𝔡 𝔦 𝔢 𝔠 𝔦 𝔰 𝔦 𝔢 𝔱 𝔢

4.1K 287 35
                                    

Hace dos semanas que pasaron los sucesos, todo a sido más tranquilo. Los Vengadores se siguen uniendo y con frecuencia. Aunque cada quien tiene su vida fuera de eso. 

Natasha y Clint se hicieron mejores amigos, superaron sus "problemas" de amores; Bruce volvió a su laboratorio en la Torre de los Vengadores; Thor pues...sigue siendo Thor, aunque se ha juntado muchísimo con Loki -como hermanos adoptados, aunque podría algún día darse algo más, eso esperan todos-; Steve se ha ido a vivir a Washington D.C para asimilar todo lo que pasó junto a sus amigos; ¿y Tony? Él ha decido contarle todo sobre sus dudas a Banner, ya que era como su mejor amigo, por así decirlo.

Banner, quien escuchaba atentamente sobre los amores de Tony, sí, todos y cada uno de ellos, hasta llegar a Steve. Y así fue, cuando llegó el momento de hablar sobre él, dudó si era el momento de realmente soltar todo lo que tenía en su pecho, contarlo a alguien o si era mejor nunca decirlo y seguir la vida, como si nunca hubiera sucedido.

—¿Qué piensas entonces, Banner?—le preguntó Tony, tras todo lo que había dicho anteriormente.

— Pienso que debería aclararte totalmente, sacar todas tus dudas, darte cuenta si realmente le quieres o sólo es un capricho tuyo, aunque la mayoría de tus cosas, es eso, sólo un capricho tuyo —expresó Banner con sabiduría— no vayas a buscarlo ahorita, él sabe lo que quiere, pero ¿tú lo sabes, Anthony?

Y así fue como las palabras de Banner hicieron eco en Tony, quién pensó más allá de lo que podía.

Pasaron tres meses desde la última reunión de "Los Vengadores", ya no sabían nada de los otros, él único que sabía donde se encontraban era Banner. A lo que Tony decidió preguntarle...

— ¿Sabes donde esta Rogers? —gritó hacia Banner quien giro rápidamente hacia él-

— Sigue en Washington D.C., pensé que sabrías. —soltó Banner sin ninguna emoción en sus palabras— ¿vas a cometer alguna estupidez, no es así, Anthony?

—Me conoces muy bien, Bruce. —tomó las llaves de su auto y salió.

Tony tenía las maletas ya hechas para ir a donde Steve, tenía muchísimas cosas que tenía que decirle. Mientras esperaba su vuelo, repasaba y trataba de memorizar las palabras que exactamente tendría que decir frente a Steve, para ir preparado.

Los pasajeros del vuelo hacía Washington D.C. favor de esperar, ha habido un problema con el motor, por lo tanto su viaje se retrasará, lamentamos los inconvenientes.—dijo una empleada del aeropuerto desde el micrófono-

—Hijos de puta, debí haber tomado mi jet privado —se golpeó ligeramente la frente— ¡Mierda, se lo preste a Pepper!.

Y así Tony tuvo que aguantarse las ganas de volar el aeropuerto y decir maldiciones a todos los que se le cruzarán enfrente.

Mientras, con Steve, todo iba de maravilla, había entrado temporalmente a la armada Estadounidense, unas dos semanas estaría en Pakistán para rescatar a los civiles que se encontraban en pleno fuego cruzado, ya que ellos eran la importancia de la misión. Estaba preparándose física y mentalmente para su misión, cuando recibió una llamada.

Steve —habló Natasha, desde el otro lado de la línea— necesito que me des un consejo, por favor, ahora —finalizó con tono angustiado.

Tenía que escuchar muy bien las palabras de Natasha, un error y estaba muerto, eso estaba seguro, así que respiro profundamente y respondió:— dime, te escucho, Nat.

Bien, Clint y yo, creo que estamos volviendo a la zona del romance, y sinceramente, no sé si quiero volver a intentarlo, suficiente tuve con la vez pasada, yo —suspiró— no quiero ilusionarme y que me mande de nuevo a su zona de eres una gran colega. 

El rubio escuchó atentamente las palabras de su amiga, no tenía mucha idea sobre qué consejo darle, hasta que concluyó en algo. — Sigue como si no pasará nada, si piensas tú que él te está dando indicios de que le gustas, sólo has que no te das cuenta, ¡no te ilusiones! —era el único consejo que se le ocurrió en el momento.

Muchas gracias, Steve, sabía que podía contar contigo.

— Eh, de nada, cuando quieras, tu me apoyaste mucho, era lo menos que podía hacer por ti.

¿Aún te gusta él? Sabes a quién mierda me refiero, Rogers.

— Si, aún, pero dejémoslo ahí.

Soltó el rubio para por finalizada la llamada.

No, te necesito||SuperhusbandsWhere stories live. Discover now