28. Rutina

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Seguimos con la historia, disfruten la lectura ♡

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Después de esa divertida tarde de Surf, se marcharon al resort para descansar y comer algo.

Yuuji se encontraba recostado en la mullida cama, mientras mantenía una conversación en el chat grupal que tenía con sus amigos. Les había compartido fotos y videos de su pequeña aventura en Hawaii.

Desde sus platillos favoritos, hasta fotos de paisajes, tortugas, un video de él surfeando y por supuesto, una foto de él junto a Toji.

Yuuji jamás había tenido unas vacaciones tan hermosas.

Cada día experimentaba nuevas sensaciones junto al hombre, del que se había enamorado profundamente.

En su penúltimo día en aquel maravilloso lugar, le sugirió a Toji que comieran por última vez en el primer restaurante al que asistieron, pues la comida le había encantado. Además de pedirle al hombre, que se sentaran en la arena, a observar el atardecer.

Con nerviosismo, trás haber disfrutado de una deliciosa comida, entrelazo sus dedos con los de Toji y caminaron por la playa, hasta encontrar un lugar para ponerse cómodos.

Acurrucado contra el pecho del mayor, mientras que este rodeaba su cintura con sus fuertes brazos, contempló la puesta de sol.

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El vuelo de regreso a Japón, resultó ser bastante agotador. Después de ser recogidos por Suguru, quien amablemente los llevó al departamento de Toji, se derrumbaron en la cama cansados, quedándose inmediatamente dormidos.

Para la suerte de Yuuji, aún le quedaban algunas semanas de vacaciones por lo que saldría con sus amigos e iría a un parque acuático.

Para el fastidio de Toji, debía volver al trabajo, soportar las payasadas de Satoru y asistir a aburridas reuniones con viejos decrépitos. Pero saber que al llegar a casa Yuuji lo recibiría no solo con los brazos abiertos, le daba fuerzas para aguantar su horario laboral.

En la mañana, se ducharon juntos, para posteriormente desayunar y comenzar un nuevo día.

Se besaron en las afueras del edificio y cada quien tomó un camino. Toji se marchó a su trabajo mientras que Yuuji iría a un supermercado para abastecer el vacío refrigerador. Ambos disfrutaban de la comida casera, por lo qué la compra de ingredientes frescos aumentó, con la idea de dejar tardes libres para cocinar juntos y experimentar nuevos sabores.

Hubo una tarde en especial, en la cuál preparaban masa para pizza, que Toji colocó sus manos blancas con harina en el trasero de Yuuji, dejando el chándal azul del pelirosa con la notoria mancha de dos enormes manos, causando que Yuuji lo regañara mientras se sonrojaba y le arrojará la harina.

Toji solo sonrió de manera burlesca, desnudándose para presumir su cuerpo ante un molesto pelirosa, que no pudo resistirse y terminó por lanzarse a los brazos del hombre, devorándole.

Con su compra lista, agarro las bolsas para dirigirse al departamento.

Guardaría los alimentos, ordenaría un poco el lugar y pasearía al perro. Hoy tenía organizado una salida con sus amigos al cine, verían un nuevo estreno e irían a comer a una cafetería.

Quería aprovechar sus vacaciones al máximo y divertirse con sus amigos.

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Los meses pasaban con rapidez.

Las vacaciones de verano eran tan solo un recuerdo cálido que permanecía en Yuuji, uno que atesoraría por siempre.

Y su relación con Toji seguía viento en popa.

Se complementaban mutuamente, se apoyaban y las discusiones no existían. Pero sí habían tenido algunos desacuerdos, pero nada que una buena charla, acompañada de una sesión de besos y un alucinante sexo arreglarán.

Volver a su rutina diaria fue algo difícil.

las clases cada vez eran más exigentes y sus prácticas clínicas comenzarían muy pronto. Los nervios se sentían a flor de piel, por consecuencia Yuuji se cuestionaba sus habilidades y así mismo, causando que el pelirosa se deprimiera. Ganándose tanto el regaño constante de Nobara, como la preocupación de todos sus amigos.

En una oportunidad, su frustración fue tanta al no lograr concentrarse para estudiar sus apuntes, pues tendría una evaluación en tres días, que abrazó sus rodillas y sollozo.

Sollozos que se convirtieron en un llanto incontrolable.

Los cuáles fueron escuchados por Toji, quién entró a la habitación en la que estaba su escritorio de trabajo, abriendo de golpe la puerta, preocupado, encontrándose con un Yuuji triste y frustrado.

Se acercó a la silla, para tomarlo con suavidad de sus mejillas y limpiar con delicadeza las lágrimas de sus ojos color miel.

—Mírame chico, lo estás haciendo bien y eres más que suficiente, — Mencionó suavizando su voz, —No dudes de ti amor, por que lo lograrás, has estado trabajando muy duro .

Yuuji asintió, limpiándose las lágrimas y los mocos, con la manga de la sudadera, que llevaba puesta.

—Ven aquí, — Suspiró, cargándolo en sus brazos, para llevarlo a la cama.

El pelirosa solo podía acurrucarse, sintiéndose pequeño, disfrutando de la calidez del cuerpo, de Toji.

Ese día, se acostaron en la cama temprano, se abrazaron y vieron películas, mientras comían helado, logrando que Yuuji se tranquilizara, volviendo a su semblante alegre.

En otra ocasión Toji se encontraba gruñendo de frustración mientras trabajaba en un papeleo atrasado que debía entregarle con urgencia a Satoru, ésa misma noche.

Yuuji, lo notó, por lo que se acercó para abrazarlo y tomar su mano para llevarlo al baño.

Ambos se sumergieron en la enorme bañera que yacía llena de agua caliente con sales de baño, mientras que Yuuji acariciaba los brazos del hombre.

—No se que haría sin tí bebé, — Toji suspiraba contra su cuello, mientras lo abrazaba y dejaba que el agua caliente se llevará la tensión acumulada.

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A pesar de los nervios, Yuuji se sentía tranquilo en el primer día de sus prácticas clínicas. Tomó aire y se quitó el cinturón de seguridad.

Toji lo había traído al hospital en el cuál se reuniría con el encargado de supervisarle en su práctica y posteriormente comenzaría con sus labores de enfermería.

Se giró para depositar un beso en los labios de Toji y sonreírle .

—Gracias por traerme, — Le mencionó, mientras tomaba su mochila y abría la puerta del vehículo.

—Si algo me sucede, me aseguraré de que me traigan a éste hospital para que me cuides cariño, — Le guiño con ojo, sonriéndole de manera coqueta.

Yuuji negó con la cabeza para reírse y bajar del auto, siendo su muñeca sujetada por el hombre impidiéndolo, que lo acercó para estrellar sus labios contra los suyos por última vez.

—Suerte chico,— Le sonrió Toji.

Le otorgó una sonora palmada en el trasero al pelirosa, al verlo descender finalmente del auto y volviendo a recalcar lo bien que lucía en su uniforme clínico, causando un sonrojo que llegó hasta las orejas de Yuuji.


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¡Hola!

Quería comentarles que ya estamos llegando al final, solo quedan dos capítulos (los cuales estoy editando).♡

Les agradezco el apoyo que ha recibido esta historia, realmente me tiene muy feliz y por supuesto que seguiré escribiendo TojiIta (ya tengo una historia en mente, que comenzare a escribir) ✍('• ω •').♡

Cuidense ♡

Dani ❀

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