Kenma aprendió sobre el uso de armas desde pequeño. Cuando vivía con sus padres, dueños de un criadero y matadero de ovejas, él ayudaba a matar los animales con una pistola de clavos, dándoles una muerte instantánea y casi nada dolorosa.
Mientras crecía, su padre fué enseñándole de a poco, hasta notar el talento aterrador que su hijo poseía. Entonces una noche, mientras sus padres discutían, escuchó a su padre amenazar a su madre. Kenma tomó su arma y apareció en escena.
Por suerte no pasó a mayores. Kenma desarmó a su padre de un tiro en cada mano y éste fué a prisión. Tiempo después la madre de Kenma falleció y él vendió la granja, para después viajar y finalmente llegar a Karasuno.–– Acostumbrate a mantener tus hombros donde deben. Ellos son tus guías–– indicaba Kenma, sentado a una silla junto a Shoyo.
Ambos acompañaban a Tobio en su práctica, después de ser bombardeado con técnicas, reglas y posiciones, al final la práctica constante sería la diferencia entre el Tobio del martes y el Tobio del sábado, y si esa diferencia lo hacía ganar, entonces también se tendría en cuenta al Tobio del domingo.
- pam- Dió en el blanco por primera vez.
— ¡Wow!, ¡¿Vieron eso?!— Felíz, Tobio esperaba algún halago.
— Shoyo no lo vió, tendrás que volver a hacerlo— Bajó a Tobio de su nube.
— Perdón Tobio, la próxima estaré más atento— Dijo, pero luego volvió a poner atención a su cuaderno.
Tobio suspiró, cargó su pistola otra vez.
— Las balas que uses a partir de ahora serán de vueltas—
— ¿En serio?—
— No seas desagradecido, las últimas cien balas que desperdiciaste no te las estoy cobrando—
Tobio volvió a la concentración, sostuvo el arma firme con ambos brazos extendidos, con la mirada y la espalda relajadas y los pies bien posicionados, agarrados a la tierra.
— Shoyo— Kenma susurró y apoyó su mano sobre el hombro de quién nombró — Mira eso—
Shoyo quitó la vista de su cuaderno para llevarla hacia Tobio. Entonces en ese instante, otra vez -pam- la bala salió tan rápido como para hacer que las respiraciones se detuvieran, era el tiro perfecto, erizaba la piel de quién lo viera pero...
Tobio suspiró cansado — Otra vez fallé... aaaah—
Kenma rió — Eso es suficiente por hoy, es apenas el primer día y ya diste un tiro de cien—
— Significa que no estoy nada mal—
— Siempre serás pésimo si no puedes dar cien de cien—
Los ánimos de Tobio volvieron a caer.
— Pero ese último tiro fué genial, de verdad creí que darías en el blanco—
Por suerte, Shoyo estaba ahí, como una fogata en invierno.— Ah, será mejor que lleves a Shoyo a su casa, ¿No crees?—
Tobio no quería, se divirtió mucho y todavía quería pasar tiempo con él. Pero Kenma tenía razón, ya era de noche y si su padre llegase a notar que su hijo no estaba en casa podría enloquecer, y hasta la pobre de Huracán tendría problemas.
— Te acompaño, entonces—
— Eso estaría bien —
— Agh, váyanse ya, no los aguanto— Kenma entró en su casa, con náuseas fingidas.
Tobio y Shoyo fueron a pasos lentos, conversando, hasta que en una de esas salió un tema en particular.
— Hoy, mientras estuviste disparando, terminé de escribir mi primera canción— comentó Shoyo, como si fuera algo simple.
