Carta XXII

186 38 11
                                    

A Elle;

Cielo,

Sí, cielo.

Odiabas que te llamara así.

O eso decías.

Hoy me he reencontrado con tu hermano, que ha venido a pasar unos días.

Te había traído una caja de música de Oxford Street.

Él no sabía que, bueno, te habías ido.

Cuando tu madre se lo ha dicho, simplemente ha pegado un puñetazo en la mesa;

tu padre cogió su periódico y se levantó de la mesa.

Yo miré a tu hermano, y en sus ojos te ví.

En sus pupilas se veía el dolor, que le carcomía por dentro.

Podías ver las llamas que abrasaban sus entrañas.

Me sentí identificado, así que le puse la mano en uno de sus hombros.

Se levantó bruscamente, y le oí llorar.

Seguro se fue para evitar que le viéramos así.

Suspiré.

Tu madre se llevó las manos a la cabeza, lo que precedió a más lágrimas.

No podía estar allí más tiempo,

y chaqueta en mano,

decidí irme a mi casa,

con la oscuridad de la noche acechando mis hombros.

Marc.

ElleWhere stories live. Discover now