·Capítulo 3·

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Lilith y la Sra. Dawson fueron a casa de Paul para mantener una conversación sobre los orígenes de Lilith. Al tocar la puerta de su casa, Paul abrazó a Jessica con afecto después de muchos años sin verse. Lilith no comprendía nada, ya que no le habían hablado de Jessica en tanto tiempo. Pero esa y más preguntas que se formulaba Lilith serían respondidas.

Bueno, supongo que tu padre te habrá hablado de la experiencia de tu madre en Mystcal, ¿verdad? -preguntó la Sra. Dawson y Lilith negó con la cabeza-. El caso, Nancy era una estudiante estupenda en mi escuela, era la mejor Hada que la escuela haya podido tener -recordó la Sra. Dawson.

-Ja, ja, que gracioso -su rostro se palideció al ver la seriedad de la Sra. Dawson -, ¿un Hada? ¿Cómo las de los cuentos que tienen alas? ¿Estoy soñando? -dijo Lilith mientras frotaba su frente.

-No Lilith, las Hadas solo tienen alas si alcanzan un nivel muy alto en su poder elemental. Tu madre tenía el poder del Agua. Podía controlar todo lo que tuviese agua sólida o líquida y también era capaz de lanzar enormes masas de agua. En nuestra escuela no solo hay Hadas, también hay Vampiros, Sirenas y Licántropos. Son todos estudiantes maravillosos. Y te estarás preguntando "¿Qué tengo que ver con todo esto?", tú no eres una adolescente humana normal, eres un Hada de la Mente, o una Menry -Lilith abrió los ojos-, una de las más poderosas, que pueden dominar la voluntad de cualquier organismo que posea cuerpo y mente. Debes saber controlar tu poder, y para eso vendrás a mi escuela -explicó la Sra. Dawson.

-¿Entonces el color de mis ojos no es debido por una razón médica?

-¡Por favor, Lilith! Los médicos de la Tierra son muy cortos de imaginación y por eso solo encontraron una explicación científica aburrida -rio la Sra. Dawson.

-Cariño, Jessica y yo hemos hablado y mañana podrías ingresar en Mystcal, solo tienes que hacer las maletas y os iréis -dijo entusiasmado Paul.

-Pero esto no es posible, yo solo soy Lilith, una chica mortal y punto -inquirió.

-Si supieses lo que eres capaz de hacer no dirías lo mismo, cariño -dijo optimista la Sra. Dawson.

Lilith aceptó sorprendida y se dispuso a hacer su maleta. Cogió toda la ropa de su armario y la introdujo en ella cautelosamente. Miró el cuadro de su madre que había en su mesa de noche y lo puso en su maleta también. Mientras iba metiendo todos sus objetos preciados, su cabeza estaba en otra parte. No entendía cómo de un momento a otro una señora que fabricaba nubes mágicas había impedido su intento de suicidio y que al poco tiempo le explicase que existía una escuela de poderes a la cual ella pertenecía. Muy en el fondo, Lilith estaba feliz, ya que se liberaría de toda su tristeza y melancolía. Las esperanzas de comenzar una vida llenaban el corazón de Lilith.

Al día siguiente, se despertó a las cinco y media de la mañana y acto seguido despertó a su padre. Lilith cogió su maleta y salió de su casa acompañada de su padre. La Sra. Dawson llegó sentada en una nube al punto de encuentro.

-Vamos Lilith, sube a mi preciada Clunny -dijo la Sra. Dawson mientras acariciaba a aquella nube la cual le respondía ronroneando.

-¿Esa cosa tiene nombre?

-¡Pues claro! ¡Mi Clunny es la nube más tierna de todo el cielo! -exclamó la Sra. Dawson mientras Lilith subía con cuidado a la nube-. Tranquila Lilith, no es una masa de vapor de agua, puedes sentarte -dijo tranquilizadora.

-Te voy a echar de menos cariño. Escríbeme cartas, o mensajes -dijo Paul ilusionado-. Te quiero, Lilith -se despidió.

La nube se elevó. La nueva vida de Lilith había empezado.

Lilith intentó agarrarse a la nube por miedo a caer, pero no pudo. En lugar de tener miedo sintió una sensación de libertad inmensa. A una gran distancia de la superficie, apareció en el campo de visión de Lilith una capa esmeralda muy brillante. Era un portal hacia otro mundo, del cual Lilith tenía curiosidad. Al cruzar el portal, sintió que sus problemas se quedaban a su sombra y ella podría ser feliz otra vez. Gritó, rio, sonrío. Observó como el aburrido mundo en el que vivía desaparecía y se topaba con unos pastos verdes repletos de flores de todos los colores.

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