— ¡¿En serio?!,¡Eso es genial, Shoyo!—
— Gracias. Realmente espero que a la gente le guste—
— ¿Podrías mostrarme cuando lleguemos?—
— ¡No, todavía no!—
— ¿Por qué?, Si es muy personal, entonces entiendo—
— No es eso, ni siquiera se trata sobre mi. Escribí esa canción a base de un chisme—
— ¿Un chisme?—
— Si— Rió un poco recordando ese momento— Fué hace poco. Una de mis vecinas estaba hablando con otra persona y contó que su novio le fué infiel, ella lo había descubierto y guardaba una foto de ambos en su billetera. Así que la sacó y prendió fuego frente a él y la otra chica—
— Eso es demasiado dramático—
— ¿Verdad que sí?, En ese momento me pareció muy gracioso, pero también genial. Tomé la idea y ahora tengo una canción—
Se detuvieron frente al bar, que como siempre a esas horas, estaba lleno y muy ruidoso.
— Gracias por acompañarme, nos vemos mañana Tobio. Que descanses—
Pero al ver a Shoyo avanzar y alejarse, Tobio sintió un sabor amargo en la boca. Y con el también un reflejo inconsciente en el brazo, que lo hizo tomar a Shoyo de la mano, impidiéndole seguí avanzando.
Shoyo se dió la vuelta, sorprendido por la repentina acción del otro.
— ¡Perdón por eso!, Es sólo que... hoy me la pasé tan bien contigo, que simplemente no quiero que el día termine— explicó Tobio, cabizbajo.
— El día ya terminó—
— Lo sé—
Shoyo se acercó un poco más, para ver desde abajo la cara triste de Tobio, y dejar que este vea su sonrisa.
— Pero la noche recién empieza, ¿No?—
Apretó más fuerte la mano de Tobio, y lo arrastró con él hacia el patio trasero, para entrar en la misma puerta por la que Yamaguchi lo había hechado por primera vez.
— Shoyo, tu papá va a matarme si me ve aquí—
— No lo hará. A esta hora siempre está en el bar y en todo caso, recuerda que eres mi supuesto co-escritor— lo último lo dijo haciendo comillas con los dedos.
Siguió arrastrando a Tobio hasta llegar a su habitación.
— De verdad te gusta la música, eh—
El lugar estaba repleto de pósters, discos de vinilo, remeras de diferentes artistas e incluso había un teclado.
— ¿También sabes tocar ésto?—
— Si, pero cuando aprendí a tocar la guitarra casi dejé de hacerlo. Con el teclado no puedo hacer la clase de sonidos que quiero realmente. Pero de vez en cuando juego con el—
Tobio daba vueltas sobre sus pies mientras Shoyo levantaba cosas del piso para hacer espacio. Cuando terminó tomó su guitarra y tomó asiento.
— Puedes sentarte donde quieras, yo me siento aquí porque me parece más cómodo—
Tobio sonrió y también se sentó en el piso, delante de Shoyo, que estaba con su guitarra, afinando las cuerdas.
— ¿Qué quieres escuchar?— ofreció Shoyo, simpático.
— No tengo idea de música pero, lo único que quiero oír ahora es tu nueva canción—
— Nueva, y la única que tengo—
— Sé que debe ser genial—
Shoyo rió nervioso — te advierto que la voz cambia bastante con y sin micrófono, además sólo estaré acompañado por mi guitarra, ¿Seguro que no quieres esperar a escucharla con la banda?—
Tobio asintió sonriendo — Quiero oírte a ti—Shoyo sintió un cosquilleo subir por toda su columna, acompañado por un calor que aumentaba en sus mejillas. Por primera vez en años, estaba nervioso. Pero sabía bien por qué. Todo el tiempo había estado cantando para muchas personas sin embargo ahí, con Tobio, estaba seguro de que lo escuchaban, Tobio lo estaba escuchando atentamente.
— Cantar para uno es más duro que cantar para muchos— Suspiró.
— Pero también estás tu—
— ¿Eh?—
— No lo haces sólo para mí, tu eres quién canta al final—
Shoyo sonrió. Tobio lo ponía nervioso pero a la vez lo hacía sentir seguro. Y empezó. Sin darle tiempo a Tobio de reaccionar.
