CAPÍTULO 11

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—¡Harriet!.

Devi sale del mostrador apenas me ve ingresar a su local, lleva una camisa remangada y muy ancha, el cabello recogido en un moño y por lo que he logrado ver, ha estado limpiando eel taburete.

Sonrió incómoda por los recuerdos de la noche que estuve aquí.

—Hola Devi.

Ella bufa ante mi saludo y luego me estrecha entre sus brazos. Me toma unos segundos antes de reaccionar de la misma manera, me siento mas tranquila, no me ha mirado con lastima ni nada parecido.

—Caleb me ha dicho que vendrías— asiento buscando al nombrado. No hay rastros de él. —Ya estará bajando.

—¿Bajando?.

—¿No te lo dijo? Vive arriba.

—Creí que era su departamento.

—Lo era. Mi marido quería una casa lejos del negocio, luego Caleb quiso alquilarlo y de pronto estamos viviendo en un departamento cerca del MET.— suena sorprendida y para ser sincera, yo también lo estoy.

—No tenia idea.

—Ese chico es bastante reservado.

—¿Quién es reservado?.

Ambas miramos la puerta que se encuentra detrás de la barra, debe ser otro acceso. Caleb tiene una camiseta de un rojo vino gastado, y sus pantalones negros, empiezo a preguntarme cuantas de esos tiene, se amarra un mandil en su cintura mientras se va acercando a nosotras.

La razón por la que había accedido a venir al Black Day era justamente eso, el tenia que trabajar, y dado que teníamos las últimas horas para enviarlo no tenia muchas opciones, además, sabia que las primeras horas eran fundamentales, el local aun no se llenaba como por las noches.

—Y ¿Bien?.

Devi y yo intercambiamos miradas cómplices.

Entonces, la campanilla que ya conocía suena, el primer cliente de la tarde. Devi me observa y luego a Caleb.

—Yo voy.

La pelirroja me da un guiño antes de caminar hacia el hombre, sentado al otro extremo de la barra.

Traición.

Caleb apoya ambas manos en el taburete, mostrando sus hombros alzados, no podía verse diferente al resto de días, pero sentía que algo había cambiado, podía ser por nuestro momento en la azotea, seguía recordando esos ojos y esa maldita sonrisa suya, como una imagen que se repetía en mi mente, de algo estaba segura, no era lástima.

—Dime.

—Me.

Es muy tarde cuando me doy cuenta lo que he dicho. Las comisuras de su labio se alzan, no es una sonrisa coqueta o forzada. Entonces, algo en mi interior se remueve, puedo sentirlo, me hace sonreír.

—Hoy estas divertida.

—Debe ser la cafeína — resto importancia mientras me dedico a sacar mi portátil.

—Quizás— examina cada movimiento que hago. Lo que susurra después vuelve a erizarme la piel, como aquella noche. —O empiezo a seducirte.

Ha pasado unas dos horas desde que llegue, Caleb y yo hemos trabajado sin problemas, me sentía mas cómoda con él, aunque seguía coqueteando, empezaba acostumbrarme a él y sus bromas. O no.

—¿Segura que no?.

—No.

—¿No?

—Es decir si.

CUANDO TE VUELVA A VER [AMORES #1]Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu