89. Truth between lies.

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~Brandon~

Ver. Mirar. Analizar. Respirar. Ese será mi trabajo. Eso es lo que creo a lo que estoy predeterminado a hacer. Ver el escenario de un crimen, mirar alrededor en busca de pruebas, analizarlas y respirar para mantener la compostura.

Ver. Mirar. Analizar. Respirar. Eso es justo lo que estoy haciendo en este momento, frente al espejo de mi casa. Me veo reflejado en la superficie, mirando cada facción de mi rostro. Analizo mis párpados, mi nariz, mis labios, mi barba... Respiro. Respiro como no lo he hecho desde que terminamos las clases por Navidad.

¿En esto se resume mi vida ahora? Ver. Mirar. Analizar. Respirar. No hago otra cosa. Por las noches, duermo con miedo a que Azazel aparezca en nuestra habitación, matando a Harper. Por el día, me bebo grandes cantidades de café para mantener mis ojos abiertos, por miedo a que al pestañear aparezca Azazel y mate a Harper. Me siento inservible, inútil. Como si el hecho de ser un dios no importase en absoluto. Domino la luz y Azazel es ahora capaz de absorber todos mis ataques. ¿Qué me queda entonces?

«Siempre puedes hablar con Gabriel para que te diga que hacer...» —Dice la voz en mi interior, la cual pertenece a Auseklis.

– No puede decirme nada. Su condición como Anciano...

«Déjame hablar a mí, entonces. A mí me hará más caso...»

– No me fío de ti, lo sabes... Si decidimos hablar con él, me dejarás hablar a mí, ¿entendido?

«Otra de las cosas que puedes hacer es usar el Sello de Salomón y condenarte a llevarlo eternamente...»

Las palabras de Auseklis resuenan en mi mente, por lo que decido darme una ducha para dejar de pensar en ello. Realmente necesito esta ducha, por lo que abro el agua caliente y espero con la mano debajo del grifo. Al regular la temperatura, decido meterme una vez me quito la ropa. Las gotas de agua caen sobre mi cabeza mientras que me apoyo contra la pared más cercana.

Mis ojos se cierran poco a poco por lo que cambio la temperatura hasta que me golpea un chorro de agua fría, despejándome lo suficiente como para despertar cada una de mis neuronas. Una vez seco y vestido, salgo a la cocina para hacerme otro café. Mientras me lo bebo, camino hasta el sofá para encender el televisor, lo que hace que derrame el contenido de mi taza. De repente, las gotas de café quedan suspendidas en el aire a la vez que una luz aparece a mi espalda. Pudiendo moverme, aprovecho el momento para colocar la taza por debajo, recuperando la pérdida cuando Gabriel aparece en mi salón.

– Al final ayer no pude hablar contigo. —Me dice, de buenas a primeras— Al igual que me pregunté por el estado anímico de Harper, quería saber cómo estabas tú...

– ¿Sueles ser tan apegado con la gente? He oído hablar de los arcángeles, pero los describían como...

– ¿Unos seres egocéntricos y frívolos que ni expresan sentimientos ni quieren a nadie más que no sea ellos mismos?

– Iba a decir lejanos y potencialmente arrogantes... Pero, básicamente, sí.

– Nuestra posición en el Consejo no es tarea sencilla. Todos los seres celestiales dependen de nosotros y se han acostumbrados a mirarnos como sus protectores. Dios nunca está en casa y los dioses no suelen ser amistosos con los ángeles, sobre todo aquellos cuya mitología no tiene la creación de nuestra especie en su lore...

– Ya veo... L-lo siento...

– No te disculpes. Estoy acostumbrado a que me lo pregunten. Particularmente, me gusta ser cercano con todo el mundo... Sobre todo si... Bueno, da igual. No has respondido a mi pregunta...

Don't Leave Me Now (DLMG #3) [Remastered]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora