Armisticio

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James murió primero. Remus debería haber esperado eso. Habría estado esperando justo en la puerta principal; ni siquiera se le pasaría por la cabeza esconderse o correr.

Luego Lily, parada frente a su hijo. Remus se imaginó su rostro desafiante, sus manos agarrando los lados de la cuna, sus ojos verdes ardiendo. Se habría encontrado con la muerte con los ojos bien abiertos, eso era seguro.

Y luego Peter, el siguiente. Oh, Peter, el idiota, el valiente y ridículo idiota. Debió haber oído hablar de James y Lily, debe haber culpado de inmediato quién creía tenía la culpa. Después de todos esos años a la sombra de James y Sirius, el primer instinto de Peter había sido enfrentarse al propio Black.

Sin darse cuenta, había llevado a los Aurores directamente a Sirius, por lo que su brutal muerte no había sido completamente en vano.

Directo a Sirius.

Y ahí estaba el bloque. Como una cortina cayendo sobre la escena, la mente de Remus no tocaría a Sirius. No pudo llegar allí; No podía imaginar nada de eso. Supuso que esa era la forma en que su cerebro lo protegía. Le dolía lo suficiente el solo conocer los hechos.

Mary se acercó tan pronto como colgó el teléfono. Ella era la única persona que él podría haber tolerado, de todos modos, y Dios; ella era tan fuerte. Apoyó la cabeza en su regazo y ella le acarició el pelo como una madre.

-Sirius,- lloró, una y otra vez, aferrándose a su falda, -¡Sirius!-

-Lo sé-, susurró ella, las lágrimas corrían por sus mejillas, goteando en su cabello. -Yo lo sé.. Lo se.-

Había traído consigo un somnífero y Remus se lo bebió todo con avidez, ansioso por escapar. Mientras dormía, Mary empacó todas las cosas de Sirius. Toda su ropa, sus discos, sus libros. Cuando Remus se levantó, el piso parecía casi vacío.

-Le pedí a Darren que los llevara al garaje-, explicó. -No necesitas tocar nada hasta que estés listo. La motocicleta se fue, no sé dónde -.

-Debe haberla tomado-. Remus dijo, sintiéndose entumecido. Ya se estaba preguntando cuánto alcohol tenía en el piso, y si debería o no esperar a que Mary se fuera antes de empezar a trabajar en ello.

-Remus ... tengo que irme, ahora.- Dijo suavemente, levantándose y abrazándose a sí misma. Ella parecía pequeña.

-Sí, por supuesto.- Murmuró. Definitivamente había algo de ginebra debajo del fregadero de la cocina.

-Me iré por un tiempo-, dijo. -Me voy ... Darren me va a llevar a Jamaica, para quedarme con mi familia. Necesito un tiempo fuera, no sé cuándo volveré -.

-Oh.- La miró a los ojos apropiadamente. No llevaba maquillaje; no había visto a Mary sin delineador de ojos y lápiz labial desde que tenía doce años.

-¿Hay... alguien puede pasar a verte? ¿No me importaría hacer una llamada telefónica por ti?

-Está bien.- Él dijo: -No te preocupes por mí-.

-Pero lo haré.- Dijo, sonriendo a medias. -¿Estás seguro de que no puedo contactar con nadie?-

-No hay nadie. - Él dijo. No tengo a nadie.

-¿Quizás hablar con Moody? ¿O Arthur?

-Sí buena idea.- Remus asintió. No quería hablar con nadie, pero no quería que ella se preocupara. -¿Sabes ... qué se supone que debemos hacer ahora?-

-No lo sé.

-¿Has hablado con Dumbledore?-

-Ha.- Mary resopló, -Buena suerte con él. Demasiado ocupado siendo felicitado por el ministerio. Probablemente estará en el ... servicio conmemorativo -.

Remus sintió como si una espada helada se retorciera en su estómago. Esto no puede ser real.

-Porque nosotros.- Dijo, mirándola, desesperado por respuestas: -De todos. ¿Por qué nos quedamos tú y yo, y no Lily y James? ¡¿Quién decidió eso?! ¡Es una mierda!

-Lo sé, cariño.- Dijo ella en voz baja. -Lo sé.

No pudo esperar más, fue a la cocina y tomó la botella abierta más cercana del armario. Ginebra, sobrante de una fiesta u otra. No sirvió un vaso, solo bebió.

-Remus,- dijo Mary, mordiéndose el labio, mirándolo desde la sala de estar, -Realmente tengo que irme ... ¿me prometes que te pondrás en contacto con Arthur?-

-Si.- El asintió. Solo quería que ella se fuera, ahora. -Nos vemos.

-Adiós amor. Volveré, lo prometo -.

Y ella se fue. Y Remus estaba solo.

All the young dudes Book three: Till the endOù les histoires vivent. Découvrez maintenant