CAPÍTULO 62

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Lo veo en el momento que levanta la mirada del teléfono, es Nathaniel. Está aquí. Se aproxima a pasos largos con un maletín que sostiene con una mano. Quedo estática hasta que se encuentra a solo un metro de mí, no me he movido y él tampoco lo hace, me mira inspeccionando mi rostro.

—Hola— dice después. Mis ojos amenazan con cristalizarse, pero no permito que ese sentimiento me venza. —¿Un abrazo?

Sonrío viéndolo soltar aquel bolso mediano, sus brazos me envuelven y aunque él no lo sepa ahora estoy feliz de verlo. Me permito olerlo un segundo, la colonia de usual de Nate se percibe en su camiseta blanca. Extrañe ese olor, no es nada comparado con Caleb, pero lo extrañe.

—Lamento haberme ido así— susurra sobre mi cabeza.

—Lo que vas a lamentar es no salir al campo ahora Archer— el coach me hace tomar distancia de su jugador. Me fijo en mis pies, Locky está olfateando sus zapatillas Nike. Nate también lo ve, pero no hace pregunta al ver a su entrenador con el ceño molesto.

Le muestra una sonrisa amigable. —Es un gusto verlo coach— el castaño le tiende la mano y el coach fulminante la termina estrechando. Con fuerza tira de él que termina en un abrazo y una palmadita brusca en el hombro izquierdo.

—Es bueno verte muchacho.

Una sonrisa se dibuja en mi rostro, puede que Gregory no creyera en su hijo, pero si alguien lo hacía era el mismo que lo había visto salir desde lo más abajo, su coach.

—¿Cree que puedan resistir el primer cuarto sin mi?— pregunta Nate.

El coach me mira un minuto y luego a él. —Haré lo que pueda. Date prisa.

Lo observo salir hacia el pasillo y Locky me hace presionar la correa, al parecer le ha gustado Nate porque intenta ir hacia él nuevamente.

—¿Quién es este pequeñito?— se sienta en la banca y con sus manos lo llama para jugar con él.

—Locky.

El mencionado se acuesta en el suelo, hasta deja que le acaricie la barriguita. Estoy celosa porque siempre tenga ese toque en niños y animales.

—Con que te gusta esto— dice moviendo sus dedos mientras que Locky mueve la colita.

El sonido de la banda empieza a sonar un poco lejano de nosotros, el juego está por empezar y él aun ni se ha vestido.

—Deberías ponerte tu uniforme.

—Estoy nervioso— frunzo el ceño, realmente lo estoy viendo ahora y no parece estarlo. —Ayer creí que no vendría. Y luego me vi conduciendo hasta aquí.

—¿Estás bien?

—Si— dice alzando la cabeza. Esos ojos verdes que no vi por días me interceptan. —Solo necesitaba un respiro. Y pensar bien

Doy un paso hacia él. —¿Lo has conseguido? — Nate asiente. —¿Quieres salir a jugar?

—Si— sonríe, conozco esa sonrisa. — Quiero poder contarle que cumplí uno de mis sueños.

—¿Contarle?

—A mi hijo— la respiración se me corta un segundo. Oh. —Aún suena raro decirlo... mi hijo— intenta de nuevo. Mueve la cabeza con una sonrisa aún más grande. —Lo he visto todo. Voy a darle todo el amor que necesite Harriet, seré el padre que apoye sus sueños, así suenen absurdas o tontas. Le daré la posibilidad de expresarse y luchar por lo que quiere, nunca le va a faltar nada, pero siempre tendrá que demostrar que lo merece. Yo voy a darle todo lo que tuve y lo que no tuve también.

Siento el oxígeno llenar mis pulmones observándolo desde arriba, necesito unos segundos para comprender que Nathaniel Archer ha dicho cada palabra. Las tiras de sus labios se estiran sin dejar de verme.

CUANDO TE VUELVA A VER [AMORES #1]Where stories live. Discover now