8. Cariño, te lo daré todo

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Después de dejar al chico atrás, condujo hasta su departamento. Su ceño se encontraba fruncido y apretaba con fuerza el volante de su lujoso auto, no podía sacar de su cabeza la expresión del mocoso......

Tan desolado, como si acabaran de romperle el corazón.

Toji solía vivir de manera cómoda, ya no tenía preocupaciones y deudas como antes. Sus intereses se resumian a pasarla bien teniendo sexo, porque lo necesitaba. Follaba porque quería y con quien quería, pero todo solía ser algo de una noche...

Nada de segundos encuentros y mierdas románticas. Eso no le funcionaba.

LLegó a su hogar y se quitó la chaqueta lanzandola molesto contra el sillón, estaba muy cabreado, pero no con el chico, sino que con el mismo, porque había follado sintiendo mas que solo placer, "amor". Deseando a un mocoso de ojos color miel, sonrisa como el sol, labios dulces, cuerpo perfecto, deseando tenerlo para él y solamente para él, hacerlo suyo.....ser suyo. Suspiró y sacó un cigarrillo del bolsillo de su pantalón,  llevándolo a su boca lo encendió para inhalar el humo  saboreandolo, como si eso le hiciera olvidar el dulce sabor que desprendían los besos de Yuuji.

Cerró los ojos y echó su cabeza hacia atrás,  algo que tratará de ayudar a abandonar la tensión que sentía en su cuerpo. Yuuji había llegado una noche para cambiar todo en su vida, haciéndolo dudar y anhelar a un mocoso. Una risa baja salió de sus labios y movió su cabeza tratando de negar lo que estaba sucediendo. En el fondo se sentía mal por dejar al pelirosa solo y no darle una respuesta, pero antes tenía cosas que resolver.....

— Mierda Yuuji, — Murmuró mientras pasaba una mano por su cabello desordenandolo, inhalo el cigarrillo y se centró en recordar la noche en la cual conoció a Yuuji.



Esa noche se encontraba bebiendo junto al imbécil de Satoru, su socio.

El idiota no dejaba de reír mientras abrazaba a Suguru, su pareja... agradecía que esté fuera más pasable que el albino con sus estúpidas payasadas. Suspiro aburrido mientras recorría el lugar, buscando algo que lo divirtiera además de otorgarle el placer que necesitaba, hace semanas que no cogía debido a que estaba demasiado ocupado en terminar un negocio en el que si todo salía bien, las ganancias serían inmensas.

Terminó su cigarrillo y fijó su mirada en una cabellera rosa. Un chico que se movía al compás de la música moviendo sus caderas de una manera muy atractiva, deliciosa. Siguió cada uno de sus movimientos hasta que lo vió solo, sintiendo su entrepierna media dura acomodo su erección y se puso de pie. Busco un sector que le brindara una mejor vista del chico y de ese enorme trasero que poseía, esta noche tendría una buena follada.

Cuando se dispuso acercarse a él, notó un bonito sonrojo en sus mejillas evitando dirigirle la mirada. Se colocó muy cerca de su objetivo, sintiendo un dulce aroma a duraznos invadir sus fosas nasales, sonrió de manera lasciva. Decidió jugar un poco y ponerlo nervioso, podía notar como el chico lo devoraba con la mirada y se relamía los labios.

El pelirosa le mencionó su nombre mientras un bonito puchero se formaba en esa boquita que ansiaba follar y llenarla....

Acercó al chico a su cuerpo  sujetándolo de la cintura, le dijo su nombre. Aprovechando que este rodeaba su cuello con sus brazos, se dispuso a besarlo y saborear esa boca, fue un beso acalorado que lo incitaba a continuar, deseaba más de ese mocoso por lo que se lo llevó a un baño del lugar y se lo follo bien duro.

No puede olvidar los gemidos que salían de esos labios, su toque y la calidez de ese agujero que se ajustaba tan bien a su polla arrancándole más de un gruñido. Se lo llevó a un hotel con la promesa de repetir y se lo follo de nuevo. Después de ese encuentro se sentía tan saciado y deseoso por más de Yuuji, pero por supuesto que había sido algo de solo una noche.

Más fue la sorpresa. Una tarde al salir del trabajo llevó al idiota de Satoru a una nueva pastelería en el sector y volvió a ver al pelirosa. El chico había ingresado a una tienda, por lo que supuso que buscaba abastecerse de comida. Espero pacientemente recargado en su auto, hasta que vio a Yuuji salir con dos bolsas , se acercó por la espalda del pelirosa posando su mano en el hombro de éste, maravillandose con la sorpresa que divisó en sus ojos, el sutil sonrojo y como se ponía nervioso con su presencia.

Como la persona "amable" que era, se ofreció a llevar al chico a su casa y ayudarlo con sus compras. No sabia que fue lo que lo impulsó a hacerlo, pero se llevó a Yuuji y mandó a la mierda a Satoru y sus ridículos pasteles, que se las arreglara solo. Había surgido algo más importante, más bien alguien y ese era Yuuji.

Todo terminó con el bonito chico invitándolo a cenar para agradecerle por su ayuda. Por supuesto que disfruto de la comida, todo lo que hacía Yuuji era delicioso y qué decir del postre. Esa mamada que le hizo, el chico era una cosita traviesa y la guinda de la torta fue que termino follandose a Yuuji en su cama, esa noche fue espectacular, divirtiéndose como nunca.

De solo recordar sentía su entrepierna dura no pudiendo evitar llevar su mano a esta y apretarla. Terminó su cigarrillo, se puso de pie dirigiéndose a su habitación mientras  tecleaba en su celular para hacer un pedido de comida y terminar el trabajo pendiente que poco a poco comenzó a acumularse en su escritorio.

Deseaba a Yuuji, lo quería....

Por lo que se dispuso a buscar más tarde al chico, no quería joderla.....no con Yuuji. Pero primero necesitaba aclarar su mente, terminar su trabajo y decidir sus próximos movimientos.

Además ansiaba salir y despejarse. Como si el pelirosa pudiera escucharlo, dejó que sus pensamientos salieran de su boca; —Cariño, te lo daré todo.

Seré todo tuyo y tú serás mío Yuuji.











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¡Hola! espero que disfruten la lectura ( les recomiendo escuchar la canción Lurk de The Neighbourhood al momento de leer). Les aviso que este capitulo lo dividí en dos partes para no hacerlo tan largo.

Muchas gracias y cuidense ♡

I Know What You Want | TojiItaWhere stories live. Discover now