¿Feliz?

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Arthit no mentiría, los primeros meses tenía mucho miedo de que alguien se diera cuenta de su carencia de aroma, pero gracias a Kongphob y sus hormonas, nadie se había percatado de ese detalle. Asistía a los entrenamientos, solo observaba y daba consejos, todo el trabajo duro era realizado por Kongphob, así que estaba tranquilo.

Todo parecía marchar bien hasta que a su hijo le dio por creer mucho, su ropa ya no le quedaba, por lo que ya no podía usar ropa holgada para cubrirse. Así que tuvo -aunque no quería- dejar los entrenamientos y estar en su habitación.

Se dedicó a pintar la pared donde iría la cuna de su bebé, obviamente tenía una habitación exclusiva para su hijo, pero también quería un espacio para él en la suya.

—Te extraño —murmuró, últimamente echaba de menos a Kongphob y únicamente lo dejaba en las mañanas mientras supervisa el entrenamiento. Aun así, se sentía solo.
Por lo que sin darse cuenta ya estaba buscando en el guardarropa de su pareja.

Ese día Kongphob había terminado temprano, ya que sentía la necesidad de ver a su lindo Arthit y cuando entró a la habitación supo el porqué tenía esa necesidad.

—Amor —susurró con suavidad, el castaño estaba profundamente dormido en el nido que había hecho con la ropa de su pareja. -Arthit -trató de llamarlo, no quería entrar al nido sin permiso de su omega.

—Kong~ — llamó dejando espacio para que se una a él.

Y desde entonces Kongphob dejaba su aroma en el nido para dar alivio a su pareja. Arthit estaba muy feliz de poder refugiarse en su lugar, en especial cuando escuchaba comentarios sobre él.
Como esa mañana, había tenido tantas ganas de un helado y chocolate, pero no estaba Kongphob ni su padre, así que trató de ocultar su abultado vientre y se dirigió a la cocina.
Parecía que se salió con la suya cuando desde un pasillo escuchó a dos personas llamarlo gordo y lo único que puedo hacer fue refugiarse en su nido y llorar.

Se estaba poniendo feo... Kong ya no lo va a querer - eran algunos de los pensamientos que le atormentan.

Kongphob, como lo ha estado haciendo desde hace algunos meses, consoló y mimó a su sensible Arthit.
Sabía que su pareja quería salir, pero por seguridad solo se refugia en su habitación, así que había pensado en una gran idea y le había tomado mucho más tiempo del que pensaba.

—Ven amor, te tengo una sorpresa —le dijo un día mientras Arthit estaba arreglando la habitación del bebé

—¿Qué es?

—Ven, vamos a nuestra habitación.

Arthit creyó que sería algo para el bebé, pero cuando entró no vio nada.

—Toma — Kong le entregó una caja mediana con un lindo moño —lo vi cuando fui a la ciudad y creí que a nuestro hijo podría gustarle.

Un hermoso oso café claro, se veía adorable. Ese simple acto tocó el corazón de Arthit. Sus hormonas últimamente estaban al límite, así que pronto sus lágrimas adornaron sus brillantes ojos.

—Gracias... me encanta.

Y sin pensarlo mucho lo colocó en el nido con cuidado, ya desea tener a su hijo en sus brazos.

—Y eso no es todo.

Kongphob tomó con delicadeza la mano de su amado y lo guío hacia donde Arthit estaba seguro de que era un closet viejo que no utilizaba y estaba reflexionando en cerrar ese cuarto. Sin embargo, el moreno lo abrió y frente a sus ojos se expandió un hermoso lugar, lleno de naturaleza, un jardín secreto... Solo para él.

—¿Cómo? —preguntó aún contemplado con asombro.

—Pues sé que no es fácil para ti estar todo el tiempo en la habitación y necesitas salir. Así que planee la construcción de este lugar... Perdón por demorar mucho, pero las paredes de vidrio fueron muy difíciles de encontrar—atrajo el cuerpo de Arthit a sus brazos y darle mimos —quiero hacerte feliz y haría lo que sea para que eso suceda, mi Sol.

—Soy feliz Kongphob, muy feliz —su sonrisa era tan brillante y genuina, su Kong le hacía sentir la persona más afortunada y eso le ponía sensible, por ende significaba llanto.

—Te amo...

🌼

En la profundidad del bosque, donde casi no llegaba ni la luz del día, un malvado alfa herido, humillado; ideó su siguiente movimiento y la carta de su viejo amigo le asegura que está vez no existe falla.

—Gracias, querida —sonríe levantando un lado de sus labios — ese bastardo tiene los días contados.

—Quiero que sufra por la humillación que me hicieron pasar.

—Mi querida Ainee —su rugosa mano acarició la suave mejilla.

—Fod, quiero que Arthit lloré lágrimas de sangre por utilizarme y robarme lo que es mío.

—Lo hará cariño, lo hará. Se arrepentirá del día que se cruzó en el camino de los Suthiluck.

Y si Ainee no se hubiera enterado de que Arthit estaba esperando un hijo de Kongphob, su Kongphob. Tal vez ella no hubiera buscado al más grande enemigo de este. Ainee había aceptado que sea el beta de Mew porque al final, ella se lo quedaría porque así lo acordaron con Leo Suppasit y Fod Suthiluck, pero Arthit, el maldito, tuvo que interferir nuevamente. Así que lo siente por el pequeño bastardo, pero Kongphob debe volver a su lado como siempre debió ser.

La joven alfa aún recuerda como Kongphob se acercó a ella en aquella fiesta infantil, su amena platica y después jugaron al escondite, era un día perfecto, desde el segundo cero sabía que eran el uno para el otro, pero debía llorar ese estúpido niño y Kongphob con su noble corazón fue a verlo.

¿Cómo olvidar el ser reemplazada en un segundo por ese castaño? Solo porque se cayó y raspó la rodilla. Sus lágrimas de cocodrilo habían engatusado a Kongphob, estaba segura de eso.

—Kongphob es mío — había dicho cuando niña, mientras miraba como Arthit y Kongphob sonrían. Aún recuerda como nunca más Kong le volvió hablar por culpa del pegajoso y ahora que tenía la oportunidad de vengarse lo haría.

—Todo está listo, mis hombres ya saben que deben hacer.

—No te preocupes, este plan no debería fallar. —Susurró muy segura, a diferencia del ataque este era ultra secreto, apenas cinco personas sabían. Si el rumor se esparcía era más fácil encontrar al culpable.

Y no, Ainee no mataría a Arthit, únicamente le haría sufrir, porque eso es mucho mejor que la muerte misma. Él sentiría como se siente vivir sin la persona que más amas.

🌼

—Es una carta de Mew — dijo Arthit entrando a la habitación mientras Kongphob terminaba de bañarse.

—¿Qué dice?

El castaño comenzó a leer y a medida que iba avanzando sus piernas temblaban, casi podía sentir escalofríos.

—El padre de Mew ha escapado... tu padre ha vuelto...

—Arthit —Kongphob no perdió tiempo y arrullarlo, lo notaba tenso. Y aunque él quiera ocultarlo, también se sentía así, pero sabía que esto debía tener un punto final para todos.

🌼

Gracias por leer

Un poco de relleno necesario para el siguiente capítulo 🥺 y empezó la recta final.

Cualquier duda pueden escribirme ❤️📝😎

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