Capitulum 10

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Por favor evitar comentar suposiciones tan especificas, luego se spoilean solas y de paso a los demás.
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Cinco macetas y faltaban dos más, suspira un poco cansado, le dolían las extremidades y sentía las rodillas temblorosas, pero descansar no le parecía lo más cómodo cuando estaba solo y sin Izuku cerca suyo, aunque este le había dicho que no se levantara de su cómoda e improvisada cama.

Estaba nervioso, tenía miedo que Izuku no volviera a casa, que le pasara algo o que llegara herido, se sentía culpable, él había hecho que Izuku se metiera en esto y su vida había dejado de ser tranquila.

"Le causo problemas a todos los que me rodean" piensa triste.

Acaricia el dorso de su brazo y con una mueca arrastra con dificultad una de las macetas cerca del rayo de sol que llega al balcón, había estado cuidando el pequeño jardín ya casi muerto de Izuku que estaba en el balcón de su sala, había logrado que los capullos se abrieran a pesar de la estación del año, después de todo esparcir esporas y polen era de sus cosas favoritas, ahora el balcón era colorido y bonito, resaltaba bastante en el lugar.

Sonríe deprimente hacia las flores blancas que se abren felices de recibir la luz solar.

"Eres como las flores Shōto, abres los pétalos solo para la luz" le decía siempre su madre.

-una flor que se está marchitando-murmura haciéndose un pequeño ovillo en la orilla de la maceta mirando al horizonte de la ciudad, donde el sol pega de lado iluminando las paredes de los edificios y casas.

No estaba seguro a lo que se refería su mamá, lo interpretaba que no mostraba mucho interés en ciertas cosas y había tantas cosas que le gustaban y no podía hacer con libertad por ser un hada defectuosa.

Todo le resultaba tan triste, pero aún así había un rayo de esperanza.

Robaría la frase de su madre y le daría su propio significado, toma una florecita y sonríe con suavidad.

"Eres las flores, abres los pétalos a una sola luz"

Él era como una flor e Izuku era su rayo de luz.

-Izuku, eres tan lindo y brillante-habla para el mismo, distraído y pensante, en su mente nada más rondan rizos verdes y chispas al azar en pómulos rosados y suaves.

En algún momento de la vida de un hada, siempre llegara alguien que te hará caer aún si puedes volar, eso pasaba después de los 21 soles la mayoría del tiempo, él tenía 18 soles (como solían llamarle a los años en la comunidad de hadas), faltaba tiempo para eso así que no sabía exactamente qué le hacía sentirse tan atraído hacia Izuku.

Y el hecho de que probablemente no podría estar junto a él le deprimía tanto como estar lejos de su familia,

Izuku era un humano, él era un hada, "Shōto si eres como una flor" piensa dramáticamente, deja caer la flor y el aire se la lleva lejos.

Después esta por seguir regando las plantas, toma con dificultad la tasa que usaba de regadera y moja la tierra de una maceta, pero se detiene cuando escucha unos golpes fuertes en la puerta.

Traga saliva y aprieta el mango de la taza entre sus manos, "si fuera Izuku ya abría abierto él mismo" piensa asustado.

Los toques vuelven a sonar fuertes y repentinos, le hacen saltar y asustado suelta la taza partiéndose sobre el piso de madera.

Mira las sombras asomarse por debajo de la puerta y los pasos empiezan a rodear la casa hasta la puerta corrediza de atrás.

Vuela rápido hacia el cuarto de Izuku pero a medio camino su pecho punza y no puede evitar detenerse para apretar la zona con dolor, vuelve a sentir las extremidades temblorosas, sus alas frágiles no le permiten seguir elevado en el aire y cae en picada desplomándose en el suelo.

Evermore -dekutodoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora