20.

748 84 11
                                    

──❀•❀──

Ups! Gambar ini tidak mengikuti Pedoman Konten kami. Untuk melanjutkan publikasi, hapuslah gambar ini atau unggah gambar lain.

──❀•❀──

EL CASCO DE DIN se volcó contra el suelo cuando Elena le dio por accidente un puntapié. Demasiado embriagada por su toque, sobresaltó al escuchar el ruido del beskar chocar contra el suelo metálico. Estaba tan hipnotizado por ella que apenas prestó atención a dónde se había ido su casco. Era como si ya no supiera cómo respirar; sus pulmones se sentían como el vacío del espacio. Casi quería reírse de lo absurdo que sonaba ese pensamiento.

Las mejillas de Elena ardían de un color rojo vivo y esperaba que Din no se diera cuenta. Su mano volvió a su rostro. Necesitaba sentirlo otra vez. Primero tocó sus pómulos, sintiendo su piel caliente bajo sus manos. Luego trazó la protuberancia pronunciada de su nariz y hasta sus labios.

En algún lugar en el fondo de su mente, era consciente de que esto probablemente era inapropiado, acariciar los labios de un mandaloriano con la punta de los dedos, pero no podía detenerse. Ahora que había comenzado, no podía dejar tocarlo y tratar de grabar cada línea de su rostro en su memoria. Quería esa imagen en su mente para siempre. Sintió como si realmente lo conociera por primera vez, este hombre extraño y solitario, y se daba cuenta de que no podía estar sin él.

Din se detuvo a admirar su cuerpo. Su sujetador oscuro triangular le cubría el poco pecho que tenía y se le marcaban todas las costillas, pero él la veía como la mujer más bella que jamás había visto. Tenía cicatrices aquí y allá, cerca del pecho y de sus hombros. Eso no implicaba que ella tuviera menos valor a sus ojos por tenerlas. Nada importaba excepto la sensación de su boca sobre la suya y los sonidos que sacaba de ella. Tenía tanta hambre de ella como ella de él; una hambre voraz. La pasión que sentía por ella era tan fuerte que era difícil ponerle un nombre. No podía creer que una criatura tan dulce pudiera sentirse segura con un hombre como él.

Pasó sus dedos por su espalda y una sensación molesta en el estómago de Elena le hizo apretar los muslos con nerviosismo. Su estómago estaba revoloteando con cada roce de sus labios.

—Me gusta cómo suena tu voz sin el casco.

Din se echó hacia atrás. Oírla decir aquello lo había hecho volver a la realidad. Estaban emprendiendo un camino peligroso. No quería hacer algo de lo que se arrepentiría, y mucho menos hacerle daño a ella. Sin olvidar que literalmente había un niño y un soldado no muy lejos de allí.

—¿He hecho algo mal? ¿Quieres que paremos? —preguntó, al notar que él se había alejado un poco.

Aquella confianza en ella misma que había tenido durante ese íntimo momento parecía haberse desvanecido.

—No.

—¿Entonces qué es?

—No podemos hacer esto.

—¿Por qué? ¿Lo tienes prohibido?

Din sacudió la cabeza; se refería a otra cosa. Le contestó con otro 'no'. Elena pensaba que él había hecho algo en contra de su Credo. Apenas sabía sobre la cultura mandaloriana.

Polvo de estrellas || The Mandalorian [Libro I]Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang