La primer semana la hemos pasado colocando todo el inmueble, las fotografías, adornos, etc. Ahora sí parece un hogar. En mi habitación: remplace el verde chillón de las paredes por un morado oscuro, coloqué mis póster de mis grupos y solistas favoritos de música *The Fray, Nickelback, Bon Jovi, The Script, The Calling*, mis CD, adorne los barrotes de la cabecera de la cama con luces de colores enroscadas (como las de un árbol de navidad), en el techo puse estrellas que cuando se apaga la luz, se iluminan. También ayude a pintar figuras de animales y flores en la habitación de Trish, quedó encantada.

- ¿Ya tienes todo listo para mañana?-pregunta mi mamá refiriéndose a que mañana es mi primer día de clases.
- ¿Emm? Si ...bueno no - digo con una sonrisa inocente mientras me levanto de la mesa y lavo el plato.
- Pues hazlo ya. No quiero que pongas escusas para no ir al colegio - me reprende.
- Valee - bufo y subo a mi habitación.


Pii! Pii! Pii! El desesperado sonido del despertador no para, estiro la mano rápidamente para apagarlo, pero me equivoco de lado de la cama y me doy de bruces contra el suelo.

- ¡Ay!
Me levanto sobandome la cabeza, me meto a la ducha, me lavo el cabello y las extremidades. Me echo crema corporal y me pongo una camiseta, subo mis vaqueros por mis piernas y los abrocho, meto los pies en mis Vans negros, me desenredo el cabello, cojo la mochila, mi IPhone y bajo a desayunar.

- Hola cariño - saluda mi madre dándome un beso en la cabeza.
- Hola mamá, ¿A que hora entras a trabajar? - pregunto.
- A las nueve, tengo que pasar dejando a Trish por el colegio - contesta mientras le da una mordida a lo que queda de su tostada - Se me hace tarde, venga mi cielo despídete de tu hermana - le dice a Trish, que está intentando quitarse las coletas que le ha hecho mamá.
- ¡Adios Sam! - dice y me pone la mejilla para que la bese.
- Adios fresita - le digo besándola.

Mamá sale casi volando.
- ¡No te quites las coletas! - escucho que reprende a Trish. Pobresilla, nunca le han gustado los típicos peinados que las madres le hacen a sus hijas, en ese sentido se parece mucho a mi.

Ya que tengo tiempo de sobra, desido ir andando hasta el colegio. Termino mi desayuno, cojo mi mochila, las llaves y salgo de casa.
Admito que el pueblo es muy bonito, es muy sureño, perece un decorado de una película.

Llego a mi nuevo colegio, es mucho más pequeño que el antiguo. El familiar sonido del timbre me saca de mis pensamientos. Camino por el pasillo en busca de la taquilla número 124 que es la mía. Saco el papel de mi mochila para comprobarlo y me estampoco con alguien.

- Lo siento - digo sin quitar la mirada del papel.
- ¡Oh! No te preocupes -dice una voz masculina. Levanto la vista y es un chico con el pelo castaño de ojos marrones, lleva una chaqueta del equipo de fútbol del colegio. Me mira y sonríe dejando ver sus perfectos dientes, pero no es una sonrisa amistosa, es una sonrisa prepotente.
No puedo evitar poner una cara de asco, paso por su lado

Gilipollas.

Por fin encuentro la taquilla, dejo los libro que no necesito y me dirijo a la clase de Química, toco la puerta y la abro. Todas las miradas se posan en mi.


- Hola, debes de ser Samantha Parkers - dice el profesor, es un hombre de mediana edad, ojos claros, cabello canoso y una sonrisa muy simpática.

- Sí - afirmo.
- Pasa y toma asiento - dice señalando con la mano la única silla libre que hay, está en la esquina de la ultima fila. Camino hacia ahí y me siento sacando el libro. Las miradas no se separan de mi.

¿Que pasa? Soy humana, no un alíen - pienso.

El profesor se aclara la garganta - Bueno, empecemos la clase - dice y todos le devuelven la atención a él. Buff...menos mal, relajo los hombro y abro el libro en la página indicada.

Las siguientes horas fueron iguales. Miradas tras miradas. Odio cambiarme de colegio. Te sientes como un bicho raro, aunque en mi caso mas de lo normal. En NY tenía pocos amigos. No soy de las "chicas populares" del colegio que se visten para los demás y no tienen cerebro para pensar u opinar por sí mismas.

A la hora del almuerzo, diviso un árbol al otro lado del patio y me encamino a el. Me siento, saco una manzana y mi libro de *Mil soles esplendidos* y me pongo a leer. Leer es una de mis pasatiempos favoritos, cuando leo siento que todo lo demás desaparece, y puedo escaparme a cualquier lugar y tiempo. Me transportan y me siento libre.

Le doy un mordisco a mi manzana mientras cambio de hoja; una sombra se posa en el libro, levanto la vista y una chica de cabello rojo, y una enorme sonrisa esta de pie, mirándome.

- ¡Hola! Soy Ana, estoy contigo en casi todas las clases - dice sentándose en frente mio.
- Hola, soy Sam - digo sonriendo.
- Lo sé, eres la hija de la nueva doctora, ¿no?
- Sí - contesto un poco sorprendida ¿como lo sabe? ¡Solo llevamos aquí una semana!
- Aquí las noticias vuelan - sonríe en forma de disculpa.
- Ya veo - digo

Pasamos el resto del almuerzo conociéndonos.
Ana es muy divertida, casualmente es hija de la compañera de trabajo de mi madre, tenemos mucho en común, también le gusta leer, aunque no tanto como a mi. Su familia siempre ha vivido aquí y nunca ha salido de Vermont. Es muy curiosa, alegre, tiene un hermano que es dos años mayor que ella, ah que por cierto ella tiene 16 como yo.

En literatura se sienta al lado mio y seguimos hablando, ella me pregunta todo sobre NY.
Me doy cuenta que dos chicas no dejan de mirar hacia nosotras y cuchichean entre ellas; Ana también se da cuenta.
- Ignóralas, se creen las reinas del cole -me dice haciéndoles mala cara.
- Tranquila, estoy acostumbrada - digo quitándole importancia.
- Oye ¿Quieres venir a mi casa después de clases? - me pregunta Ana
- ¿Emm? No lo sé, tendré que llamar a mi madre.
- Vale a la salida le hablamos.


- Hola mamá ¿puedes hablar? O ¿estas ocupada?
- No cariño, ahora estoy en descanso. ¿Pasa algo? - pregunta preocupada.
- Oh no, solo quería saber si podía ir a casa de Ana, es una compañera - le explico.
- ¡Si claro! Trish va a pasar la tarde en casa de tía Lucia. Pero tienes que estar como mucho a las ocho en casa.
- Vale mamá, te quiero.

- ¡¡Genial!! - Ana grita con entusiasmo - Venga vamos.

Y llegue a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora