Segundo Capítulo❣

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Estúpidos, malvados y ruines de Iwagakure.

Eligiendo su casa como la más apta para el invasor. ¿Qué la posada cerca de la torre Hokage no era suficiente? Lo único bueno de todo ello era que al menos no se quedaría en casa de Rin, sopesó Obito mientras tragaba sin entusiasmo una bola de arroz tibio.

Ignoraba que había sido igual de inocente al pensar que sólo la atención de Rin era algo que podía perder por causa de Deidara.

-Deidara-chan, ¿no quieres más dulces?- su abuela volvió a pellizcarle una regordeta mejilla, que ya estaba rojiza como una manzana.

Deidara estaba ya harto de tanto toqueteo, pero aquella señora era muy dadivosa y su comida exquisita. En cambio, su madre era más estricta con el tema. Podía aguantarse unos pellizcos más.

-¡Sí, hm!

-Qué ternurita- comentó la abuela, dándole una paleta anaranjada, la favorita de Obito.

Deidara mordió y Obito esperó a que su abuela le obligara a dar las gracias primero, tal como le obligaba incansablemente a él.

Nunca sucedió.

-¿Cómo te vas sintiendo en tu primer día en Konoha, Deidara-chan?

-¡Quiero conocer más, hm!- respondió con la boca llena.

Esta vez, no escaparía a la reprimenda de su abuela, pensó Obito. Los modales dentro del barrio Uchiha se mantenían contra viento y marea, no importaba qué tan invitado fuera. Porque nadie hablaba con la boca llena en esa parte de la aldea.

-Claro, luego Rin y Obito podrán acompañarte- le rascó la mejilla -. Bueno, voy a lavar, pero come todo lo que quieras, Deidara-chan. Tú también, Rin-chan.

-Quisiera ayudarla, señora Uchiha- la chica se puso de pie.

-Oh no querida, descansa por favor. Ustedes son los invitados. Obito-chan, ¿te importa ayudarme?

Obito se levantó, dudoso. Se sentía un poco estafado, pero siempre ayudaba a su abuelita con el hogar y no iba a ser diferente ahora que había más cacharros que de costumbre para lavar.

Mientras se alejaba, escuchaba cómo Rin le hablaba entusiasta al nuevo, y éste le respondía contando más cosas de Iwagakure que asombraban a su compañera.

"¡¿Qué tantas anécdotas tiene para contar?!", pensó celoso. "¡De seguro son todas mentiras para impresionar a Rin!".

-¡¿Qué?! ¿Eres escultor?- oyó gritar a Rin emocionada.

Mentira. Tenía que ser mentira.

-Si quieres te muestro mis cinceles, pero no los toques hm.

"Ay, no. Los artistas les gustan a las chicas", se desanimó por completo. ¿Qué haría él si Deidara resultaba ser otro tipo perfecto ante los ojos de Rin al igual que Kakashi?

-Obito-chan, pon atención.

Obito extendió los brazos para recibir el primer plato lavado y luego ponerlo a secar, con el ceño tenso y las mejillas infladas.






Fue sin querer queriendo... (Obidei/Tobidei)❤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora