capitulo 18: De caza

12 1 0
                                    

Desperté escuchando los ronquidos exagerados de mi licantropo favorito. A pesar de que a cualquiera podría haberle invadido un mal humor extremo en ese mismo instante, no pude evitar sonreír al verlo descansar tan angelicalmente a mi lado y me acerqué a besarlo para que despierte.
Lo que menos quería era seguir gastando mi vida en horas de sueño, si estos fueran bonitos como algún día lo fueron.. pero las pesadillas me perseguían de todas maneras y al parecer lo iban a seguir haciendo por mucho tiempo mas.
Bajamos las escaleras y me sorprendió ver al resto de mi familia esforzándose por aparentar que nada estaba pasando. Nos cruzamos a Alice y Esme, que iban y venían con adornos florales, acomodándolos en cada una de las habitaciones. La vi a mi madre con una mirada añoranzada, la mentira en ella se reflejaba de inmediato por eso no tenía sentido que tratara de ocultarlo, pero aún así se esforzaba por sobrellevar la situación, y lo corroboré al ver detrás suyo a Jasper, siguiendola como si fuera su propia sombra. Los demás no estaban a la vista, nadie sacó el tema a colación así que no quise preguntar; ya no quería mas evasivas.
Había pasado tanto tiempo sin alimentarme, que sentía como mi cuerpo se iba debilitando de forma sorpresiva. Me aferré de la mano de Jake y partimos hacia algún lugar en donde podamos encontrar algún animal apetecible. El bosque ya no estaba tan al alcance como antes. La casa nueva estaba en medio de la nada, no podíamos arriesgarnos en tener vecinos muy cerca, ya que despertaríamos sin duda el interés de cualquiera con el solo hecho de ser nuevos, nadie sabía además cuáles serían sus primeras reacciones al ver la hermosura y palidez de los miembros de mi familia.
Nos dirigimos hacia el lado opuesto al pueblo, alejándonos de las tentaciones, reconociendo por primera vez el terreno de caza. Luego de horas sin éxito, cansados, hambrientos y aburridos, Jake me miro con una pícara sonrisa y comenzó a correr a toda velocidad hacia la casa, incitándome a que lo atrape. Traté de seguirlo, pero mi paso se relantizaba cada vez con más velocidad, dejándome mas y mas lejos de él.
Me sentía muy fatigada. Hacía lo posible para ocultarlo, pero algo estaba pasandome, y en ese momento pude sentirlo.
Un frenético y dulce olor a sangre fresca y caliente pudo encontrarme aunque ya me había resignado a seguir buscando. Era mucho mas especial que cualquiera que halla olido con anterioridad. Me quedé en el lugar, espectante, examinando mi alrededor, pero aun no podía localizarla. No veía a mi presa, pero su sangre cada vez cautivaba un poco más cada centímetro de mi cuerpo. Se tensionaron mis músculos, mi boca comenzó a salivar en exceso, dejé de oír cualquier cosa que pueda desviar mi mente. Imaginaba como correría ese líquido por mi garganta, cerré los ojos e inspire con fuerza para corroborar su ubicación, y volví a correr con mas velocidad hacia su encuentro. Su olor hipnótico se acercaba cada vez mas, podía oír su corazón bombear con insistencia, su respiración entrecortada, mezclada con el ruido de sus pasos exaustos. Sentí como se abría paso en el medio de mi pecho un rugido de hambre y deseo, pero de repente, alguien se arrojo sobre mi haciéndome caer de bruses.

Me sostenía con fuerza, soportando cada uno de los arañazos y mordidas que la desesperación e instinto asesino me obligaron a hacerle para que me soltara. Ciñó mis brazos a los lados, cellando su cuerpo al mío, enredando sus piernas en las mías, gritando mi nombre una y otra vez para que me sosiegue.
Yo sabía que era Jacob y era consciente de que estaba tratando de advertirme algo, pero aún estaba tan cegada y atraída por ese olor sumamente exquisito que de la única forma que por fin le preste mi completa atención fue cuando decidió besarme.
Y no fue un beso como cualquiera de los que nos habíamos dado antes.
Sus labios se adherían a los mios con pura vehemencia y desenfreno. Su cuerpo ardiente sobre el mío fue invadiendome como si estuviéramos en el mismísimo centro del infierno, amoldándose a cada rincón solitario. Casi no podía respirar pero tampoco quería dejar de besarlo. Él soltó mis brazos y enredo sus dedos entre mis cabellos, acarició mi rostro y mis piernas que sorpresivamente yo había enroscado a sus caderas.
Se inclinó para besar cada centímetro de mi cuello, y aproveché a tomar aire, esforzándome para que mi respiración no se escuche tan agitada como sabía que lo estaba.
Sentí como si mi cuerpo quisiera estar mas cerca aún, él volvió a unir sus labios entreabiertos a los míos que parecían exigirle cada vez un poco más. Solté mis brazos apretados entre nuestros cuerpos y me aferré a su cuello, acariciando su musculosa y ardiente espalda.
De repente se separo de mi, poniendo sus manos en el suelo, a cada lado de mi cabeza y me quedo mirando con fijeza, con los ojos como platos, luego frunció el ceño y desasiéndose de mis piernas de un pequeño tirón, se sentó a un lado, mirando hacia el cielo.
_Perdón.._ musitó _Creo que me dejé llevar.
_Esta.. bien.. ¿Porqué debes pedirme.. discul.. pas?_ tartamudee patéticamente tratando de controlar mi agitación.
No intenté sentarme, me sentía algo mareada y desorientada y no quería arriesgarme a caer nuevamente. Me había sorprendido en el momento en que menos me lo hubiera esperado.
_Es que.. Intentaba evitar que asesines a ese sujeto y.._ me miró con una sonrisita_  Al parecer lo logre, ¿no crees?
Me tapé el rostro sonrojado con ambas manos, avergonzada, sin saber qué decir. Había estado a punto de romper las reglas, de atacar a un humano y no me había dado cuenta.
Si no hubiese sido por su insistencia.. Iba a cometer un gravísimo error que nunca llegaría a perdonarme. Al mismo tiempo en mi fuero interno retumbo la idea de empezar a portarme mal, si ese iba a ser siempre el precio a pagar.
Me mordí el labio, no podía despejar mi mente del recuerdo de sus besos fervorosos, pero tampoco me sentía lo suficientemente valiente como para apartar mis manos y volver a mirarlo a los ojos. Sentí como se recostó a mi lado y apoyó su mentón en mi hombro. Separé mis dedos sobre mi rostro, girando levemente mi cabeza. Él me miraba sonriendo.
_Es mejor que volvamos a la casa antes de que alguno de los dos haga algo.. indebido!_ musitó con una ceja en alto.

SatéliteWhere stories live. Discover now