-Te estoy escuchando _____ -respondió volviendo a tomar de la botella de alcohol.
Me quede mirándolo, solo estábamos él y yo, pues su padre trabajaba todo el día, lo cual era bastante bueno, ya que es un imbécil. Theo no había aparecido el día de hoy, lo cual era raro, pero él lo era, así que es... normal.
Después de un rato mirándolo, decidí hacer algo más, así que me acerque a él, le quite la botella de alcohol y me senté en su regazo, hundí mi cara en su cuello, dejando algunos besos en el.
Volvió a tomar la botella y tomó un gran trago, me sentí ignorada, pero no dejaría que me ignorara así que empecé a hacer movimientos en círculos con mi trasero, sentí que su bulto crecía en sus pantalones y sonreí triunfante.
-Joder -murmuró y volvió a tomar otro trago de su botella.
Dejo esta de un lado y me tomo del cuello, y empezó a besarme desesperadamente, acariciando mi trasero, en un movimiento me volteo quedando él encima mío, y siguió besándome mientras acariciaba mi cintura.
Bajo sus besos a mi cuello, succionando y mordiendo, sabía que mañana tendría marcas, su mano se enredó en mi cabello y jalaba de este por momentos, se separó y me miró, dejó un beso casto en mis labios y comenzó a quitar mi blusa, amasó un poco mis pechos y pasó su mano por debajo de mi espalda, desabrochando mi sostén para luego comenzar a morder y lamer mis pezones, haciéndome gemir por el placer.
Desabrocho mi pantalón y lo quito, dejando algunos besos en mis muslos, presiono mi clítoris por encima de la tela torturándome con su perfecto toque.
Quito mis bragas y abrió mis piernas, dejándome totalmente expuesta para él, bajo a mi zona y gemí cuando sentí su lengua pasar por mis húmedas paredes, su lengua recorría toda mi zona mientras dos de sus dedos se movían en mi clítoris. Solté un sonoro gemido cuando me libere.
-Tan dulce -dijo tragando mis jugos.
Se empezó a deshacer de su camiseta, acaricié su torso, el cual no era musculoso pero me encantaba, luego volvió a besarme mientras se desprendía de su pantalón y sus bóxers. Sentí su miembro rozar en mi intimidad y él sonrió traviesamente, sabía lo desesperada que estaba.
-Joder Boris -murmure.
Él me beso introduciendo su miembro en mi y comenzó a moverse lentamente, haciendo que me acostumbre, pero luego de unos momentos el ritmo aumentó, haciendo que mirara estrellas.
-Joder sí, así Boris -gemí y él sonrió.
-¿Te gusta, nena? -no respondí, no podía ni siquiera hablar.- ¿te gusta? Dímelo -aumentó su ritmo, sentí mi clímax nuevamente aproximarse.
-S~si... ahhh! -grite llegando al segundo orgasmo del día. Boris dio unas embestidas más, hasta que lo sentí llenarme.
Joder... el condón.
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•09/11/2021•
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