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"Quítate la venda de los ojos".

Parte 1.

Desde que el primer día del mes, Sasha no ha dejado de consentir a Marcy

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Desde que el primer día del mes, Sasha no ha dejado de consentir a Marcy. Todas las mañanas era lo mismo, el desayuno favorito de Marcy tenía que estar servido antes de las 8, con ello unas rosas adornando la mesa y por supuesto un jugo de naranja recién exprimido. La iba a dejar al trabajo y siempre trataba de hacerle conversacion en el camino.

La admiraba, bueno, eso siempre lo hacía solo que esta vez lo expresaba.

A la hora del almuerzo Marcy recibía comida de primera, a Sasha jamás le gusto presumir su dinero, pero por Marcy lo haría todo.

No había día alguno en el que Marcy recibía flores para adornar su oficina, además de que un día, al llegar a su oficina, notó un gran terrario con pequeños tritones en el (lo que ocasionó una buena noche aquella vez).

Y al final, siempre hacia todo lo posible para recoger a Marcy. La llevaba a donde quisiera. Si quería ir al cine, iban al cine. Si quería ir a bailar (que solo paso una vez) iban a bailar. Si quería ir a cenar una hamburguesa, una pizza o lo que ella quería, iban. Sasha solo quería que Marcy estuviera bien y si no lograba ir por Marcy hasta la oficina le pedía a Anne ese favor.

Y bueno, para la noche, el baño de burbujas estaba preparado y las dos se relajaban en la sauna estilo japonés que tenían en su hogar. No había nadie más que ellas dos, pero no todo era igual, Marcy solía acurrucarse junto a Sasha cada vez que se bañaban juntas y ahora era como si la menor tuviera vergüenza de verla desnuda. Su rostro sonrojado, su mirada desviada y su alejamiento le hacia sentir mal.

En realidad, no todo era color de rosas. Ese mes fue un infierno total, pues parecía que Marcy no tomaba en cuenta sus esfuerzos, de ves en cuando le agradecía "amorosamente" por los detalles y otros... simplemente pasaba de largo.

A veces, la bañera estaba sola, la cama vacía y su corazón roto.

El desayuno se enfriaba, las flores se marchitaban.

Cada día era igual, diciendo una nueva excusa para no estar con ella. Aguantando las ganas de llorar cada vez que leía el mensaje de "llegare tarde, no me esperes despierta". Claro que dolía y dolía bastante. Ver a tu esposa alejarse sin remordimiento alguno es algo que jamás se imagino experimentar.

 Ver a tu esposa alejarse sin remordimiento alguno es algo que jamás se imagino experimentar

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Tu misterioso "Alguien"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora