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—No abuses, Sheker. Iré en busca de tu contrato.

Sheker lo siguió con la mirada y sonrió, había sido muy fácil encontrar uno, y mas aun cuando su tío era dueño del bar mas grande de la ciudad. Tomo el control remoto del plasma que estaba colgado y lo encendió, comenzó a hacer zapping sin encontrar algo de su interés, una noticia, mas bien un programa de farándula pudo provocar que su sonrisa decayera, no quería entenderlo o más bien no quería aceptarlo.

Deseaba reír y mas que nunca; Emborracharse. No deseaba creer que Azat había rehecho su vida y mas que nada, a punto de casarse, ¿Qué era aquello? Definitivamente una broma de mal gusto, una que no le agradaba y sentía una terrible acidez en la boca de su estómago.

Azat Asianov y Alman Omanov comprometidos. La hermana del dueño de una cadena de bares en Kazajistán y fuera de este, se casará el mes siguiente.

Sheker hizo una mueca, rio nerviosa y negó. Una parte de ella quería creer que las palabras de su ex esposo eran ciertas, que el aun la amaba como ella lo hacía con él, sin embargo, la prueba de lo contrario estaba justo en frente de ella, detrás de una pantalla. Observo como Azat era invadido por periodistas al tratar de ingresar a su camioneta.

—Sheker —la fémina aparto la mirada del televisor y observo a su tío con un documento en mano —. Debes firmarlo, esta todo detallado sobre tu vestimenta, salario, días hábiles y demás cosas. Puedes llevarlo y traerlo en la noche, es mejor que descanses.

—Esta bien —murmuro, agarrando el documento y metiéndolo en su bolso, al igual que la botella.

—Te descontare la botella.

—Hazlo.

Sheker agarro sus pertenencias y salió del bar rumbo a su pequeño departamento.

Su mente aun estaba en aquellas imágenes.

—Como es posible —susurro para si misma—. Era mi amiga.

O fingía serlo, se reprochó mentalmente, no podía ser su amiga aquella mujer que espero ocho malditos meses para que ella se fuera y aprovechara ser la prometida de su ex esposo.

Siguió caminando por un buen rato, a pasos lentos mientras observaba aquellas madres jugar en el parque mas cercano a donde ella vivía.

—Querida Sheker —la saludo el viejo conserje del edificio —. Creí que trabajarías el día de hoy.

—Mi contrato termino, pero ya tengo otro trabajo —lo tranquilizo, desde el primer momento en que se había mudado, aquel pequeño viejo se había convertido como su segundo padre, y le resultaba casi imposible no sentir adoración por él, sería su baja estatura, o sus lentes de pasta negra que provocaban que recordara y lo comparara como el viejecillo de Up.

—Me alegra escuchar eso, cariño. Es mejor que subas, aquí esta muy frio.

—Debería dejar cerrada la puerta, para usted es demasiado frio. —Aconsejo, subiendo al ascensor y despidiéndose con una sonrisa antes que este se cerrara.

(....)

Sheker observo el traje que su tío había enviado para ella, no se veía mal. No le desagradaba utilizar falda, ya que solía hacerlo seguido para Azat. Sin embargo, ya no era lo mismo, su peso no era el mismo. Camino hasta un costado donde estaban sus zapatos negros y se los coloco, hizo una mueca al volver a verse, se veía mas alta que antes y no podía justificarlo, no tenia mas zapatos que aquellos que una vez le encantaron usar y después de mucho tiempo los utilizaba.

Se separo del espejo y tomo su abrigo, era su primer día y no quería llegar tarde, además que tendría alcohol gratis, no deseaba perderlo.

(...)

Al llegar al bar, las luces del salón le daban otra imagen en cuanto en la mañana, las luces neón azules y la baja música le daban un toque agradable al bar, podía fácilmente ser un club nocturno. Camino hasta el otro lado de la larga barra del bar, observo detrás de ella todo tipo de botellas y colores, desde la mas pequeña a la mas grande.

—Sheker—la fémina dejo su bolso a un lado y observo a su tío caminar hasta ella—. Debes estar atenta esta noche, el cantante esta en su respectivo camarín, te encargaras personalmente de ofrecerle las bebidas a su seguridad. No debes estar pendiente a el ni es tu responsabilidad, pero si será lo que salga de aquí de la barra.

—Lo entiendo.

Sheker observo detrás de su tío a tres mujeres en ropa interior exótica caminar hasta tres caños sobre el escenario. Sabia que el aquel bar era catalogado por sus grandes espectáculos, su tío no le agradaba quedarse atrás y ser un simple lugar para beber; le gustaba la idea de ofrecerles bailes eróticos a sus clientes como también privados.

Al cabo de unos minutos, las personas comenzaron a llegar. Había dos categorías en el bar que el dueño ofrecía, la zona vip donde solo los que tenían dinero podían darse el lujo de estar arriba y recibir más atención, mientras de los demás podían ocupar mesas abajo y estar cerca del espectáculo que ofrecían, en aquel caso; del cantante extranjero. La música cambio a una mas sensual y las bailarinas comenzaron su polo dance.

Sheker observo el espectáculo con fascinación, le gustaba ver como otras mujeres tenían una habilidad ingeniosa para aprovechar su cuerpo, poco a poco el bar comenzó a llenarse y su trabajo había comenzado. Era un pequeño momento de felicidad saber que tenía habilidad para preparar bebidas y hacerlo rápido.

—Esta noche es intensa —alego su compañero, Sheker dejo de limpiar la barra y lo observo —. Soy Carter.

—No eres de aquí, ¿Verdad?

Carter arrugo su entre cejo y sonrió.

—¿Se nota?

Sheker rio y asintió al momento que le tiraba la pequeña tela blanca.

—Claro que sí. Eres Carter —respondió con dificultad su nombre —. Incluso suena raro, pero me gusta.

—Yo diría que los nombres de aquí son raros, pero también me gustan—Carter limpio su lado de la barra y se acerco a ella —. ¿No eres la sobrina del jefe?

—Así es, necesitaba un trabajo y el me lo ofreció. Espero que no siembres discordia entre ambos, seremos compañeros y no me agrada ser intolerante cuando lo son conmigo.

Carter largo una carcajada. Mientras ambos hablaban, en aquel mismo momento una camioneta blindada se estaciono fuera del bar y de ella dos hombres y una mujer bajaron, seguido de cuatro hombres detrás de ellos.

—Este es el siguiente —dijo uno de ellos, adentrándose al bar.

—¿Por qué este?

—Tengo mis motivos —se limitó a responder, sin importarle si era escuchado por la alta música, sus piernas se inmovilizaron en cuanto la vio detrás de una barra con licores, sentía que nuevamente su mente le estaba jugando una mala pasada, pero entonces recordó porque estaba allí y lo lógico que podía ser que sea ella quien estaba sonriendo con otro hombre frente a sus ojos. Sus puños se apretaron y sus uñas se incrustaron en su palma, observo como Carter se daba el atrevimiento de acercarse a su oído y esta sonreír y negar, ¿De que diablos hablaban? Pensó.

—Vamos Azat—dijo la voz de su prometido, tomando su brazo y acercándose a él. Azat enfadado, se soltó de su agarre y camino hacia la escalera que daba a la zona vip. —¿Me dirás porque quieres este bar?

—No. 

DespiadadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora