CAPÍTULO 84

11.7K 858 399
                                    

you don't kno - Katelyn Tarver

18 de Diciembre

Perder a alguien duele como el infierno. Lo soporté cuando supe de mi padre, Joseph. Lo volví a soportar con Alessia, por Caleb. Pero ahora ya no puedo hacerlo, con Nathaniel no. No si se trata de quien ha sido mi mejor amigo y mi novio.

No puedo.

Estoy de pie junto a Sky y Justin. Los tres en el lado lateral del ataúd que lleva el cuerpo sin vida del único hijo de los Archer. Sky se mantiene triste como todos y Justin, ese chico rubio con terno negro es una de las personas que más sufre por su partida. Ellos dos eran casi hermanos, siempre acudía a Nate como si se tratara de su hermano y él ya no está.

Sé que se ha sentido culpable por no haber ido al hospital, cree que todo hubiera sido distinto, Justin se quedó en la ciudad porque se enteró que Matt podría salir pagando su fianza, los cargos ni el juicio estaban puestos oficialmente. George llamó a Caleb por eso. Lo cierto es que si hay alguien a quien señalar, es a mí.

Beatriz llora a goteos sin detener, el pañuelo que lleva a su rostro no sirve de nada porque al segundo está cubierta en llanto de nuevo. Gregory, ese padre serio y dictador, está de pie a su lado, con las manos a cada lado de su esmoquin negro, no muestra expresión alguna, solo observa y escucha.

—Hoy estamos aquí, para despedir al joven hombre Nathaniel Archer, quien nos acompañó por sus largos veintitrés años de vida...

Pellizco mi mano para no llorar en frente de todos, desvía el dolor para sentir el ardor y tragar mis lágrimas. Mis ojos siguen ardiendo viendo aquel cofre grande y brilloso que ahora esconde al dueño de los ojos verdes que quise tanto. Mi cabello corre con la brisa al igual que mi vestido negro que llega a mis rodillas, me ayuda a tomar aire para seguir manteniéndome de pie. Mis oídos ignoran las palabras del sacerdote que dirige esta pequeña ceremonia.

Mi mente deambula por los buenos momentos. Nate sonriendo en el campo de fútbol, su cena en la playa con velas, su sorpresa con un hecho de sabanas para ver una película, su entusiasmo en la tienda de bebes, la felicidad que irradiaba el último día que nos vimos en Hasting.

—Harriet— Sky me hace apartar la vista de gran hueco que se ha cavado para él. —Tenemos que irnos.

Si no fuera por ella no me habría dado cuenta que el sacerdote ya se va, que el equipo de fútbol americano se retira desde la parte trasera y que sus padres toman asiento en las bancas ahora disponibles.

—Tengo que hablar con ellos.

—No creo que sea...— camino hacia ellos.

Beatriz sorbe su nariz mientras que Gregory solo coloca las manos en sus rodillas. Erguido, sin perder su postura. En cuanto llego a ellos, ambos alzan la mirada. Beatriz lleva su collar de perla, la única pieza diferente al negro.

—Sé que la persona que menos quieren ver ahora soy yo— empiezo con la voz quebrada. Me cuesta tener una buena dicción para ellos. Sin embargo, agradezco que no me digan algo ofensivo, creo que ambos mantienen su dolor a su forma.

Tengo un mensaje para ellos.

—Mi hijo— solloza Beatriz. —Mi bebé...

El pecho se me aprieta sin saber que decir, soy culpable de generar este tormento en sus vidas.

—Nate...— carraspeo. Inhala ganando fuerza suficiente para esto. —Su hijo me pidió que les dijera que... los perdona.

Beatriz suelta un llanto aún más fuerte, me afecta verla tan mal. Es el llanto de una madre en duelo, la tortura más fuerte para una. Por otro lado, Gregory ha terminado por parpadear con mis palabras, su labio empieza a temblar y en un corto segundo se encuentra soltando un sollozo, perdiendo todo lo que lo hacía un hombre frío y manipulador. Su cabeza se agacha entre sus brazos.

CUANDO TE VUELVA A VER [AMORES #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora