Tercer Capítulo❣

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Los días pasaban y Deidara no había abierto la boca.

A veces Obito sospechaba que el precio no sería sólo tenderle el futón todas las mañanas, pero tampoco quería averiguar mucho cuando lo veía acercarse a Rin de manera sospechosa y luego le clavaba a él sus enormes ojazos celestes, jugando con sus consternados sentimientos.

De la vergüenza se había quitado finalmente las ganas de volver a besar la foto de Rin, lo cual le daba cierto alivio, pero no dejaba de hacer a la situación más odiosa.

Así que cuando una cierta tarde lo encontró sentado en la hierba leyendo un pergamino con una expresión de enfado, se acercó dispuesto a vengarse.

-¿Preocupado, nuevo?- le susurró al hombro, esquivando por poco un golpe con la cara externa del puño ajeno.

-Cállate- replicó enojado, muy concentrado en la lectura.

Obito lo rodeó con la espalda muy erguida, y se sentó enfrente suyo, acariciando el verde pasto.

-Tienes cara de que tus compañeros se olvidaron de ti- se burló.

El rostro de Deidara mostró aún más preocupación.

-¡Ja! Lo sabía- prosiguió Obito, recostando su nuca contra sus manos mientras se levantaba las antiparras a la altura de la frente -. Quién iba a extrañar a un presumido como tú- lo picó.

Deidara arrugó el papel mientras exclamaba al llegar al final de la carta, sin haberse enterado siquiera de las palabras de Obito.

-¡¿Qué demonios tiene ese tal Kakashi para que digan que es mejor que yo, hm?!- rugió mientras dejaba el pergamino con un golpe sobre la hierba.

Obito abandonó su cómoda pose, para inclinarse sobre el papel, aunque guardando cierta distancia de la enojada carita que miraba hacia otro lado, llena de sangre.

-¿Qué hizo el Bakakashi?- curioseó el pergamino.

Deidara maltrató al pobre papel una vez más, mirándolo esta vez a los ojos.

-¡Eso! ¡Es un Bakakashi, hm! ¿Qué tiene ese tipo que lo haga mejor que yo, eh? ¡Respóndeme tú, hm!- le sacudió el pergamino frente a esos ojos azabache.

-No tiene nada- respondió en automático, para luego tomar el pergamino y darle una rápida ojeada -. ¡Tu sensei dice que es más fácil de manejar que tú y que sería bueno que se quedase!- se rio enseguida.

Deidara le golpeó en la coronilla.

-Tu compañero no lo entiende y tu compañera se la pasa detrás del Bakakashi...- frunció el ceño -. ¿Qué les pasa a las niñas con ese tipo? Oye, ¿tu compañera es linda?- curioseó.

Deidara lo miró inflamándose de aire, coloreándose fieramente, tiritando e inflando los cachetes mientras sus ojitos temblaban.

-¡Deja de pensar en chicas! ¿Qué no tienes otra cosa en esa cabeza hueca, hm?- le descargó un fortísimo golpe en la cabeza, esperando que se le acomodaran las ideas.

-¡Auch!- Obito se agachó del dolor, seguro de que le saldría un chichón.

-Cómo pueden decir que es mejor que yo, hm...- siguió protestando en voz baja, releyendo el pergamino con frustración.

-No me extrañaría de él- se animó a reconocer Obito, bajando la voz -. Siempre intento derrotarlo y no lo logro. Lo mismo le sucede a Gai.

Deidara recordó perturbado al extraño niño ridículo que cada vez que lo veía le preguntaba cuándo volvería Kakashi, como si él tuviera la respuesta exacta.

Fue sin querer queriendo... (Obidei/Tobidei)❤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora