El sonido del celular despertó a la chica, quien había olvidado apagar la alarma, la noche anterior. La habitación estaba más obscura de lo normal y el frío, se sentía.
Se levanto de la cama cuidadosamente, mirando que el chico a su lado no despertará, sonrió mirando la cara de tranquilidad que mostraba Peter al dormir, dejó un pequeño beso en sus labios y camino con cuidado saliendo de la habitación cerrando despacio.
Camino por el pasillo del apartamento, llegando a la sala y abriendo la cortina, viendo así la nieve que caía y como todo estaba lleno de esta. Sonrió grandemente, los días así son sus favoritos.
Y es que, ama la nieve. Desde que era pequeña supo que era mutante y que tenía el poder del hielo, fue un día de invierno cuando jugaba con su pequeña hermana, el hielo en el que patinaban se crackeo un poco y ella evitó la caída de su hermana, volviendo a cerrar la grieta.
La cara de su hermana fue total shock, que casi no podía moverse para salir de ese lugar, hasta que reaccionó y salió corriendo a contarle a sus padres, quienes lloraron, fue ahí cuando ella supo que ellos sabían y que no era nada bueno.
Sus padres, le dijeron que no hiciera uso de sus poderes, pues si la gente se enteraba la mirarían mal pero ella amaba sus poderes, amaba el hielo y como se miraban las cosas escarchadas, aún así obedeció, al principio, pero luego sus ganas fueron más fuertes, por lo que...
Primero lo hacía a escondidas, después se arriesgaba haciéndolo frente a su hermana o en clase, llegando a escarchar las botellas de sus compañeros, y nadie se habría enterado, pero como todo, los secretos siempre salen a la luz y siempre hay consecuencias.
Un día como cualquier otro la chica estaba sentada apartada de todos, cuando llegaron unos chicos y comenzaron a molestarle, así que con toda la intención de callarlos, terminó congelándole la mitad del cuerpo a uno de los chicos, provocando que casi le de una hipotermia por el hielo.
A la chica la expulsaron, y luego de eso, decidió quedarse encerrada por miedo a hacerle daño a su familia. Fue entonces cuando Charles Xavier la encontró, y convenció a sus padres de que ella fuera con él, quien le ayudaría a controlar sus poderes.
Después de eso, aceptaron al ver la ilusión de la mayor de sus hijas, y desde eso han pasado ocho años, ahora con Peter se encontraban en un bonito departamento en New Jersey, después del ataque de Apocalipsis.
Se habían enamorado unos años después de que ella llegará al lugar, pues al principio ella no lo soportaba, aunque él quería con ella desde el primer momento e hizo que cayera en sus encantos, quedando así, cegada y completamente enamorada por él.
Ni siquiera sabía cómo es que había caído, siempre dicen que del odio al amor, solo un paso y es real... ella lo había comprobado.
Un ruido la saco de sus recuerdos, volteo y miró a su novio mirándola atentamente con una sonrisa.
-¿No podías dormir, acaso? -.
-La alarma me despertó -suspiró.- de igual manera me gusta mirar la nieve, me trae algunos recuerdos -sonrió leve.
El se acercó a ella, abrazándola por la cintura y dejando un pequeño beso en su cuello.
-¿Y si volvemos a dormir, es un buen día para eso no? -preguntó el.
-Mejor... hagamos chocolate caliente y veamos películas -se volteo con una sonrisa y acaricio la mejilla de su novio.
-Me parece bien, amor mío -besó castamente sus labios.
-Vamos entonces a preparar el chocolate -tomo la mano de Peter y lo condució a la cocina.
Una vez ahí, ella empezó a hacer el delicioso chocolate, mientras el peli blanco la miraba con una gran sonrisa sin poder creerse que esa mujer tan maravillosa era su novia.
-Mientras terminó pon la película -habló ella, sacándolo de su transe.
Asintió y camino a la habitación, puso una película que era la favorita de ambos, luego de unos minutos su novia llegó con el chocolate y sus galletas favoritas.
Los dos se metieron entre las cobijas, poniendo play a la peli y acurrucándose, mientras Peter hacía cariños en el pelo de su novia, y la abrazaba más contra el, transmitiendo todo su cariño hacia ella.
-¿Recuerdas como nos hicimos novios? -pregunto ella de repente.
Era un día nublado, parecía que en cualquier momento llovería, aunque _____ prefería más que nevara, por lo que empezó a hacer nieve en el jardín, mientras era observada por un chico, quien solo quería ir y abrazarla.
Y como el loco que es Peter, eso hizo, salió de la casa en dirección a la chica y la abrazó por la espalda haciendo que ella del susto le pegara un codazo en el abdomen.
-Tranquila, soy yo -había dicho el muchacho.
-Me asustaste, no vuelvas hacer eso, pude haberte congelado -.
-Pero no lo hiciste, lo lamento sólo quería verte -ella rodó los ojos.
-Bien ya me viste, ahora vete -respondió cortante, no quería que él se quedara y la pusiera nerviosa, pues el de pelo blanco le gustaba bastante.
-_____ por favor, hasta cuándo dejarás de tratarme así... deja de ser una mujer de hielo -.
-Nunca, y no puedo, no sé si recuerdas pero es mi poder, ahora vete Pete quiero estar sola -intentó pasar de él.
-No, hasta que me escuches -tomo la mano de ella, deteniendo su paso.- sabes que no me ando con rodeos así que iré al punto... me gustas, me gustas mucho y de verdad estoy completamente dispuesto a hacer todo para que sientas lo mismo por mi, así que sólo dime si al menos tengo una oportunidad para convencerte -habló, ella jadeo atónita ante la confesión, sabía que Peter siempre le coqueteaba pero pensaba que sólo era para molestarla, no que sentía algo por ella.
-Peter yo... tú -le miró.- también me gustas -dijo sonrojada.
-No era lo que pensaba escuchar, pero me hace todo más fácil así que... _____ ¿quieres ser mi novia? -preguntó.
-Yo... yo... si, si quiero -asintió, con una sonrisa y las mejillas bastante rojas.
-¡Siii! Soy el mutante más feliz -dijo, para luego acercarse a la chica y besarla, ella correspondió gustosa.
A pesar de que fue una declaración algo rara, para ellos solo era el comienzo de una bonita relación, la cual hasta el momento seguía siendo bastante fuerte.
