·Capítulo 7·

55 6 9
                                    

Mientras Theo y la Sra. Dawson hablaban en su despacho, Lilith escuchaba a escondidas la conversación, ya que le había llamado la atención la descripción de aquel hombre y su forma de tratar a su mujer y a su hijo. Decidió abandonar su espionaje y caminó hacia su dormitorio. En un breve instante, se chocó con un chico y los libros que este sostenía, cayeron al suelo.

-Perdón, no te había visto -dijo Lilith recogiendo los libros del chico.

-No importa, ya se me han caído otras veces, soy muy despistado... -los dos rieron.

-¿Cómo te llamas? -preguntó Lilith.

-Soy Malkom Nimburg, ¿y tú?

-Lilith Brown, señor -hizo una reverencia mientras reía.

-Encantado, Lilith -le devolvió la reverencia-. Voy hacia la biblioteca, ¿quieres acompañarme?

-Claro, vamos -comenzaron a caminar hacia la biblioteca.

Mientras hablaban sobre sus primeras clases, no se dieron cuenta de que un individuo les observaba con pena y remordimiento, al pensar en los maravillosos valores de la amistad que él no poseía. Él solamente provocaba peleas y recibía insultos de su escasa familia al no querer cumplir con enorgullecerse por ser una especie destructiva.

Malkom y Lilith tomaron asiento en dos sillones en una esquina de la biblioteca. Malkom leía un libro cuyo título decía «Tritones y Sirenas de nivel uno» mientras fruncía el ceño mirando al techo y apuntando grandes párrafos en una libreta hecha a mano. Lilith observó detenidamente al chico. Su pelo castaño y de media longitud contrastaba con sus ojos verdes intensos. Se fijó en sus manos, repletas de garabatos de flores y rostros sonrientes dibujados a bolígrafo rosa.

-Así que, un ¿Tritón? -preguntó Lilith mientras señalaba el libro que Malkom leía.

-Se podría decir, pero no comprendo la filosofía de vida de los tritones. Todos los que conozco intentan ser lo más varoniles posibles -hizo una mueca de asco-. Por ejemplo, intentan conquistar a otras mujeres con piropos ofensivos, no lloran porque no es un acto de "hombres", solo valoran el cuerpo y otras más razones por las cuáles no me gustan los tritones.

Lilith apoyó al chico con su infravalorada opinión, ya que los Tritones tenían ese tipo de reputación en Mystcal y en el mundo místico. Los conocían como "Los cuadrados", al poseer un cuerpo demasiado trabajado.

-¿Y tú que criatura eres? -preguntó Malkom curioso.

-Un Hada de la Mente -exageró la primera "E" y movió sus manos en forma de terror.

-Pues si quieres saberlo, estoy pensando en comida - se tocó la barriga.

-¿Quieres ir al comedor? He mirado en el menú, hoy hay comida tailandesa -sugirió.

-Claro, reserva una mesa, tengo que recoger los libros -Lilith abandonó la biblioteca.

Mientras se dirigía de camino al comedor, escucho un sonido irritante, el de unos tacones de aguja. Al instante reconoció de quién se trataba.

-¡Eh! ¡Vidente! -Lilith se dio la vuelta-. Vaya, cada día estás más desgarbada, por favor un poquito de elegancia no vendría mal... -la miró de arriba a abajo con desprecio.

-Al menos mis padres escribieron bien mi nombre, ya que al tuyo le falta una "n" en la palabra "donna" -afirmó.

Belladona suspiró, y siguió hablando amenazadora.

-Vengo a advertirte, vidente. Que la muy imbécil de Dawson nos castigue si te hacemos algo, no significa que fuera de Mystcal la "inteligente y culta de Lilith Brown" esté protegida. Sé cosas de tu alrededor que nadie más sabe. Y me alegro de que tu mami muriera, así sabes cómo seguir sus pasos -susurró la última frase antes de retirarse.

Hiraeth, el mundo oculto (Libro 1) (DISPONIBLE EN AMAZON) Where stories live. Discover now