Yo me solté del agarre, me tumbé en el suelo.

—En breve viene tu helicóptero Lisa, quédate con Rita, nos encontramos allá y me cuentas todo. Estoy curioso de oír tu historia—dijo Smith, tomando la botella que nos habíamos bebido con Rosé.

—Estimada señorita Manoban, por lo pronto no tiene permitido hablar de la señorita Park, no sin un consentimiento formal.

—¿estás de bromas? —dice Smith.

—Precisamente por que no bromeo es que mi presencia es de suma importancia al lado de la señorita Manoban. Para evitar que se filtre información errada, o alterada. Usted es consciente que hay una investigación de por medio.

No entiendo lo que hablan los hombres. Solo pienso en Rosé. Agradezco que el robot que nos dejaron diga que no puedo hablar de Rosé, por que ahora mismo no tengo ganas de recordar todo lo que vivimos en "nuestra cabaña", estoy en un estado de abandono. 

—Pues también tengo que entregar un reporte. Así que, aunque tus jefes no quieran, Lisa tiene que contar cómo encontró y salvo a "tu cantante".

—Déjeme corregir mis palabras, tiene permitido hablar de las circunstancias en general, mas no dar detalles y menos ingerir en aspectos íntimos de ni una índole.

—¡oh vamos váyase a la mierda! —Smith se frustró y nuevamente me dijo que tendríamos una entrevista en el centro de salud después de mi atención, yo solo asentí.

Vi como el hombre se alejaba de nosotros a regañadientes, sabía que había dejado a su hija para no perder ni un detalle. No lo mencionó, pero sé que en el fondo estaba feliz por habernos encontrado y no lo digo solo por mí, lo digo por el centro de atención de toda la búsqueda "Rosé", el morbo de saber como encontré y atendí a una celebridad durante una semana, en una precaria cabaña, la sola idea de no saber los detalles lo desquiciaba, podía asumir lo ansioso y rabioso que se sentía en este momento Smith.

Vimos como subió y se perdía en la Toe de la Avalancha (así llaman a la parte final de una avalancha).

—¿tú tienes un nombre? —Rita pregunto al señor serio que nos habían dejado.

—pueden llamarme Épsilon, me disculpo por no presentarme—dijo el robot "cara de papa". Tenia un leve parecido a Marck Zuckerberg, solo que éste llevaba lentes y sus ojos no eran azules sino negros.

El camino al pueblo fue de quizá diez minutos, mi pensamiento estaba en recuperar energías lo mas pronto posible, regresar a la cabaña y luego ir tras Rosé. Para ello tenía que averiguar donde se fue. Imagino que, a la ciudad de Yunnan, ya dejaron claro que "ellos no dejarían que sea atendida en este pueblo mugroso"

Cuando por fin aterrizamos, al bajar del helicóptero sentí como mil flashes impactaban en mis ojos, solo atiné a cubrir mis ojos con mi brazo, sentí el agarre de Rita. Que rápidamente le dijo a los paramédicos con camillas, que no era necesario, «yo podía caminar» por supuesto. Lo que ayudó a los periodistas a venirse como una nueva avalancha hacia mí.

Una semana y medio día fue lo que tuvo que pasar, para que me diera cuenta de la magnitud del desastre. Ni siquiera por que me dijeron que habían once desaparecidos, ni por que oí que Rosé era cantante. «o sea estaba ahí a mi lado, no cabía en mi cabeza que fuera una celebridad». No, no lo sentí hasta ahora, que la prensa le importó un pepino mi estado y empezaron a ponerme micros y lanzaban preguntas sueltas referido a todo.

"¿cómo se salvó?", "¿cuál es su historia?", "¿dónde estuvo todo este tiempo?", "¿es con usted que Rosé se encontraba?" "¿qué comieron?" esos fueron los amables. "de verdad estuvo en la avalancha" "es cierto que comieron personas para sobrevivir" "¿qué se siente sobrevivir a lado de una celebridad?" "¿Rosé murió?" "¡donde esta Rosé, no la escondan!" "¿Rosé esta magullada igual que tú?". Esos fueron los que entendí, de la prensa internacional, habían periodistas de la zona y lamentablemente yo no hablo mandarín.

ACCIDENTE FORTUITO [corrigiendo]Where stories live. Discover now