Caluroso atardecer abrazó a Tobio mientras llegaba a la sombra agradable de aquel pequeño árbol. Tanto su caballo como él estaban agradecidos. Fué como si Dios se hubiera apiadado de ellos y puso ese árbol ahí, en ese risco. Perfecto para descansar, beber agua aunque estuviera caliente y encontrar con la vista el pueblo del que le hablaron al partir.
“Karasuno eh... Está lleno de locos. Todo lo que quieren es dinero y sangre” le había dicho alguien.
–– En todas partes quieren dinero y sangre, a fin de cuentas––Dijo para sí mismo, antes de montar su caballo y bajar la seca y dura montaña de tierra.Para cuándo llegó abajo el sol ya se despedía, el aire caliente castigador y amargo se convirtió en una brisa fresca con aroma a comidas caseras y -gruuu, gruuu- rugió su estómago: hambriento y sediento como el infierno.
Dios siguió un poco más de su lado y puso un bebedero y paradero de caballos justo en la entrada del pueblo. Un sujeto estaba sentado ahí.
—Buenas tardes... Noches, señor—
—1.000 la noche— Moviendo sólo los ojos miró a Tobio de arriba a abajo—1.500 si no eres de por aquí— agregó.
—¡¿No debería bajar el precio en ese caso?!, ¡Eh venido desde muy lejos, pero estoy mejor que mi caballo!—
— Entonces ve y compra una maldita cerveza y dale eso a tu condenado caballo, déjalo en otra parte para que muera o te callas, pagas y sigues—
Entonces Tobio recordó esas palabras “... Está lleno de locos. Todos lo que quieren es dinero...”
— Falta que me pida sangre— dijo, lo más bajo posible a la vez que buscó en su bolso el dinero.
Pagó lo que pidió el sujeto, y éste después de contar bien cada billete, se convirtió en otro.
— Bien, tu ve a hacer lo que viniste a hacer, yo cuido de tu chico—
— Es una chica... Se llama Huracán—
— ¿Te pregunté?—
Bueno, no cambió, sólo fué el dinero actuando un segundo.Tranquilo porque su caballo descansaría, fué guiado por su nariz y ese aroma que sintió desde el risco. Pan, carne, condimentos, verduras, arroz. Olía como la gloria, y en su mente se veía como la gloria.
Caminó y caminó derecho por la calle que parecía la principal, las personas eran bastantes normales. Él imaginó algo más caótico, como sujetos con armas por doquier y cuerpos tirados hasta en los techos, pero en realidad todo era bastante acogedor. Niños corrían y jugaban, nadie lo miraba raro, ni siquiera parecían verlo, y eso lo alivió mucho.
Finalmente se detuvo en frente de un bar, pero dudó entre entrar o no, porque estaba muy lleno y ruidoso.
— Parece que hay un concierto, mmh— curioso se acercó y pudo escuchar más claramente la música.Entró verdaderamente y justo cuando vió de donde venía la música... se le pasó el hambre, la sed, el sueño y hasta el dolor de trasero.
La voz del chico en el pequeño escenario, acompañado de su guitarra y el resto de instrumentos, lo atrapó. Fué como si el aire caliente que lo había dejado de torturar cuando llegó fuera absorbido por ese chico, y ahora estuviera siendo liberado, disparado justo a él, recorriendo su cuerpo entre los huesos y la piel, adentrándose en cada célula, agitando su pecho y acelerando su corazón de una manera enferma. Se sentía enfermo y curado. Porque verlo fué amor a primera vista, pero escucharlo fué... maravilloso.Se quedó parado en medio del lugar hasta que el show acabó, el chico salió por el lado derecho del escenario y los demás empezaron a tocar los instrumentos para acompañar el ambiente con música.
Quería conocerlo, necesitaba saber su nombre más que nada en el mundo. Más tarde se preguntaría por qué le gustó si es un chico, cuando se supone que es heterosexual.
Y estaba en busca de trabajo, no tenía tiempo para eso, pero de todas formas fué hacia la cantina.
— ¿Qué le gustaría beber esta noche?— preguntó, muy atento el cantinero.
— ¿Cómo se llama el chico de pelo naranja que acaba de cantar?— pero Tobio no se molestó ni en escuchar, ni en responder.
— Ah, ya lo sabía, no eres de aquí—
— Si, no soy de aquí, ahora, ¿Sabes su nombre o no?—
— ¿Quién quiere saber?—
— ¡Yo!, ¡Kageyama Tobio!, Ahora, ¿Puedes...?—
— Lo siento, no puedo decirte. Ya sé cuál es tu intención. Te recomiendo que vayas al bar de los Tsukishima, allí tienen delicios- ¡Hey, no puedes entrar ahí!—
Tobio se dió cuenta de que no sería bienvenido allí, y no sabía exactamente la razón, pero si al final lo iban a hechar, entonces decidió meterse en problemas de verdad, y de paso también meterse en el lugar por el que su chico había desaparecido antes.
Al cruzar la puerta caminó de espaldas, pensando que el camarero lo estaría persiguiendo.
— ¿Quién eres tu?— escuchó detrás de él. Giró su cabeza rápido, seguida del resto de su cuerpo y se paralizó.
Lo tenía delante de él, todo lo que quería en ese instante, literalmente estaba al alcance de su mano pero...
— Dije... ¿quién... eres?— de pronto Tobio estaba siendo apuntado con un arma, amenazado por el mismo chico que hace unos segundos parecía, pues diferencia.
— ¡Soy Kageyama Tobio acabo de llegar al pueblo me encantó como cantaste ahí afuera y necesito saber tu nombre!— preso del pánico, el miedo y la emoción, soltó en un hilo de voz, quedándose casi sin aire.
—Wow, eso fué rápido— bajó su arma — Bueno, bienvenido al pueblo, gracias por el elogio y... mi nombre es Shoyo, Hinata Shoyo—
Si no fuera por la increíble deshidratación que sufría, Tobio habría llorado. Una persona no puede ser tan felíz con sólo saber el nombre de otra. Otra persona que no sea Tobio, quizá.— Bien, ahora creo que deberías irte si no quieres morir—
— ¿Qué?—
— Papá no está ahora, o sino jamás hubieras cruzado esa puerta— apuntó el lugar por el que llegó Tobio— pero está...—
La puerta se abrió de una patada y el "amable" camarero entró con una escopeta que decía metafóricamente "Matar a Tobio. Disparar en la cabeza" en todas partes.
— ¡Tadashi, no!, ¡No lo dispares!— Pidió Shoyo. Haciendo a Tobio suspirar de alivio. — ¡Al menos no aquí!— El alivio de Tobio voló lejos. No sabía si sobreviviría a la aparición de otra arma, o a la aparición de otra persona.— ¡Tu!— Gritó Yamaguchi, hacia Tobio.
— Si—Respondió, si hacer contacto visual.
— Vete de aquí, antes de que otro quiera hacer volar esa cabeza vacía tuya, ¡Y no vuelvas, nunca!— caminó hacia la puerta trasera, haciendo temblar el piso bajo sus pies con cada paso. Kageyama siguió el resto de indicaciones y terminó en la calle otra vez.
Dió un par de pasos, y algo le dijo que volteara. Lo hizo, y se encontró con Shoyo, sonriendo, saludando con sus manos, agitándolas. Tobio devolvió el saludo también con la mano y una sonrisa cansada, pero sincera y acalorada.Volvió con el tipo que cuidaba a su caballo, y en algún momento terminó comiendo y bebiendo con él. Supo que su nombre era Kenma Kozume, tenían casi la misma edad y también le ofreció alojamiento.
— ¿Sabes?, En realidad te mentí hoy—
— ¿Qué quieres decir?—
— Pero tu también eres muy idiota. Nadie pagaría más dinero para que su caballo duerma mejor que el—
— ¡¿Cómo que me mentiste, Kenma?!—
— ...El alquiler del establo, en realidad solo es 200 la noche, pero ya que me pagaste más te ofrecí un lugar para dormir aquí. Si lo piensas, bien fuí muy generoso y amable—
— Eres un sin vergüenza, esa es la verdad... pero la comida está deliciosa—
— Gracias—Esa noche Tobio durmió mejor de lo que esperaba. La cama no era tan incómoda y tampoco tuvo pesadillas con todo lo que le pasó en una tarde.
Como disculpa, Kenma hizo un precio especial tanto para él como para Huracán, así tendría más tiempo para pensar si seguir el viaje o quedarse en ese pueblo de locos.
Entonces pensó en Hinata cantando, en él sonriéndole desde esa ventana mientras lo saludaba.
— No es tan malo aquí, sólo debo... acostumbrarme— comentó, sentado en la galería, mirando los establos en el amanecer
— Si quieres quedarte sólo por Hinata Shoyo, entonces te recomiendo que sigas tu viaje— agregó Kenma apareciendo por la puerta.
— ¿Por qué dices eso?—
— ¿Crees que eres el único enamorado de ese chico? Si no te rindes, entonces su padre te obligará a hacerlo—
— ¿Qué significa?—
— Significa que su padre es un demente. Lo cuida como si fuera oro, sin embargo lo usa para ganar dinero en un bar de mierda. Y los que son como tú son su mayor temor—
— ¿Como yo?—
— No eres del pueblo, sólo estás de paso. Si su hijo se interesa en ti, o al menos tiene un poco de curiosidad, no podrá hacer nada contra él, pero si contra ti. Matará si eso debe hacer para que no se lo lleven—
— Eso es cruel, aunque él se veía muy felíz anoche, cuando cantaba, parecía tan liviano, como una nube—
Kenma lo golpeó en nuca.
— ¡¿Q-qué te pasa?!—
— ¡Escúchate! Estás taaan enamorado que podrías morir—
— ...si, podría morir—
— Entonces no mueras— avanzó hacia los establos mientras hablaba de espaldas a Tobio — Conquista al chico cantante y vive por mucho tiempo—Día 1 en Karasuno: Tobio encontró un amigo sin vergüenza.

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Our song
FanfictionMúsica country, armas, un pueblo dejado en el olvido y Tobio tratando de atrapar el corazón con la voz más bonita del mundo.