¿Eres mío?

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La recuperación de Kongphob había sido lenta no solo por el lugar de la herida sino también por el material del arma; plata. Era letal, escapó por muy poco y todo gracias a Arthit, aunque su relación estaba tensa se mantenían juntos.

—Estas perfecto — dijo con alegría Tay, cerrando su maletín. Todos los chequeos salieron muy favorables y está feliz de que su amigo se haya recuperado por completo. Pero no podía ocultar su curiosidad por el extraño ambiente que rodeaba a Kongphob y Arthit.

Así que, al ver al castaño inquieto en la habitación se despidió de ambos y salió para darles la privacidad que necesitaban.

—Kong... — llamó dudoso,  el ambiente se había vuelto incómodo.

—¿Es verdad? —sus ojos eran filosos para el corazón del acusado — ¿Eres mi pareja?

—Si

—¿Por qué no me lo dijiste? —apretando la mandíbula y tratando de relajarse continuó — ¿Por qué Arthit?

—Perdón Kong, yo no sabía como decirlo.  Cuando fui a Kolest a buscarte... tú no me recordabas, solo tenías ojos para él, Mew.

—No lo metas en esto.

—¡Pero es verdad! Yo no era nadie para ti y después me odiabas. ¡¿ Cómo iba a decirte que eras mi PAREJA?!

— No es mi culpa, yo no te recuerdo.

—Tampoco es la mía y no es justo que solo yo recuerde como... —su voz se quebró, no quería que esta situación termine así — me amabas...te extrañaba y mucho, pero cuando vi que ni siquiera sabías de mí, decidí acercarme para empezar de nuevo.

— No es así, siempre fuiste distante.

— ¿Cómo querías que me acercara a ti, si ni siquiera me mirabas?

—  Siempre te miraba, eras deslumbrante pero siempre tenías una barrera a tu alrededor y a todas esas personas.

— ¿Me notaste? —preguntó sorprendido.

—Era casi imposible no verte, por alguna extraña razón siempre estabas cerca.

—No era extraña, siempre traté de acercarme.

Ambos quedaron en silencio asimilando lo dicho y como si uno hubiera dado el primer paso no estarían en esta situación.
Y hoy Kongphob quería tener la oportunidad de conocer a la persona que tenía frente a él o descubrir si es verdad que lo amo. Por lo que, Arthit no vio venir el movimiento de Kongphob, apenas y reaccionó al beso que estaba compartiendo cuando la cálida sensación desapareció; mirando ilusionado al pelinegro su mundo se derrumbó.

—Lo siento Arthit, no sentí nada…

Y ahí estaban las palabras que por muchos años evitó escuchar, el rechazo de Kongphob lo lastimó de manera imaginable pero no iba a derrumbarse, no frente a él.

—Ok~ —murmuró sin saber que más decir, no quiere hablar, su voz delataría su sufrimiento.
Dando media vuelta salió de la habitación necesitaba espacio, quería estar solo y deseaba llorar una vez más.

Arthit había vuelto al lugar donde su ilusión comenzó, su antigua habitación y una vez más sacó su pequeño gran recuerdo, su dibujo que con tanto recelo guardó.

—Mamá~ Kongphob ya no me quiere — sollozaba sosteniendo la hoja contra su doliente pecho, roto por su amor perdido. —ya no… y yo lo quiero tanto

🌼

Entrada en la noche Kongphob había regresado de su paseo, después de la discusión con Arthit estaba confundido, cuando vio sus hermosos ojos llenos de ilusión apagarse sintió la enorme sensación de arrullarlo y protegerlo pero no se lo permitió. Él no se siente digno para Arthit, ya no es un lobo completo después de haber pasado con esa sustancia en su sangre y aunque el doctor le dio una posibilidad, nada es seguro.

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