La guerra: Finales de la primavera de 1979

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Se quedaron en la habitación de arriba del pub por dos noches más. Marlene regresó la primera noche, cumpliendo su palabra, y trajo una poción para la infección del pecho de Remus. Ella le recetó descanso, pero al día siguiente Remus se estaba volviendo loco por estar encerrado, así que él y Sirius tomaron el autobús a la playa.

Hacía demasiado frío para nadar, siendo abril, así que simplemente caminaron. Era muy tranquilo fuera de la temporada turística, así que estaba bien tomarse de la mano también por un rato.

Remus cerró los ojos y respiró el aire del mar, sonriendo. El cielo estaba gris, amenazante con lluvia, pero el viento soplaba fresco en su rostro y se sentía mejor.

-Cuando lleguemos a casa-, dijo Sirius alegremente, -Iremos a Ollivander para conseguirte una nueva varita-.

-Excelente.- Remus asintió. No había hecho magia desde que había vuelto. No confiaba en sí mismo.

-Eso es si Mary postergará tu fiesta de bienvenida a casa-, se rió Sirius, -Se estaba volviendo loca de preocupación. Creo que todavía debe tener algo por ti -.

-Ha.- Remus respondió.

-Y Lily, obviamente. Tiene muchas ganas de decirte algo, pero dijo que esperes hasta que estemos todos en la misma habitación -.

-Mm.-

-No puedo esperar a que todo vuelva a la normalidad. Volviendo a ser merodeadores, ¿eh?

-Si.-

-¿Recuerdas qué tipo de varita tenía Lyall? Quizás puedas conseguir el mismo de nuevo -.

-Nop.-

-¿Moony?-

-¿Mm?-

-¿Estas bien?-

-Si.-

Sirius se quedó callado después de eso, y Remus se sintió culpable. Después de su breve charla con Moody, Remus no había estado de muy buen humor. Estaba demasiado ansioso por decir mucho, no sabía qué pensaría Sirius de él. Y además de eso, Remus estaba luchando más de lo que pensaba, estando lejos de la manada. Estaba emocionado de estar de vuelta con Sirius, por supuesto. Pero al mismo tiempo, sintió que se estaba perdiendo algo.

No quería que Sirius se preocupara, así que hizo todo lo posible por ser normal.

-Es tan agradable estar afuera-. Comentó mientras caminaban.

-¿Estás seguro de que eres Moony?- Sirius bromeó, fingiendo estar ofendido, - Mi Moony odia salir afuera ...-

-Bueno, pasa una semana encerrado en un calabozo y dime cómo te sientes con el aire fresco-. Murmuró Remus.

Sirius se detuvo y lo miró, con la boca ligeramente abierta, expresión dolorida.

-Lo siento.- Remus dijo, sintiéndose culpable. Volvió a tomar la mano de Sirius. -No quise decir eso.-

Había estado haciendo eso mucho desde que regresó. Chasquido. La cosa más pequeña podría hacer que se enojara, y Sirius se estaba llevando la peor parte.

-Está bien.- Sirius respondió, tembloroso. -No debería burlarme de ti. Después de todo.

-No, no quiero... no deberías tener que tratarme como si fuera frágil, o algo así. Solo necesito superarlo, es mi culpa -.

Sirius no dijo nada durante mucho tiempo. Remus luchó por urgir a sondear su mente, como los hombres lobo le habían enseñado a hacer. No sabía si funcionaba con los que no eran hombres lobo, pero sí sabía que Sirius tenía sentimientos extremadamente fuertes acerca de que sus pensamientos privados fueran invadidos.

All the young dudes Book three: Till the endWhere stories live. Discover now