ʀᴇʟᴀᴄɪóɴ ᴄᴏɴꜰᴜꜱᴀ

Capítulo 24

—Que tengas un buen viaje, Kyle.

Dejé la vajilla y hablé con la esperanza de que volviera sano y salvo. En ese momento, los ojos grises que habían estado vagando en lo alto se encontraron con los míos.

—Te esperaré.

Mientras sonreía, sus ojos se oscurecieron como la luna oculta entre las nubes. Lo miró con una expresión contemplativa en el rostro y desvió la mirada. Como una persona que vio algo que no debería haber visto.

* * *

El sonido de los pasos resonó en el pasillo gris. Uno estaba relajado mientras que el otro estaba impaciente.

Takan siguió a Kyle cuando entró en su despacho.

—Kyle, ¿estás enamorado de ella?

En cuanto se cerró la puerta del despacho, Takan soltó sus palabras como si hubiera estado esperando. Kyle se giró lentamente y levantó sus ojos rojos.

—Debería preguntarte lo mismo.

Takan se quedó sin palabras ante la fría voz. Cuando no respondió, dejó escapar un lánguido suspiro y se dio la vuelta.

Cuando Kyle volvió a mirar a Takan, había ferocidad en sus ojos quietos.

—Debes saber que éste no es un asunto en el que puedas involucrarte.

—¡Lo sé, lo sé...!

Takan dejó de hablar y tomó aire. Al cabo de un rato, dejó escapar un aliento que parecía agotado, y bajó la mirada a sus pies. Mientras se pasaba la mano por el cabello.

De repente, recordó la cara esperanzada de Ael que había visto en el comedor. Era la primera vez que veía esa mirada.

Mientras actuaba como mayordomo y los observaba como un lienzo, se dio cuenta de que el corazón de Ael era como una pintura. No pudo evitar sonreír en vano. Era divertido que una vez pensara que ella estaba tramando algo.

Ha, Takan dejó escapar un suspiro y agitó nerviosamente su cabello. Después de un rato se dio la vuelta.

—Si no sientes nada por ella, no le des expectativas irrazonables.

Después de unos pasos, la voz de Kyle lo detuvo en seco.

—Deja de involucrarte. Es entre ella y yo.

Ante la inquietante voz, Takan endureció su cuerpo como una piedra. Al cabo de un rato, se rascó las cejas preocupado y salió del despacho.

Murmuró al salir.

—Yo tampoco quiero.

Pequeñas palabras ahogadas se dispersaron en el aire.

Kyle siguió el rastro de Takan, que había desaparecido, y luego se apartó y contempló el escritorio. En el centro del escritorio yacía una botella de vidrio vacía de una vieja amistad.

* * *

—Necesito verificar dos veces la cantidad.

—S-Señora.

Laura me siguió a regañadientes.

Recorrí el almacén cargando los libros y comprobé la cantidad de material escolar y víveres que iba a donar hoy al orfanato.

Al principio, quise ayudar a cargar la mercancía en el vagón, pero no pude porque Laura me lo impidió porque estaba embarazada.

Han pasado unas dos semanas desde que Kyle se fue.