Vigésimo. Caos

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Después de lo ocurrido en el taller, Loki se dirigió a su habitación, sentía que su cuerpo no era suyo, era un sensación extraña, de nuevo no podía controlar su mente y estaba pensando y sintiendo cosas que tal vez no podían ser reales; cada paso que daba era como si su espíritu o alma saliera lentamente de su cuerpo, podía verse caminando por los pasillos de la torre, ser besado por su amo era extraño, Loki sabía de besos, en todo este tiempo hubo dueños que lo besaron, no eran muchos porque encontraban desagradable tener contacto con la boca del dios, pero de entre todos sus recuerdos, este beso era diferente, Tony no intentó introducir su lengua en su boca, no lo estaba sujetando bruscamente ni le estaba obligando a participar de alguna manera; aunque solo fue un toque, sus labios se sentían cálidos, suaves y de alguna manera respetuosos.

Cuando Loki notó que de nuevo estaba vagando en sus pensamientos sin darse cuenta de lo que su cuerpo físico hacía, estaba sentado en el suelo de su habitación, mirándose frente a un espejo, las piernas estiradas y su espalda encorvada, nada cercano al Loki altivo que era antes, de nuevo recordando cosas, la ansiedad lo estaba matando, no sabía de qué manera debía reaccionar al beso de Tony, ni entendía lo que significaba ahora, pero, algo era seguro, en su corazón se sentía un calor diferente de nuevo, las palabras que Tony le había dicho comenzaron a escucharse como un eco lejano en sus oídos, que poco a poco se hico fuerte y clara, en ese momento dejó de pensar y se concentró en recordar aquellas frases.

Sonriendo levantó su vista para mirarse a los ojos en el espejo, notó la sonrisa que tenía en el rostro, los mechones de cabello húmedo por el sudor que la ansiedad le causaba colgaban a los costados de su rostro; sin pensarlo, la primer bofetada se escuchó sonora en toda la habitación, la sonrisa de Loki seguía ahí, tal vez hacía falta otra para que se fuera de su rostro, la mano contraria fue la encargada, un golpe más fuerte de su mano contra su rostro, ahora la sonrisa se había transformado en una pequeña risa, una más, y otra, y otra, y otra y así hasta que el dolor de golpear los huesos de su delgado rostro con el grueso anillo lo hicieron caer inconsciente, de nuevo podía dejar de pensar, al fin.

[...]

Lo que había sucedido con Tony seguramente iba a afectar de alguna manera negativa su estancia en la torre, Loki lo daba por hecho, pero no podía hacer nada al respecto, obedecer y hacer lo que los demás le ordenaran, como siempre.

En todo el resto del día Tony no salió de su habitación, Loki se limitó a servir en lo que era necesario y no molestar a su amo, sin Jarvis para ayudarle, el trabajo restante lo mantuvo ocupado.

Al día siguiente, Tony no desayunó con los demás, Loki como siempre era el primero en despertar, sirvió el desayuno para sus invitados y comenzó con sus actividades, después su amo le pidió que le llevara el desayuno al taller, y que estuviera listo para las siguientes pruebas, Loki sintió sudor frío al saber que iba a estar de nuevo a solas con Tony, pero a su llegada al taller, las cosas que ahí habían sucedido parecían un invento de su memoria, si no fuera por el dolor latente en su rostro, juraría que lo había imaginado, Tony parecía no prestarle atención y cuando le hablaba lo hacía de manera normal.

La conversación comenzó cuando Loki estaba conectado a una maquina y recostado sobre una camilla en donde Tony le tomaba una muestra de sangre.

-Tienes que comenzar a tutearme, Loki. – Dijo Tony sin contexto alguno y comenzando la conversación

- No creo poder hacerlo, amo, incluso si quisiera, el anillo me recuerda mi lugar inferior a usted. –

- Desde que llegaste aquí no hemos hablado abiertamente de, bueno, de ti. –

- No hay mucho que le pueda interesar, amo, me conoció antes del anillo, y lo hace con él puesto, las cosas no cambian mucho desde esa perspectiva. –

Mi Propiedad [IronFrost]Where stories live. Discover now