Primer Capítulo❣

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Deidara se miró al espejo, rehaciendo una vez más su peinado. Su madre le había dado permiso de dejarse largo el cabello luego de mucho insistir y amenazar que lo haría tarde o temprano, y que también se escaparía cuando fuera adolescente. Por supuesto, no era como si él lo hubiera hecho por el permiso de su madre, claro que no.

Deidara soñaba con ser un rebelde, como esos jóvenes pelilargos que últimamente formaban grupos musicales muy novedosos en Iwa.

Junto a Kurotsuchi y Akatsuchi, ya habían decidido iniciar un día la "banda de los ninjas rebeldes"; Kurotsuchi había comenzado a recortarse el cabello, y si se dormía en los laureles, muy pronto Akatsuchi tendría las greñas más largas que las suyas.

-¡Deidara! ¡Vas a llegar tarde! ¡Y no te olvides de tender tu futón!- escuchó el grito de su madre.

-¡Ya lo hice, hm!- corrió apurado desordenando aún más sus pijamas extras, dibujos y las mantas del futón mientras revisaba superficialmente su bolso.

Asumió que no se olvidaría sus cosas luego de tanto esperar por aquella oportunidad, y se apareció entre una cortina de humo al frente de la entrada, donde su madre lo miraba con impaciencia.

-Ōnoki-sensei les ha prohibido usar el chakra fuera de sus misiones excepto en caso de emergencia- le regañó mientras le colocaba detrás de la oreja izquierda el incipiente flequillo.

-¡Mamá, así me veré tonto!- protestó mientras buscaba los cortos mechones e intentaba recomponer lo que un día sería un espléndido fleco.

-Claro que no, te ves adorable- le respondió enternecida.

La mujer sentía tanto orgullo, su bebé había aplicado.

-¡No quiero verme adorable, quiero verme amenazante, hm!- gritó mientras comenzaba a despeinarse.

-Llegaremos tarde- su madre le tomó una de las manos y abrió el camino hacia la calle.

-¡No me lleves de la mano!- cuchicheó Deidara -. Se reirán mis compañeros, hm.

Su madre lo soltó, un poco descorazonada. Su bebé crecía tan rápido, debió preverlo desde que mostró tanta inteligencia e inquietud desde tempranas edades. Se dijo que podía cumplirle el capricho, ya que había clasificado de entre los ciento noventa y ocho gennin que se postularon en la aldea.

Su hijo, el mejor.

Hasta podría llorar del orgullo, pero no estaba en sus planes el incomodar a su retoño.

Llegaron donde Ōnoki y Kitsuchi les aguardaban, a metros de las puertas de la Aldea de la Roca.

Los pequeños Akatsuchi y Kurotsuchi acudieron a él, y los tres se encontraron corriendo entre risas.

-¡Haznos quedar bien, Deidara-kun!- exclamó el dueño de una descuidada melena.

-¡Y envíanos cartas!- se apresuró la pequeña de ojos rosados y cabello por los hombros.

-¡Y fotos!

-¡Y comida!

-¡Y regalos!

Fue sin querer queriendo... (Obidei/Tobidei)❤Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt