𝙆𝙊𝙄 𝙉𝙊 𝙔𝙊𝙆𝘼𝙉 // 𝙎𝙊𝙊𝙅𝙐𝙉

𝟯𝟭

Yeonjun se encontraba algo distraído mientras observaba por la ventana de aquel departamento que apenas y conocía, si no hubiera sido por Soobin y la señora Choi, él se hubiera quedado en casa durante toda la tarde, pero habían decidido invitarlo a recibir al novio de Minhyuk y su padre había aceptado, aunque creyendo que cumpliría su palabra con llevar a Soobin a patinar como agradecimiento por dejar que hiciera un retrato de él para una evaluación.

Yeonjun cada vez sentía que se volvía mejor mintiendo a su padre y como no, si tenía a un Soobin que era el pequeño diablo en su hombro y en parte también parecía ser su ángel del otro lado.

Ahora se encontraba observando por la ventana los pequeños copos de nieve que comenzaban a caer desde el cielo el cual tenía un color grisáceo que le encantaba, de repente a su lado, pudo ver un movimiento haciendo que volteara levemente encontrándose al mayor de los hermanos Choi allí, a su lado observando en la misma dirección que él hace unos segundos.

— Se que no es necesario que se lo diga a Soobin... —Dijo el mayor sonriendo levemente mientras volteaba su rostro para poder mirarlo. — Pero podrías cuidarlo, él es una de las tres personas más importantes de mi vida... y quiero creer que serás capaz de aceptarlo y amarlo sinceramente

Yeonjun sintió sus mejillas arder mientras escuchaba al mayor hablar con calma, como si nadie se encontrará a solo unos pasos de ellos, de hecho, podía notar que Soobin los observaba algo curioso desde el sofá, la verdad es que no le molestaba para nada que Choi Minhyuk le estuviera diciendo algo así, ni siquiera le molestaba el hecho de Soobin le haya mencionado algo, pues eso solo demostraba lo cercano y amorosos que la familia Choi eran.

— Soobin te eligió, después de todo el tiempo que se ocultó, que le costó sentirse bien consigo mismo y que acepto quien era, sin problemas y dejando atrás todos aquellos malos comentarios que recibió en su adolescencia, él pudo amarte... —Dijo el azabache volviendo a dirigir su mirada hacia la ventana. — Si de verdad eres sincero con él, entonces créeme que yo también seré sincero contigo y no habrá nada que pueda negarte, siempre que necesites algo, estaré para ti, incondicionalmente

— Yo también lo quiero a él Hyung, no sé, si decir que lo amo es lo indicado, porque apenas estoy entendiendo lo que siento por él, por alguien de mí mismo sexo —Murmuró el menor algo avergonzado mientras rascaba levemente su cuello debido a los nervios.

— Yeonjun, jamás debes avergonzarte de quién eres, debes ser tú mismo, ser libre y disfrutar de amar y de ser correspondido, no debes engañarte, solo serás infeliz si te escondes —Dijo el mayor haciendo una pequeña mueca mientras miraba al más bajo.

Yeonjun lo miro en silencio por unos segundos y luego asintió levemente, el mayor sonrió de lado para luego colocar si mano en el hombro del menor y dar un suave apretón en aquella zona mientras el menor lo miraba por unos segundos para luego desviar su mirada.

Minhyuk se alejó de él poco después y fue hasta su novio, quien se encontraba hablando con dos chicos que eran más o menos de su estatura, no recordaba sus nombres para ser sincero pues la mujer se había encargado de presentarles a YunHo y él se había encargado de presentarles a los dos menores quienes resultaban ser bastante extrovertidos a comparación de Minhyuk y Yunho quienes solo reían de las ocurrencias del par de chicos mientras que Kai bromeaba con ellos pero sin unirse a los dos chicos.

— ¿Debo asustarme por lo que sea que Hyung te dijo? —Pregunto aquella voz haciendo que enfocará su vista en Soobin, ya que, de alguna manera, se había puesto junto a él.

— No —Dijo el riendo levemente mientras dirigía su mirada hacia la ventana para poder ver cómo cada vez caían más copos comenzando a tornar de blanco las calles.

— Planeas que me tranquilice con esa respuesta —Murmuró algo dudoso el mayor mirando al rubio.

— Solo dijo que, si de verdad te quería, entonces el haría lo mismo conmigo —Dijo el algo sonriendo levemente. — Me ánimo a ser quien soy, a no esconderme, ahora entiendo porque eres como eres... tienes una familia increíble

— Lo sé, mamá y hyung son increíbles —Dijo el azabache sonriendo ampliamente. — Pero, no te sientes incómodo con lo que dijo, es decir, que lo sepa...

— No, no te preocupes por eso, creo que me siento tranquilo con que ellos lo sepan - Dijo él haciendo una pequeña mueca mientras miraba al mayor. — Aparte, sé que ellos te apoyan y me aceptan a pesar de que te arriesgas a intentarlo, aun cuando muero de miedo

— Yeonjun por ti me arriesgaría a todo, si puedo verte feliz, entonces no importa cuánto deba esperar para que te sientas cómodo y dispuesto a demostrarte tal y cual eres —Dijo el mayor levantando su mano para acariciar la mejilla del menor con su pulgar.

El menor sonrió sin poder contenerse ante las palabras del azabache, este se acercó levemente y froto su cabeza con la del más bajo casi como si de un gato se tratará, el rubio algo avergonzado dirigió su mirada hacia los invitados, notando que ninguno de ellos se encontraba mirándolos, más bien se encontraban en lo suyo, sin preocupaciones de las demostraciones de cariño que el mayor tenía con él, tampoco se encontraban atentos a las demostraciones de amor que Minhyuk y Kai tenían el uno con el otro.

— ¿Qué pasa? —Pregunto el azabache acariciando la mejilla del menor.

— Quiero un beso —Murmuró el menor volviendo a mirar al azabache.

— No quiero que luego te sientas incómodo —Dijo Soobin sonriendo levemente mientras negaba.

— Pero quiero que lo hagas —Dijo controlando sus nervios mientras colocaba una de sus manos en la mejilla del más alto.

— Nos vera mi mamá —Dijo Soobin riendo levemente.

Yeonjun abrió sus ojos levemente recordando que efectivamente, la madre de los Choi se encontraba ahí, no presente en ese momento, pues se encontraba preparando más bocadillos para la tropa de chicos que estaban en el departamento, el menor completamente avergonzado, dirigió su mirada hacia los mayores en quienes solo pudo ver a Minhyuk sonriendo levemente para luego desviar rápidamente su mirada.

De repente, en un abrir y cerrar de ojos, sintió los labios del mayor sobre los suyos, sin moverse, solo ejerciendo una suave presión sobre los suyos, logrando que internamente se desmayara cien veces seguidas, durante aquéllos escasos segundos, se dio el tiempo de cerrar sus ojos, disfrutando de aquella acción tan linda y relajante.