Camino a paso lento al departamento de mi chica, es nuestro aniversario de un año y estoy verdaderamente nervioso, espero le guste mi regalo.
Entro al lugar, pues tenía una llave que me regaló, y a pesar de que nunca la uso, hoy quiero darle la sorpresa de que estoy aquí.
Hace meses no la veo, pues tuve que viajar a Vancouver para un nuevo proyecto, dejando a mi chica y mi familia por un tiempo.
Unos ruidos me sacan de mis pensamientos, me acercó a dónde son, vienen de su habitación, mi corazón late con más fuerza cuando identifico de que se trata... me está engañando.
Ni siquiera necesito abrir la puerta, para saber lo que está pasando dentro de la habitación y sintiendo lágrimas caer por mis mejillas, salgo del departamento, pegando un gran portazo y espero que sepa que estuve ahí, porque no volveré con ella.
Salí del edificio, caminando rápidamente, sin prestar atención a nada, ni siquiera supe en qué momento ya me había alejado bastantes calles, cerré los ojos con fuerza y sentí el impacto de algo sobre mi.
-Lo lamento tanto -dijo una voz, al abrir mis ojos pude ver a una chica, quien se disculpaba por el helado que había derramado en mi camiseta.
Suspire.- No te preocupes, yo venía distraído y no te vi -ella me miró con preocupación.
-No de verdad, lo lamento... hum, no debes llorar por eso, podría comprarte otra o darte dinero para que tú la compres -dijo, me reí, eso había sonado muy inocente, ella me vio apenada.
-Tranquila, no estoy llorando por eso, y no te preocupes mi día no puede ser peor -ella me miró extrañada, luego sonrió, lo cual me hizo sonreír.
-Bien... entonces ¿ahora es cuando nos enamoramos o algo así? -solté una carcajada.
-Es claro que ves muchas películas románticas -.
-Puede que si, puede que no... pero te invito a ver una, okey eso sonó muy extraño -reí, ella igual.- pero puede servir para que te distraigas de lo que sea, que te haya puesto así, y llorar por una película romántica, es mil veces mejor -sonrió.
-Pues no lo sabré, hasta que vea la película -.
-Entonces vamos, aunque primero debo comprarte una camisa, esa mancha no se ve nada bien -asentí.
Nunca me imagine aceptar una invitación de un desconocido, pero al ver sus ojos, sentí una paz y tranquilidad que me hizo olvidar la razón por la que me sentía mal.
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•02/03/2022•
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