que los observaban y estaban alerta por cualquier cosa. El mismo guardia se encargo de traducirle sus palabras.

—No deberías meterte conmigo, ni tampoco creí darte la confianza suficiente para tus osadas palabras, se donde estoy y con quien voy. —Su tono alto y seguro provoco que la sonrisa del hombre se borrara, no podía intimidarla si era alguien importante, o incluso la mujer de uno.

Se aparto hacia un costado y la dejo pasar, observo su espalda desnuda, era inevitable, sin duda era un diamante en bruto que necesitaba explotación. Metió su mano en su bolsillo y saco su móvil, marcando el mismo número de siempre.

—Hay trabajo, encontré a una hermosa mujer, esta a punto de salir, cuatro guardias la siguen—informo luego de colgar y meterse a la misma habitación que se encontraba Azat.

Al ingresar, la imagen que se llevo era sangrienta, su jefe se encontraba agonizando a un lado de la mesa, mientras que las prostitutas a su lado se encontraban muertas. Antes que le diera tiempo de decir o hacer algo, un metal filoso atravesó su cuello, matándolo.

—No hay perdón para alagar a mi mujer —susurro, observando el cuerpo bañarse en sangre, luego desvió la mirada hacia su objetivo, a pasos lentos camino hasta él y se acuclillo frente a él, tomo su cabello y dejo que la blanca espuma bajar por su comisura.

—No debes subestimarme, no puedo ser directamente yo, pero el dinero se mueve, estas rodeado de traidores que pueden matarte con un poco de dinero—dijo con una sonrisa siniestra —. ¿Lo interesante? Tu familia sigue, tienes una hermosa hija que puedo apostar por su coño de puta madre, uno que satisfacera a todo mi equipo antes de morir.

—No....

—Descansa en el infierno, y guarda mi lugar—saco su arma con el silenciador colocado y apunto en su frente, el pequeño sonido sordo mezclado por la música fue una parte de excitación para el sicario al verlo muerto.

Enfundo su arma en su cinturón y se retiro sus guantes negros, al momento que los guardaba, su móvil comenzó a sonar.

—El trabajo ya esta realizado. Numero de transición completado —informo al aceptar el llamado de su jefe.

—¿¡Donde mierdas estas, Azat!? —bramo del otro lado de la línea la voz del capo.

Este observo a su alrededor.

—Acabe con el objetivo.

—¡Atacaron a Sheker! —informo al borde de la desesperación, la sangre se le helo al escuchar aquellas palabras, era como si su alrededor todo diera vueltas, era imposible.

—Es imposible, ella regreso al hotel, ¡Tenia cuatro putos guardias! —rugió, colgando y saliendo de allí como fiera, las miradas de todos estaban en el al ver su estado. Sus pasos largos y apresurados llegaron hasta afuera del salón, la adrenalina corría por sus venas al observar un grupo de hombres tomarles el pulso a sus guardias. —¿¡Donde está la mujer que estaba con ellos!?

—Fue rápido, una camioneta freno, salió una banda... a ella se la llevaron, intentamos detenerlos...

Azat preso de la ira, sacó su arma y en acto rápido, disparo tres veces hacia los tres guardias, los gritos a su alrededor se escucharon por parte de sus testigos que observaron el despiadado acto del sicario. 

DespiadadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora