Él y Yamaguchi eran los únicos dentro del bar, pero el olor a comida y alcohol, la energía de las personas y los ecos de la música de Shoyo y su grupo aún se podían sentir como en el momento.
Tobio, parado en el mismo punto desde el que vió a Shoyo por primera vez, sintió una revolución en su corazón que luego pasó a su estómago y -gruuu, gruuu- en el silencio, su barriga mañanera sin desayuno hizo lo mismo que cuando llegó a Karasuno.
–– Ah, no soy el único hambriento. Traje esto. Atrápalo–– Yamaguchi lanzó una bolsa de cartón a las manos de Tobio. Una atrapada limpia. Lo que había dentro se sentía lleno y muy apetitoso.
— Diría "No te hubieras molestado", pero en verdad estoy felíz de que lo hicieras— y se metió una bola de carne a la boca.
— Compré esto porque tiene mucha proteína y hierro, y si vas a estar de pie todo el día necesitas energía—
— ¿De pie todo el día?— tragó el último bocado y acomodó su garganta — ¿Qué es lo que haré exactamente?—Tobio se pasó casi toda la tarde del día anterior pensando en los posibles lugares que podría ocupar, y cuando Yamaguchi mencionó que el plan era que pudiera estar cerca de Shoyo, su mente voló hacia pensamiento como...
— Tal vez seré su secretario, o limpiaré su casa, ¡Ah!, ¿Imaginas que mi trabajo sea darle agua cada vez que termine de cantar?—
— Ay por favor, te pondrán a limpiar los baños de clientes. Deja de soñar en grande o te dolerá más la decepción que las rodillas por estar tirado lustrando retretes—
— Kenma, ahora entiendo porque vives completamente solo. Pobre de ti—
— ¿Quiere que suba el precio a 3000?—
...— ¡Tobio!, ¿Estás sordo o qué?—
— Ah, no, perdón. Me perdí en mis propios pensamientos—
Fué más cerca de Yamaguchi y este le entregó una caja llena de papeles.
— Esto es lo que harás—
Tobio no entendió hasta que tomó uno y se dió cuenta de que no eran sólo papeles, eran entradas para el bar.
— ¿Cobrarán entradas?—
— Sólo los sábados. A partir de este fin de semana Shoyo sólo actuará los sábados, pero será toda la noche—
— ¿Y que hay del resto de días?—
— Será lo mismo de siempre. La única diferencia es que la banda tocará sin Shoyo y su guitarra—
— ¿Por qué tomaron está decisión?—
— Fué idea de Shoyo. Él nos pidió que quiere descansar, pero tampoco quiere dejar de tocar música para la gente—
— Él se ah estado esforzando tanto...— Tobio se dió cuenta de que acababa de conocer algo nuevo de Shoyo, y que también se enamoró de eso.
— ¿Sólo con pensar en él te sonrojas?—
— ¿Qué?—
— Tu cara es obvia, sonríes como el idiota que eres y también estás rojo hasta las orejas. Si que te gusta mi primo, eh—Aprovechando que el lugar estaba casi vacío, Yamaguchi le enseñó a Tobio cada rincón del bar, para qué se utilizan ciertas cosas, cómo se usan. Todo en caso de urgencias.
— Ah, olvidé contarte la mejor parte de tu tarea, Tobio—
— ¿Aún hay más?—
— Si te estás quejando antes de decirte significa que de verdad no te interesa ésto—
— Por favor dime, te escucho—
Yamaguchi estaba de espaldas a la vista de Tobio. Ambos se quedaron rodeados de un silencio dramático y hasta un poco aterrador. Tobio comenzó a sudar frío. Una gota de sudor recorrió su nuca...
— Shoyo...— Empezó Yamaguchi, de la nada.
Una segunda gota en su frente...
—... irá...—
Tercera gota en la columna...
—...contigo. Para que así se vendan más enteradas, él de verdad atrae a las personas. Además estará con un tipo grande como tu, y estará bien, estoy seguro que el tío Shiro lo aprobará— cuando terminó de Hablar se dió la vuelta y vió a Tobio con cascadas por ojos en su cara.
— ¡Vas a mojar todo el piso, Tobio!—Las ocho de la mañana y los empleados de la parte de desayuno ya estaban listos para recibir clientes mientras Tobio limpiaba la entrada, con el mismo trapo que uso Yamaguchi más temprano para secar sus lágrimas del piso.
— Lo que entendí fué que Tadashi no te quiere aquí—
Tobio soltó el escurridor y volteó velozmente, para encontrar a Shoyo detrás de él.
— Hola...— Se prometió a si mismo no ser un idiota delante de Shoyo, pero decir lo que acaba de decir y de la manera en la que lo dijo, lo hizo parecer un maldito enfermo.
— Ah, Shoyo, ¿Sabés algo nuevo sobre tu papá?— habló Yamaguchi desde la cantina.
— Eso venía a decirte. Acabo de hablar con él, dijo que hace casi una hora pasaron la frontera—
— Entonces está llegando...— dejó el último vaso reluciente en su lugar y llamó a Tobio. Él se acercó y Yamaguchi puso una mano en su hombro.
— Se tu mismo, ¿Si?—
— Fuí yo mismo y me amenazaste con una escopeta—
— No importa lo que yo haya hecho—
— Shoyo me apuntó con un arma. Él tiene una maldita pistola, lo sabes, ¿No?—
Yamaguchi con sus manos sobre los hombros de Tobio, miró hacia abajo, luego arriba y tomó aire para luego soltarlo todo. Estaba nervioso.
No quería que Shoyo siguiera encerrado y en Tobio vió la salida que ah estado deseando.
Shoyo era lo más importante en su vida, era casi como su hermano menor, y verlo cansado, a veces triste... no lo soportaba.
— Entonces tu toma el arma, dispara primero—
— ¿De verdad quieres que mate a tu tío?—
— ¡No hablo de un arma real! ¡Lo digo en sentido metafórico!—De pronto, dos caballos pararon frente al bar, captando la atención de todos.
Salieron afuera. Tobio detrás de Yamaguchi.
Shoyo salió sonriente, listo para darle la bienvenida a su padre, pero se frenó cuando vió que no llegó solo. Su rostro y el de todos era igual: “¿Quién es esa persona?”
Un hombre rubio de sombrero bordo bajó del carro junto a Shiro.
— ¡Shoyo!, ¿No saludarás a tu papá?—
— ¡Claro que sí!—
Caminó hasta él y se unieron en un abrazo.
Shiro estaba muy felíz de ver a Shoyo. Preguntó cómo estaba, qué hizo durante su ausencia y por el estado del bar.
Luego, el tipo rubio se asomó.
— Oh, casi lo olvido. Shoyo, él es Atsumu Miya—
— Tu papá me habló mucho de ti, Shoyo. Se nota el gran aprecio que te tiene. Es un placer al fin conocerte— saludó, con voz tranquila, estrechando su mano con Shoyo.
— Si, gracias—
— ¡Tadashi, prepará unos tragos, estoy seguro que no soy el único sediento!— reclamó.
— ¡Enseguida! — y fué a hacer lo pedido.
Tobio se quedó parado en la galería, simplemente viendo toda la escena. Fué realmente incómodo.— Shoyo no quería saludar a ese sujeto y aún así lo hizo, el viejo no se molestó en preguntar por Yamaguchi y los empleados— pensó — Y lo peor de todo... ¡Está pasando frente a mi y ni siquiera me notó!— Tobio no podía creerlo.
Prefería mil veces que lo hechara a que lo ignore como lo hizo.
— ¡Me llamo Kageyama Tobio y soy nuevo, es un placer conocerlo señor..! — olvidó su nombre —¡padre de Shoyo!—
Todos giraron en dirección a Tobio en cuanto lo escucharon, menos Shiro. Él se tardó un par de segundos más.
— Trabajas aquí, ¿Y no sabes mi nombre?— giró en dirección a Yamaguchi — ¿Quién es este payaso?, Tadashi—
— Ya lo dijo, se llama Kageyama To—
— ¡¿Quién es?!—
— ¡Es quién me está ayudando!—
Todos los ojos fueron puestos en Shoyo, y esta vez Shiro fué el primero en llegar.
— ¿Con qué?—
—... Canciones. Él, me ah estado ayudando a escribir canciones— mintió.
— Pero también ayuda en el bar— agregó Yamaguchi.
El lugar era tensión pura. Shiro miró a Tobio durante un minuto entero sin parpadear, serio y duro como roca. Pero Tobio no bajó la cabeza, se mantuvo recto y sin parecer arrogante. Valiente y respetuoso.
— Lo que sea. Pero me sorprende Shoyo, que tú no puedas hacer una canción solo, cuando vives escribiendo en tu pequeño cuaderno—
— Si, pero...— empezó con la mirada gacha— nunca sé cómo terminarlas — y terminó mirando a los ojos de Tobio.
— Está triste— pensó Tobio. Su pie derecho se movió en un reflejo de querer correr. Correr para tomar a Shoyo, llevarselo dónde sólo puedan estar ellos y su guitarra. Y ayudarlo a terminar esas canciones.— Muy bien. Atsumu, ven por aquí por favor. Shoyo, tu también— ordenó Shiro.
Los tres entraron en la casa, dejando a los demás con una gran duda, además del peso en el aire.
— Tobio, ven conmigo— Dijo Yamaguchi, detrás de él.
Tobio lo siguió hasta afuera.
— ¡¿Qué... mierda fué eso?!— en un grito susurrado sacudió a Tobio.
— No sé, no sé, no sé —
— ¡Ahora tienes que fingir ser un... un puto escritor!—
— Bien, ya cálmate. Tu no eres así—
— ¡Eso es mierda, así soy siempre!—
— Es verdad. Pero hey, mira el lado bueno. Podré estar mucho más tiempo con Shoyo—
— ¡¿Eso es todo en lo que puedes pensar?!—
— Pues, si—
— Oye, sé que estás enamorado, pero no puedes arriesgar a Shoyo por eso. Piensa un poco en como tus palabras y acciones afectan a los demás—
— Pero nada malo podría pasarle a él, estamos hablando de su padre, que por cierto lo ama muchísimo—
— No, idiota. Shiro sólo es peligroso para ti por ahora. Del riesgo que hablo para Shoyo, es el tal Miya—
— Oh, tienes razón. Pero, si fuera realmente peligroso, Shiro jamás lo dejaría acercarse tanto a Shoyo—
— Es por eso exactamente que me da un mal presentimiento. Piensa, ¿Cómo es posible? Shiro se va a comprar simples medicamentos y vuelve con un tipo que sólo él conoce, claro, porque no es de aquí. Y estoy seguro de que ni siquiera él lo conoce realmente—
— Bueno, creo que Shoyo también siente lo mismo que tú —
— ¿Cómo?—
— Cuando saludó a Atsumu, él estaba notablemente incómodo. Pero lo hizo por respeto, supongo. Y ahí dentro también, cuando mintió sobre mi, él me miró con unos ojos que... pedían ayuda—
Yamaguchi pensó un poco, miró sus pies y luego a Tobio.
— Quizá él ya sepa algo. Se mantenía en contacto con su papá, por teléfono—Tobio entendió que debía aprovechar la mentira. Desde ese momento él era el supuesto ayudante de Shoyo, lo que le daría la oportunidad de estar con él y claro, hablar.
Entonces, al saber la verdad detrás de Atsumu, él, Yamaguchi y Kenma si llegase a ser necesario, harían lo que estuviera a su alcance para hacer que Shoyo esté tranquilo. Y en caso de Tobio, él no daría lo posible, él daría hasta lo que no tiene.

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Our song
FanfictionMúsica country, armas, un pueblo dejado en el olvido y Tobio tratando de atrapar el corazón con la voz más bonita del mundo.