—¿Crees que he perdido el sentido?

—No— me acerco más.

—Lo he pensado mucho, quizás no pueda estar en un equipo profesional...

—¿Por qué no?

—Porque me enfocaré en ABC. Soy bueno en eso también.

—Pero es otro de tus sueños...

—Lo era. Si me das a elegir entre un equipo profesional o mi hijo, lo elegiré a él. Siempre— sus ojos llevan un destello que nunca antes he visto. —Podre enseñarle a jugar— sonríe ante sus propias palabras. Yo debo hacerlo también porque la imagen llega a mi mente. Nate enseñando futbol americano a su hijo.

—¿Y si es niña?

—Defensa personal— suelto una carcajada.

—¿Lo has pensado todo cierto?— pregunto viendo como esa sonrisita no desaparece.

—Así es— se coloca de pie. —También en ti.

—¿En mí?

—Harriet has sido parte de mi desde que tengo uso de razón— es cierto. —Te amo— eso es muy repentino y está muy cerca. —Eso no ha cambiado, pero entiendo que ahora tu corazón le pertenezca a alguien más. El mío será tuyo por siempre, cometí errores y no puedo lamentarme ahora que uno cambiará toda mi vida— intento seguir el ritmo con el cual se desenvuelve. —Pero puedes contar conmigo, si algo te pasa puedes venir hacia a mí. Quiero que lo tengas claro porque yo estaré cerca... como cuando éramos niños.

Mi corazón se me encoje con lo último, no quiero llorar, pero sé que he soltado una lagrima cuando él pasa su pulgar sobre mi mejilla.

—Perdón por haberte lastimado— niego refugiándome en su pecho.

Realmente necesitaba mucho de esto. Ya no me importa lo que paso entre nosotros, lo que paso en Halloween y después, que importancia puedo darle después de escucharlo. Me hacía falta, Nate me hacía falta.

—Hey— me hace verlo. —¿Ha pasado algo? O...

—No— miento. —Me he puesto emocional. Tienes que salir. Vamos.

Nate me sigue con sus ojos hasta que llego a la puerta. Locky se resiste en salir. —No voy a partirle la cara si no quieres.

Alzo a Locky evitando contestar eso. —Te veo afuera.

—Harriet— me llama de nuevo. Me asomo solo un poco por la puerta. —Gracias por venir hoy.

—Soy un amuleto— me encojo de hombros y salgo.

Si no fuera por el partido me hubiera quedado, hubiera preguntado donde estuvo y que hizo, pero no puedo hacer eso, afuera hay un equipo que lo necesita, no puedo ser egoísta y menos provocar un problema en medio juego. Nate necesita salir a ese campo y demostrar de lo que está hecho. Las tribunas han sido llenadas por dos hordas de fanáticos, los Falcons de rojo y los Guerreros de azul, ambas complementadas por familias, jóvenes y hasta niños de todas las edades.

Las palabras de Nate vuelan por mi mente, va ser padre, y en el fondo sé que lo hará bien. Su carrera esta punto de acabar y una nueva faceta empezara con el.

Tomó asiento en la fila delantera, Sky está aquí con las palmas clavadas en el asiento de plástico.

—¿Y esa sonrisa?

—¿Cuál?— digo borrando su existencia. Acomodo mi cabello.

—La de boba.

Bien, puede que Nate me contagiara su felicidad. ¿Cómo no hacerlo?

CUANDO TE VUELVA A VER [AMORES #1]Where stories live. Discover now