88. Good Confessions.

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~Harper~

Han pasado dos días de la muerte de mi padre y, a pesar del estado anímico de los Avery, hemos tenido que encargarnos de todo el papeleo para celebrar el funeral que nos permita despedirnos de él. De hecho, debo agradecerles a Brandon y a Thomas por todo lo que nos han ayudado.

Durante la misa matutina, mi madre y yo hemos recibido a muchos conocidos del trabajo de mi padre que se han acercado a nosotras para darnos el pésame y decirnos que lo van a echar de menos. En el entierro, en cambio, sólo hemos estado los familiares y amigos más cercanos. Algo que he agradecido, pues he pasado los últimos minutos junto a mi padre acompañada de las personas más importantes para mí.

Brandon está a mi lado, con su mano sobre la mía, mirando como la tierra esconde el ataúd en el que mi padre descansa en paz. De repente, todo a nuestro alrededor se detiene y, al darnos la vuelta, observamos el haz de luz en el que se mueve Gabriel cuando aparece frente a nosotros. Al cabo de unos segundos, el arcángel ya se encuentra junto a una tumba a la espalda de nuestros amigos. En cuanto esconde sus alas, el tiempo se restablece.

– Siento mucho tu pérdida, Harper.

– Gracias, Gabriel. Pero, debo preguntar... ¿Estás aquí para matar a mi madre también?

– ¿También? —Pregunta el arcángel, sorprendido de mis palabras— Nada que ver, en cualquier caso... Sé que debería haber muerto, pero no voy a hacerle nada. He venido para acompañarte en un momento como este y para decirte que por el momento no parece haber consecuencias catastróficas al cambio en el punto fijo.

– N-no sé si eso me consuela... Pero, gracias.

– Por cierto... Yo hablaría con el prince... Digo, con Brandon. Algo me dice que se está guardando mucho por dentro y le irá bien abrirse para no dejar que sus pensamientos lo agobien.

– ¿V-vale?

– Si me disculpas... Me voy a visitar a una vieja amiga.

Dicho eso, Gabriel camina por el cementerio, alejándose de nosotros. En ese instante, Brandon llega a mi lado y con la mirada me pregunta si algo va mal. Yo, con una débil sonrisa, le niego con la cabeza y le pregunto a él si todo va bien.

– Yo... Lo siento, Harper. —Dice de repente mi marido, dejándome perpleja— No hice nada para detener a Azazel y... Ahora... Ahora no sé qué hacer para ayudarte a aliviar la carga de todo lo que está pasando...

– Eh, no digas eso... Ya haces mucho, ¿sabes? Simplemente teniéndote a mi lado ya haces mucho por mí.

– Hasta el fin de nuestros días, entonces. —Responde, besándome la mejilla, antes de acompañarme hasta donde está el resto de la gente.

Al cabo de un rato, mi madre, Brandon y yo somos los únicos que quedan. Leire ha tenido que volver a Siracusa para acompañar a su hermano, lo cual agradezco en el fondo de mi corazón. Mi mejor amiga ha dejado temporalmente a su hermano en coma para acompañarme en un momento tan duro como este para mí y sé que es consciente de lo mucho que me ha ayudado verla aquí.

Así pues, cuando la tarde cae en la ciudad, dejamos a mi madre en casa. No quiero dejarla sola, pero ella insiste en que una madre no debe invadir el espacio personal de su hija y su marido, incluso en la situación en la que estamos. Por suerte, tanto Brandon como yo estamos a un par de segundos de distancia.

Una vez nos despedimos y asegurándonos de que no nos ve nadie, Brandon me lleva hasta casa, donde me dejo caer sobre la cama, completamente agotada. El rubio entra en el baño, haciéndome oír el sonido del agua de la ducha poco después. Pienso en si meterme o no con él —no tanto como para acostarnos sino para ducharme y estar lista para irme a la cama—, cuando mi teléfono móvil suena, indicándome que acabo de recibir una llamada.

– ¿Leire? —Pregunto al responder una vez veo el ID del llamante.

– Hola, Harper... ¿Puedes venir al hospital?

– ¿Ha pasado algo?

– N-no, no... Nada... Quiero hablar contigo de algo y... Quiero hacerlo cara a cara...

– Entiendo. Voy de camino...

Tras indicarle a Brandon que voy al hospital, decido volar hasta el almacén de servicio en el que se guardan mantas y gasas. Allí hay menos riesgo de que alguien me vea aparecer de repente, pero no me apetece en absoluto caminar o conducir hasta allí. Cuando llego, pero, me encuentro con alguien cogiendo suministros, por lo que me oculto hasta que sale.

Camino hasta la habitación donde han ingresado a Jayden, llevándome una gran sorpresa al entrar: Leire es la única persona que se encuentra allí con Jayden, que, desafortunadamente, sigue estando en coma. El cabello de la castaña está alborotado, completamente distinto a cómo lo tenía esta mañana en el funeral. Debajo de ambos ojos cuelgan unas grandes ojeras, ahora no camufladas con maquillaje, que me dan a entender que no ha dormido nada desde que le confesamos que su hermano estaba aquí.

– H-he mandando a mis padres a un hotel para que duermas al menos una noche... —Me dice, nada más verme.

– ¿Y qué hay de ti? Tú también tienes que dormir...

– No puede quedarse solo, Harper... ¿Y si Azazel viene a terminar lo que empezó? ¿Y si se lo lleva como se ha llevado a tu padre? ¿A tu madre biológica?

– Lo entiendo, pero, ¿y si te ataca a ti por estar aquí y estar tan cansada? No podría permitirme perder a nadie más...

– Harper... Mira, te prometo una cosa: voy a dormir... Pero aquí.

Sé que voy a ser incapaz de convencerla de ir al hotel con sus padres, así que asiento con la cabeza antes de sentarme a su lado. Puedo verla remolonear en su silla, evitando por completo mi mirada. Sea lo que sea lo que quiere decirme es tan importante que no sabe cómo formular las palabras.

– ¿Leire, estás bien? Si no quieres, no hace falta que me cuentes lo que pasa ahora...

– S-sí, quiero contártelo, pero... Yo... Antes de nada, ¿qué pasó con...? Si quieres...

– Claro. —Le digo, con una débil sonrisa— Este Azazel es más fuerte que el que encerramos en el Sello de Salomón. Wallace mató a mi madre para liberarlo y mi padre se vengó... El Consejo lo encerró tras un juicio y al volver a la Tierra, encontramos un mensaje de Azazel que decía: «ojo por ojo».

– Y se vengó. —Dice mi mejor amiga, colocando su mano sobre el mío— Atacó donde más te dolía.

– Así es... Encontramos a Thomas tratando de defenderlos, pero Uriel se interpuso. Uno de los arcángeles vino a casa para permitir la muerte de mis padres. Porque eran puntos fijos en el tiempo. Y, claro, cuando impedí que mi madre muriera...

– Has podido causar una mayor catástrofe... —Asiento con la cabeza, indicándole lo que Gabriel me ha contado en el entierro— Dios, Harper... Tuvo que ser horrible.

– Lo ha sido, no mentiré...

Leire se abraza a mí, dándome todo su apoyo. Yo le correspondo el abrazo, cerrando los ojos con fuerza para no ponerme a llorar. Y, de repente, escucho como la respiración de mi mejor amiga se acompasa de forma regular. Al separarla de mí, puedo darme cuenta de que se ha quedado dormida y, por tanto, decido dejarla en el sillón junto a la cama de Jayden, volando a mi salón desde allí.

Brandon se sienta a mi lado al verme, poniendo una película con la que distraernos antes de acostarnos. No tengo ni la menor idea de lo que nos espera ahora, pero si algo puedo saber seguro es que Azazel no tiene pensado parar... Si no lo detenemos de una vez por todas.

Don't Leave Me Now (DLMG #3) [Remastered]Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin