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—¿Te encuentras bien? —aquella pregunta pareció provocarle un sobresalto.

—Si... —se limitó a responder, aunque su voz y su mirada parecian estar lejos del lugar— Solo estoy un poco... —cortó las palabras con inseguridad pero sonrió— estoy bien Sebastian. Es solo nerviosismo.

—Solo una hora más, la tormenta esta disminuyendo —intentó volverla a tranquilizar. Ella solo asintió y apoyando los brazos en la mesa ocultó su rostro. Parecia querer desaparecer de ese lugar, crear una burbuja y solo estar allí sola entre la oscuridad y la tormenta. Pasó de pronto, solo la dejó unos pocos minutos y parecia que sus ánimos estaban totalmente por el piso.

Sebastian intentó acercarse, alargando un brazo hacia ella. Pero se detuvo, dudando se alejo dejándola descansar los próximos minutos.
La luz no tardó en volver y con ella la leve música que ambientaba el lugar. Los truenos cesaron y la lluvia fue desapareciendo, logrando asi que las personas presentes abandonen la cafetería depués de aquel estresante día encerrados. Yohana y su hija se despidieron de ambos dejándolos solos, eran unas de las últimas personas cuando salieron a la fría calle húmeda.

Con las manos en los bolsillos Sebastian vió a Alisson elevar la vista hacia el cielo, en aquella calle cubierta de edificios y luces artificiales era imposible que logrará ver algo del paisaje nocturno, pero aun asi ella lo intentaba. Camino un poco hacia ella, la observó estirar los brazos un poco y mover la cabeza, estar encerrada con tantas personas debió ser una tortura.
Justo en ese momento Alisson se dió la vuelta quedando frente a él. Ella sonrió.

—Nos vemos luego —murmuró,  alejándose de él con pequeños pasos.
Habian pasado todo el dia encerrados. Pero al verla alejarse de aquella manera entre el frío de la noche, sintió que apenas habia rasgado la superficie. ¿Por qué era tan complicado acercarse más?

—Nos vemos mañana —Sebastian contesto elevando la voz.

Aquello no sucedió.
Ni el segundo día.
Tampoco el tercero.

(...)

Eran casi las nueve de la noche aquella tarde.
De Sebastian apagó la máquina de correr y bajándose de ella se limpió el sudor que caía por su frente con una toalla.

—¿Aún no sabes nada? —preguntó Matt, sua amigo. Sebastian negó, respirando todavía de manera agitada— Quizas tuvo un par de inconvenientes, ya sabes como es esta ciudad.

—No lo sé. Ese es el problema, ella nunca dice nada sobre si misma. Puede escucharte con una sonrisa por horas pero al momento de hablar ella es... Un Misterio encapsulado en multiples capas.

Su amigo suprimió una risa ante las palabras elegidas por Sebastian.

—Y peor todavia —continuó diciendo Sebastian— me preocupa, me preocupa como puede estar, lo que pueda estar pensando en ese mundo individual lleno de silencio, canciones y letras. —negó con la cabeza mirando al piso— tenia que haberle pedido su número. Pero preferí que ella estuviese cómoda, a su ritmo.

Matt bajo de la maquina y llegó hasta su lado dándole unas palmaditas de ánimo en la espalda.

—Ella estará bien —tranquilizó, ya que no podia hacer nada más— estoy seguro que te lo explicará todo cuando esté de vuelta. Pero tú, tienes que preparte ¿verdad?

Sebastian asintió con un poco de mala gana. Recordó su nuevo proyecto, por el cual estaría fuera unos meses pero valdría la pena aunque tenia que alejarse de varias cosas por un tiempo... Ella habría sido la primera en enterarse, era la primera a la que queria contarselo. «Demonios Ali —pensó— solo tenías que esperar un par de dias más»

𝑺𝑬𝑴𝑷𝑰𝑻𝑬𝑹𝑵𝑶 || 𝑉𝑒𝑟𝑠𝑖𝑜́𝑛2 𝑺𝒆𝒃𝒂𝒔𝒕𝒊𝒂𝒏Where stories live. Discover now