¿𝑷𝒐𝒓 𝑸𝒖é 𝒎𝒆 𝒉𝒂𝒄𝒆𝒔 𝒔𝒆𝒏𝒕𝒊𝒓 𝒏𝒆𝒓𝒗𝒊𝒐𝒔𝒂?

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Bella pov.

-Me llamo Alexandra Cullen ¿Y tu linda como te llamas?.-pregunta con una sonrisa, me sonrojo por el hecho de que me dice linda.

-Isabella Swan pero prefiero Bella.-le digo con una tímida sonrisa, ella estuvo a punto de decir algo cuando él profesor entra. Por supuesto, no le quedaba otro remedio que mandarme a la única silla vacante en el centro del aula.

A lado de Edward Cullen volvió a mirarme fijamente y nuestras miradas se encontraron. La expresión de su rostro era de lo más extraña, hostil, airada. Pasmada, aparté la vista. Alexandra se dió cuenta porque se acercó hasta su hermano y le murmuró algo.

Mantuve la mirada fija en el suelo mientras iba a sentarme junto a él, ya que la hostilidad de su mirada aún me tenía aturdida, ¿Acaso estaba molesto por que su hermana me saludo?.

No alcé la vista cuando deposité el libro sobre la mesa y me senté, pero lo vi cambiar de postura al mirar de reojo. Se inclinó en la dirección opuesta, sentándose al borde de la silla.

Dejé caer mi pelo sobre el hombro
derecho para crear una pantalla oscura entre nosotros e intenté prestar atención al profesor.

Por desgracia, la clase versó sobre la anatomía celular, un tema que ya había estudiado. De todos modos, tomé apuntes con cuidado, sin apartar la vista del cuaderno.

No me podía controlar y de vez en cuando echaba un vistazo través del pelo al extrañochico que tenía a mi lado. Éste no relajó aquella postura envarada durante toda la clase. La mano izquierda, crispada en un
puño, descansaba sobre el muslo.

Se había arremangado la camisa hasta los codos. Debajo de su piel clara podía verle el antebrazo, sorprendentemente duro y musculoso. No era de complexión tan liviana como parecía al lado del más fornido de sus hermanos.

Aunque también sentía la mirada de Alexandra sobre mi, cuando voltee a verla ella solo sonrió, una sonrisa bastante bonita.

La lección parecía prolongarse mucho más que las otras. ¿Se debía a que las clases estaban a punto de acabar o porque estaba esperando a que abriera el puño que cerraba con
tanta fuerza? No lo abrió. Continuó sentado, tan inmóvil que parecía no respirar.

¿Qué le pasaba? ¿Se comportaba de esa forma habitualmente? Cuestioné.
No podía tener nada que ver conmigo. No me conocía de nada. Me atreví a mirarle a hurtadillas una vez más y lo lamenté. Me estaba mirando otra vez
con esos ojos negros suyos llenos de repugnancia.

Mientras me apartaba de él, cruzó por mi mente una frase: «Si las miradas matasen...». El timbre sonó en ese momento. Yo di un salto al oírlo y Edward Cullen abandonó su
asiento. Se levantó con garbo de espaldas a mí y cruzó la puerta del aula antes de que nadie se hubiera levantado de su silla.

Me quedé petrificada en la silla, contemplando con la mirada perdida cómo se iba. Era realmente mezquino. No había derecho. Empecé a recoger los bártulos muy despacio mientras
intentaba reprimir la ira que me embargaba, con miedo a que se me llenaran los ojos de lágrimas. Solía llorar cuando me enfadaba, una costumbre humillante.

-Lamento él comportamiento de mi hermano, al parecer no durmió bien y se pone de malas.-Alexandra estaba atrás de mi y por alguna razón me sentí nerviosa.

-Ya lo note, al parecer me odia.-hice una mueca, Alexandra negó con la cabeza.

-No te odia solo que cuando no se alimenta no hay quien lo soporte, te lo digo porque yo convivo a diario con él.-ambas reímos.-¿Necesitas que te ayude a encontrar la siguiente clase?.

-Voy al gimnasio, y creo que lo puedo encontrar.-Ella me tomo de la mano haciendo que la siguiera, su mano era demasiada fría. Cuando me tocó, la
mano me ardió igual que si entre nosotros pasara una corriente eléctrica.

-No dejaré que te pierdas él primer día de clases. Por cierto se me olvido decirte que Bella es un bonito nombre.-Me sonroje otra vez.

-Gracias igual Alexandra, ahora entiendo porque Jessica dice que eres distinta a tu familia.-Ella suelta una risita.

-A ellos no les gusta socializar, como nos mudamos a cada rato.-Alexandra se encogió de hombros, pude notar en su mirada algo de tristeza.

-Al parecer te afecta él comportamiento de tus hermanos.-ella suspira ante mi comentario.

-A veces, aunque también el de mi papá adoptivo.-Alexandra me miro y por un momento nuestras miradas conectaron, sentí que me perdí en sus ojos dorados negros, desvíe la mirada sintiendo como mi corazón latía más rápido de lo normal.-pero cuentame algo de ti, tu vida debe ser más interesante que la mía.

Entramos juntas al gimnasio.

-Detesto Educación física.-dije al ver los cuatro partidillos de voleibol que se jugaban de forma simultánea. Me
dieron náuseas al verlos y recordar los muchos golpes que había dado, y recibido, cuando jugaba al voleibol.

-No te preocupes eso dejamelo a mi.-Alexandra me guiño un ojo y se acercó hasta él profesor, en realidad no se que le dijo pero pude faltar a su clase.

-Me libraste de esa horrible clase, te lo agradezco mucho Alexandra.-Ella sonrió.

-De nada, también no te preocupes por mi hermano si te incomoda su presencia puedo pedir que lo cambien de lugar conmigo.-sugirió.

-Realmente te lo agradecería pero no quiero que tengas problemas con tu hermano.-Su mirada no me incomodaba pero si me hacía sentir nerviosa.

Tal vez era por lo hermosa que era, una belleza sobre natural, su cabello rubio, sus ojos dorados negros, sus facciones y también me asombraba la seguridad que tenía ella misma.

-Descuida hablare con él, ahora tengo que irme al estacionamiento sino me dejaran y realmente no quiero caminar.-sin que yo lo esperará ella me dio un beso en la mejilla, provocando que me ruborizara.

-Nos...vemos..después Alexandra.-ella mueve su mano en forma de despedida, lo que aun no logro entender es ¿Por Qué me haces sentir nerviosa?.

Aun sigo pensando que es porque yo soy demasiada tímida con las personas.

Aun sigo pensando que es porque yo soy demasiada tímida con las personas

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𝑻𝒐𝒙𝒊𝒄 𝑳𝒐𝒗𝒆 | 𝑩𝒆𝒍𝒍𝒂 𝑺𝒘𝒂𝒏Donde viven las historias. Descúbrelo ahora