Me tardé ni veinte minutos, ya estaba de vuelta en la habitación de Hotel. Todo estaba igual, imagino que se seguirá bañándose. Empecé a acomodar la pequeña maleta que estaba en la sala de estar...ya había pasado mucho tiempo. Un flashazo recorrió por mi cabeza, con todo el miedo del mundo abrí sin previo aviso la puerta y Lisa estaba saliendo de la bañera. —¡o por Dios! ¡lo siento! — fui nuevamente a la sala de estar con la cara totalmente roja.

Después de un par de minutos escucho los pasos de Lisa.

—¿me ayudas?

Voltee, Lisa estaba con la bata y las pantuflas de baño. En la mano tenía uno de los parches que le había comprado.

—Ven —le señalé a mi costado.

Ella se sentó y se puso de espalda. Su cabello había crecido medianamente, lo tenía aun castaño.

—quise enseñarte la clase de parche que tenías que comprar, pero te fuiste muy rápido—dijo aun con la voz suabe.

—S-si yo tenía prisa...—me puse nerviosa al notar que se retiraba la bata, al menos de la parte izquierda de su cuerpo. Tomé su cabello y lo retiré a su parte derecha, "Dios, se me vinieron unas ganas de besar la parte baja de su nuca, su cuello, su hombro" algunas gotas resbalaron a la parte delantera haciendo que mi vista las acompañe hasta chocar con el pequeño bulto que "antes" tanto amaba besar y chupar. —¡ejehm!...primero te secaré el cabello.

Al regresar a su lado después de unos minutos, empecé a secarle el cabello con la máquina, me ayudaba con mi mano izquierda para secar pliegue por pliegue conocía de memoria su cabeza, después de hacer el amor "antes" siempre nos duchabamos y luego yo le secaba el cabello.

—¡Au!—solté la secadora, quemé mi mano.

Ella rápidamente tomó mi mano, no pudimos evitar vernos por unos segundos hasta que instintivamente me solté con un jalón de su agarre y me fui corriendo al baño con los ojos llorosos.

Al recorrer la parte occipital de su cabeza vi la cicatriz...esa cicatriz que me recordaba que la pude haber perdido para siempre, cicatriz que me recordaba que yo la había dañado "¡Dios mío mi amor...!"

Con mis manos en mi rostro, no sentí cuando me alcanzó, sentí como me abrazaba por sobre mis brazos. —Jenn yo ya te perdoné...—dijo suavemente.

Después de escuchar esas palabras, no pude contenerme más, empecé a llorar terriblemente.

Sentí como su abrazo me acercaba más ella y nuevamente pronunció las mismas palabras.

—Te perdoné ¿escuchaste bien?...

Giré bruscamente, ella deshizo su agarre, pero al darse cuenta de que yo me estaba colgando de su cuello, ella me tomó de la cintura y correspondió el abrazo, estaba abrazándola como nunca en mi vida había abrazado a ni una persona, ambas lo hacíamos, nos abrazamos tan fuerte que cualquiera que nos viera pensaría que nos estábamos rompiendo los huesos, ese abrazo que significaba "aquí estoy", "no te preocupes", "todo pasara", "estoy bien". Sentí la intensidad de nuestros latidos, yo estaba descubierta; no había necesidad de que le dijera que la había extrañado eternidades; no había necesidad de decirle que tenía miedo; no había necesidad de decirle cuan alegre estaba por este gesto, por sus palabras, por ella.

Después de un minuto que quise que no terminara, le dije —Lisa...antes de aceptar tu perdón tienes que escucharme.

—No hace falta Jenn—ella cariñosamente agarró mi rostro— ¡mírame!

Lo hice.

—¡ya te p-e-r-d-o-n-é! y no hace falta que me des alguna explicación, por favor no quiero que te culpes, nunca me gustó verte llorar, tu hermoso rostro se pone feo después de las lágrimas.

ACCIDENTE FORTUITO [corrigiendo]Where stories live. Discover now