Subía y bajaba sus dedos, rasgando las cuerdas cos sus uñas con el largo indicado, perfectamente cuidadas. Moviendo la cabeza y los pies al compás de la melodía que salía de sus labios, cantando orgulloso la letra que él mismo había escrito. Cantando divertido y felíz.
Tobio lo seguía también moviendo la cabeza, poniendo felíz a Shoyo, porque significaba que aunque él no supiera nada de música, si entendí su canción. Tobio entendía a Shoyo y a su música.—As far as I'm concerned, you're just another picture to burn
Burn, burn, burn, baby, burn
Just another picture to burn
Baby, burn—A lo último Shoyo se emocionó tanto, que terminó agregando tres oraciones más. Rasgó sus guitarra en un gran cierre y a la vez que Tobio aplaudía encantado, el dejó su guitarra y escribió más en su cuaderno.
— ¡Eso fué genial, Shoyo!—
— ¿En serio te gustó?—
— ¡Por su puesto!, Y no lo digo sólo porque me gustas, ¡Realmente es una buena canción—
Cuando Shoyo cubrió su cara, Tobio se dió cuenta que volvió a decir algo super directamente.
— Ahora, ¿Qué escribes?— Tobio se acercó más a Shoyo, curioso, al escuchar a este tararear bajito.
— Ah, es que justo ahora, agregué un detalle a la canción y además, acabas de inspirarme para hacer otra—
— ¿Yo?—
— Si, gracias—
Fuera de la habitación. Oyeron unos pasos imposibles de no conocer.
— ¡Shoyo, ve a ayudar a Tadashi, yo iré a dormir!—
— ¡Si, papá!— dejó su guitarra y abrió la puerta despacio— Papá está en el baño. Debes salir ya— dijo, susurrando en dirección a Tobio
— ¿No sería más seguro salir cuando esté en su cuarto?—
— Papá no duerme en su cuarto, él duerme en el sillón de la sala—
— ¿Qué?, ¿Por qué?—
— No lo sé, sólo ven—
Pasaron la sala corriendo y salieron antes de que Shiro saliera del baño.
Tobio tropezó y casi cayó, esto hizo reír a Shoyo, luego Tobio también rió.
— Si te hubieras caído— inhaló— habrías hecho mucho ruido— exhaló — y nos descubriría.
Tobio se sentó apoyando sus manos en el piso, recuperando el aire.
— Deberías ir con Tadashi, Shiro dijo que necesitaba ayuda—
— Si, eso haré— Dijo, pero se puso en cuclillas al lado de Tobio.
Ambos se miraron, cara a cara y entonces Shoyo besó a Tobio en la mejilla derecha.
— Mañana iré a verte practicar — se puso de pie y fué caminado hasta la puerta del bar.
Tobio lo vio entrar y finalmente lo perdió de vista.
Puso los pies sobre la tierra y con una expresión neutra caminó despacio hacia su paradero. Se sentía perdido pero familiarmente en casa, como si perteneciera allí desde siempre y no lo sabía.
— Me besó— dijo— Aquí— tocó dicho lugar.
Su corazón como loco saltaba dentro de su pecho, haciendo un desastre dentro de él, pero por fuera se veía tranquilo.
Al día siguiente despertó en su cama, exaltado por el primer recuerdo que apareció en su cabeza.
— ¡Me besó!—
— ¡¿Qué?!— se escuchó desde lejos — ¡¿Hablas del niño?!— Kenma, rápido como una flecha llegó hasta la puerta de Tobio. Con una expresión de no creer.
— Me besó, aquí—
— Espero entonces, que hoy no seas un buen tirador, sino una bala— Kenma se fué a seguir con lo suyo.
— ¿Eh?—Tobio jamás entendió las frases de Kenma.

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Our song
FanfictionMúsica country, armas, un pueblo dejado en el olvido y Tobio tratando de atrapar el corazón con la voz más bonita del mundo.