Notas del Corazón [TERMINADA]

Capítulo 22: TRAVIS

–¡Trav!

Miro hacia la voz que se abre paso por la puerta del departamento. Nathan y Brandon me miran con los ojos bien abiertos mientras intentan normalizar sus respiraciones. En ese momento, se me pasan miles de cosas malas por la mente.

–¿Qué pasa? –les pregunto mientras camino hacia ellos. Ambos se miran.

–Es sobre Emma...

–¿Le pasó algo? –pregunto sacando mi celular rápidamente del bolsillo de mis pantalones–. ¡Hablen!

–No, bueno sí, pero no es lo que crees –dice Nathan dando un paso hacia mí. Lo miro confundido.

–¿Entonces?

–El hospital está lleno de reporteros.

–¡Mierda!

Anoche había dado una pequeña entrevista sobre mi relación con Emma. Claro que ella había estado de acuerdo, no lo habría hecho de otra forma. En la entrevista había contado algunas cosas sobre nosotros en el pasado, sobre cómo nos habíamos conocido y cómo ahora nos habíamos vuelto a encontrar.

Sabía que irían a buscarla. Emma también lo sabía, pero no pensé que serían tan estúpidos como para hacerlo en un hospital.

Ella debe sentirse fatal.

–Voy a llamarla.

Marco su número. Los nervios me recorren el cuerpo entero, sé que ella me dijo que lo soportaría, por mí, por nosotros. Pero de todos modos no puedo quitarme esa sensación de que ella se dará cuenta de que no vale la pena, que yo no valgo la pena, y me dejará. Y eso me rompe de solo pensarlo.

–Tienes que estar tranquilo, Emma sabrá manejarlo –dice Brandon, yo niego mientras suena uno, dos, tres tonos de la llamada.

–Una cosa es que ellos la persigan, pero otra cosa muy diferente es que ellos caigan en un lugar donde se atienden emergencias. —digo, vuelvo a marcar su número–. Emma va a sentirse muy culpable.

–Trav, Emma te ama, no te va a dejar por esto –dice Nathan tocando mi brazo. Muevo la cabeza y voy a hablar pero en ese instante la voz de Emma se lleva toda mi atención.

–¿Trav?

–Nena, ¿estás bien? –le pregunto. Ella suspira y yo espero lo peor.

–Estoy bien, cariño –susurra ella–. Dame un segundo.

La línea se queda en silencio, por un momento creo que me ha cortado pero luego veo que solo se ha silenciado.

—Ahora sí.

—Están allá.

—Sí, lo están. Hemos llamado a la policía porque ellos se habían colocado en medio de las puertas y las entradas de urgencia de las ambulancias.

—Joder.

—Lo sé, que poca ética, es decir, ¡es un hospital por el amor de dios! —exclama ella. Asiento aunque sé que no me puede ver y me doy vuelta hacia la ventana.

—Pero, ¿tú cómo estás?

—Estoy bien, amor, tranquilo.

—Iré a buscarte.

—Está bien, te espero aquí. —responde, yo asiento mientras me paso la mano por el cabello—. Sé que estás nervioso, pero Trav, ya te dije que esto no nos va a separar. Te amo.

Cierro los ojos ante sus palabras.

—No me pidas que no tenga miedo de perderte otra vez.

—Nunca me perdiste.